La nueva cara de la izquierda de Perú se llama Verónika Mendoza. Esta mujer de 38 años, madre, lidera el movimiento Nuevo Perú. Mendoza se define feminista, se declara a favor del aborto legal en un país donde la interrupción del embarazo sólo está permitida en caso de riesgo de salud para la madre. La ex candidata a la presidencia forma parte de una nueva generación de políticas que plantean una continuidad, pero también un nuevo comienzo en el camino allanado por lideresas progresistas de nuestra región durante la última década.
“Los progresismos latinoamericanos reivindicaron y recuperaron nuestra soberanía territorial, política y económica. Eso es algo en lo que no podemos retroceder, no podemos volver a ser nunca más el ‘patio trasero’ de nadie, ni con bases militares ni con deudas absurdas e impagables. Fue importante la fuerte redistribución de la riqueza, la reducción de la pobreza y la expansión de derechos. Eso debe continuar”, sostiene Mendoza. Pero enseguida plantea los aspectos clave de su proyecto: “hay temas en los que se debe avanzar de forma audaz como en la diversificación de la economía, superando la dependencia del sector extractivo, conquistando más derechos de las mujeres y la comunidad LGBTI y profundizando la democracia: que sea más participativa y más transparente”.
Mendoza fue candidata a la presidencia en 2016 por la coalición de izquierda Frente Amplio (FA). Obtuvo el tercer lugar con el 18,7 por ciento de los votos, detrás de Keiko Fujimori (39 por ciento) y Pedro Pablo Kuczynski (21 por ciento). Este último ganó el ballottage. Un año después de los comicios, el FA se escindió: la joven dirigente entonces encabezó el Nuevo Perú, que cuenta con diez congresistas. En una breve visita a Buenos Aires, donde Mendoza se encontró con referentes de Ni una Menos, afirma en diálogo con PáginaI12 que Keiko Fujimori no defiende los derechos de las mujeres. “El fujimorismo es el principal abanderado de un discurso conservador, que busca sacar de la educación la idea de igualdad, siembra odios y miedos en la ciudadanía” dice con voz firme y cálida.
La hija del dictador Alberto Fujimori cumple prisión preventiva desde noviembre pasado por un caso de lavado de dinero relacionado con el financiamiento oculto de su campaña electoral de 2011, que involucra a la constructora Odebrecht.
Perú necesita un cambio de reglas de juego, una ruptura con la política tradicional, advierte Mendoza, que plantea una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna heredada de Fujimori padre. Señala como su referente a Javier Diez Canseco, un emblemático dirigente de la izquierda durante tres décadas, fallecido en 2013. “Un político peruano corajudo, siempre dispuesto a poner a corruptos y mafiosos en su sitio”. Hoy en su país la corrupción parece enquistada en una clase política con una acotada variedad de ideas. El caso Odebrecht salpicó a cuatro ex presidentes: Alan García (quien se suicidó cuando iban a detenerlo), Alejandro Toledo (prófugo), Ollanta Humala (procesado) y el mencionado Kuczynski (preso).
“No solo hablamos de todos los últimos ex presidentes elegidos en democracia involucrados en casos de corrupción, sino de prácticamente toda la clase política tradicional, y también la empresarial. Es un drama nacional”, afirma Mendoza. Al mismo tiempo, piensa que la crisis de gobernabilidad, a la que aún no se le ha encontrado una salida, es una oportunidad. “Estamos ante una oportunidad histórica, porque esta corrupción no es nueva, obedece a un sistema y reglas de juego que la han permitido, más allá de las responsabilidades individuales. Tenemos la responsabilidad histórica de que estas reglas no se repitan”.
Mendoza fue parte del Partido Nacionalista de Humala, pero en 2012 se distanció. El detonante fue la brutal represión a campesinos que se manifestaban contra un proyecto minero por sus daños ambientales en el departamento de Cusco. Hubo cuatro muertos. Explica Mendoza que el proyecto de Humala había generado una enorme expectativa de cambio en la ciudadanía, sobre todo en los sectores populares, pero que traicionó a ese electorado. “El gobierno nacionalista muy prontamente terminó traicionando lo que prometió, de hecho eso llevó a que antes de que Humala cumpliera el año de gobierno, yo como congresista renuncié a la bancada oficialista y al partido, no tanto porque se hubieran exhibido las denuncias de corrupción, sino porque había traicionado la propuesta de cambio y el gobierno de Humala se terminó arrodillando ante los intereses empresariales y transnacionales”.
Oriunda de la región andina de Cusco, donde vivió su infancia, Mendoza habla quechua, además de francés y español. Estudió Psicología y Antropología en Francia. Esta mujer cuenta con aceptación de la ciudadanía, en momentos de desencanto con la clase política. Mendoza señala que la movilización popular viene siendo clave en la cruzada contra la corrupción. “Cada vez para más peruanas y peruanos queda claro que no podemos seguir con estas instituciones que se caen a pedazos, que se pudren por dentro. Hay que ir a cambios de fondo de las reglas de juego, pensando en nuevos valores para refundar la República, saliéndonos de la lógica mercantilista”, insiste esta férrea opositora a las políticas neoliberales.
Mendoza reflexiona sobre el futuro para los progresismos en la región. “Es un desafío para las izquierdas hoy no solamente volver, sino actualizarse. Nosotros pensamos en Nuevo Perú que somos parte de una generación en continuidad de los progresismos latinoamericanos, pero también de ruptura. Que se reconocen y reivindican los enormes avances que hubo aquí en Argentina y en otros países en términos de recuperación de soberanía, de expansión de derechos, pero también hay temas, agendas, y actores de la ciudadanía que esperan más en términos de democratización y de economías más sostenibles”.
Sobre la vuelta de Cristina Fernández de Kirchner a la arena electoral como precandidata a la vicepresidencia, Mendoza afirma que es un “gesto audaz, que habla de una capacidad de poner por delante un proyecto político antes que el interés particular”. La ex candidata explica que le genera expectativa e interrogantes. “Lo que está por verse es si la coalición que se está planteando garantiza los cambios de fondo que el pueblo argentino demanda, si la amplitud no hará perder la profundidad, si los diversos pactos no diluirán las propuestas. Depende de CFK, pero también de las fuerzas y organizaciones sociales populares que puedan presionar desde abajo para que sus agendas se mantengan.”
El año 2021 encontrará a Perú conmemorando el bicentenario. Se cumplirán dos décadas de la recuperación de la democracia y además habrá elecciones presidenciales. Confluyen las líneas históricas. Mendoza apuesta por que la salida a esta crisis sea democrática y por izquierda. Se proyecta dando esa pelea, avanzando con aires renovados por la senda en la que otras mujeres dejaron su impronta.