"Hay que repensar nuestras formas de representación, de organizarnos, los formatos pedagógicos, el vínculo que establecemos con el medio, desde qué perspectiva lo hacemos", afirmó ayer el rector electo de la UNR, Franco Bartolacci. El ex decano radical de la Facultad de Ciencia Política, acompañado por el decano de Odontología y referente del milletismo, Darío Massía, se impuso por 184 votos a 57 a la fórmula encabezada por el ex decano socialista de Bioquímica, Esteban Serra, y Pablo Arias, que se presentó tras la decisión de la ministra de Educación, Claudia Balagué, de bajar su candidatura minutos antes del comienzo de la Asamblea Universitaria realizada en el auditorio de la Facultad de Ingeniería. Anticipando el perfil reformista que le dará a su gestión a partir del 6 de agosto, Bartolacci dijo que priorizará la revisión de muchas cláusulas del estatuto de la Universidad para avanzar con los cambios que reclama la comunidad universitaria e impulsará un espacio institucional "jerarquizado para los sectores nacionales y populares que acompañaron, la idea es repensar todo el organigrama de la Universidad".

Tras conocerse el resultado de la votación, y de celebrar animadamente el triunfo con la militancia; el rector electo de la UNR, que reemplazará a Héctor Floriani luego de un trabajoso acuerdo, señaló en una entrevista conjunta con los medios gráficos de la ciudad que encabezará una "gestión proactiva, con mucha iniciativa y escuchando a todos los actores". De este modo, Bartolacci pareció tomar nota rápidamente de varios de los reclamos y críticas, particularmente las relacionadas con las nuevas alianzas en las que se decidió bajar la candidatura de Floriani, que se colaron en los debates durante la Asamblea Universitaria.

-¿Cómo piensa encarar estos reclamos?

-Vamos a impulsar junto a Darío Massia, José Goity, y los representantes del espacio nacional y popular de la UNR el compromiso de hacer una gestión que va a escuchar a todos los actores. La UNR ya asumió el compromiso de avanzar en el reconocimiento de la ciudadanía universitaria para las escuelas medias. Pero mi compromiso es que en la próxima reunión de la Asamblea Universitaria, y en función de la síntesis que alcancemos colectivamente, porque eso implica una reforma del estatuto, avancemos decididamente en consagrar ese derecho por tanto tiempo postergado. Queremos asumir pensando en una universidad de excelencia, reformista, popular, comprometida con su tiempo y feminista. Vengo de una Facultad donde orgullosamente, y esto no es un logro personal si no de la comunidad en su conjunto, pudimos impulsar una agenda de política de género transformadora y pionera para la Universidad nacional, no sólo de Rosario si no de todo el país. Desde el gobierno de la Universidad vamos a garantizar políticas activas, programas, recursos, para hacer de la UNR un espacio libre de violencia.

-¿En el estatuto también está el tema del voto directo de las autoridades?

-Creo que hay que revisar en su conjunto el estatuto de la Universidad que es relativamente nuevo. Nos tiene que dar orgullo la letra madre de nuestra Universidad. Fue la primera en reconocer, en la década del 80, la igualdad docente estudiantil que después tuvo que modificarse por la Ley de Educación Superior, el reconocimiento al personal no docente y la incorporación del cogobierno. También fue pionera cuando tuvimos que hacer la reforma del 98, consagrando el ingreso libre y la gratuidad en respuesta al avance en la década del 90 sobre las universidades nacionales. Ahora tenemos la posibilidad de volver a revisar muchas cláusulas para un tiempo que cambió mucho. Hay que repensar nuestras formas de representación, de organizarnos, los formatos pedagógicos, el vínculo que establecemos con el medio, desde qué perspectiva lo hacemos. Hay que sacudir la modorra que tenemos los universitarios, muchas veces estamos propensos a recostarnos sobre nuestra zona de confort.

"Hay que repensar nuestras formas de representación. Muchas veces

estamos propensos a recostarnos sobre nuestra zona de confort".

-Le tocará un contexto nacional de mucho ajuste, una cuestión vinculada con los reclamos por la deserción estudiantil, 21 mil menos al año.

-En los próximos cuatro años la línea de gestión institucional va a ser trabajar para que lleguen a la Universidad Pública los que hoy todavía no llegan, generando nuevos trayectos de formación que hoy no propone la UNR, garantizando condiciones para que jóvenes de sectores más vulnerables de la sociedad puedan acceder a la educación de excelencia y calidad, como las que se brindan en nuestras escuelas medias, y en nuestras facultades. Hay que entender que hay mucha gente que hace un enorme esfuerzo para que nosotros tengamos el privilegio de llamarnos universitarios. Y eso que nosotros defendemos como un derecho, que es el acceso a la educación superior, implica también una enorme responsabilidad por esa gente que hace ese esfuerzo y que quizá no pueda venir nunca a la Universidad o mandar a sus hijos, tenemos que lograr que puedan ingresar a la Universidad Pública. El contexto que atravesamos es muy complejo.Tenemos claramente una perspectiva reformista en torno a cómo entender y pensar la Universidad Pública, eso implica defenderla, defender la dignidad del salario de los trabajadores de la educación y acompañar los reclamos para garantizar esa dignidad. No hay decisión más transformadora que la de invertir en educación, ciencia y tecnología.

-¿Su modelo de gestión será similar al que tuvo al frente de la Facultad de Ciencia Política?

-Tiene que ver con esta decisión de escuchar mucho, de tender puentes, de generar espacios colectivos, de discutir entre todos y reconocernos en la diferencia, será el matiz que trataré de imprimirle a la gestión institucional, esa idea de pintar la aldea para pintar el mundo.