El sol, violento y salvaje, se derrama, sobre el asfalto, en lluvia dorada de polvo”. Esa belleza de pasaje corresponde al comienzo de Los inocentes (1960), libro del peruano Oswaldo Reynoso. Y tal vez un poco así se encuentre el barrio San Isidro, en Lima, en esta media tarde de febrero, a pesar del cielo muchas veces cenizo de la ciudad: “¡Ah! Nos ha tocado un lindo calor. Un veranito bien sofocante, así estamos. Toda la gente yendo para la playa. Y en Argentina también, ¿no? Yo he estado en el verano ¡y es fuerte!”. Quien habla es Manuel Pecho, bajista de Cumbia All Stars. “El proyecto lo pensaron dos jóvenes, un francés y un peruano que juntaron a unas veinte personas, todos músicos que habíamos grabado durante las décadas del 60 y 70, en grupos emblemáticos de la música peruana de esa época. Y aquí nos volvimos a encontrar con muchos, después de tanto tiempo. Con algunos ya habíamos tocado pero no en una banda, como ahora. Recién volvimos a tocar juntos con este proyecto”.

El peruano y el francés en cuestión son José Rodríguez y Lionel Igersheim, respectivamente. Ambos encabezan una productora y montan un festival del mismo nombre: Selvámonos. El encuentro –que tiene lugar en Oxapampa, en la incipiente selva a casi cuatrocientos kilómetros al este de Lima– se viene realizando desde 2009 y por allí pasaron, entre otros, Chico Trujillo, Celso Piña y Onda Vaga. Fue allí, justamente, donde Cumbia All Stars hizo su debut en 2012. La agrupación se completa con César Nicho y Lucho Reyes en guitarra, Dante Reyes, batería; Ernesto “Sanguito” Cadenas y Héctor “Chiquito” Mattos en percusión y Lucho Carrillo en voz.

Buena Vista Social Club, Travelling Wilburys, Them Crooked Vultures. Poco más acá o más allá de lo justa que pueda resultar la comparación, Cumbia All Stars bien puede inscribirse en esa tradición: la de un súper grupo en el que referentes y grandes nombres del género se encuentran y dan forma a algo nuevo. En este caso, nombres esenciales de la cumbia y la música peruana: todos ellos han fundado, tocado, participado y demás en los discos y grupos más importantes del género. A saber: Juaneco y su combo, Los Beta 5, Los Diablos Rojos, Manzanita y su conjunto, Los Girasoles y Los Hijos del Sol, entre otros.

“Cuando nosotros nos juntamos en 2012, empezamos a ensayar algunas canciones de las agrupaciones de aquel tiempo”, explica Manuel. “Entonces hicimos algunos demos y luego ya nos metimos a grabar cosas que en su época habían pegado. Y también algunas cosas inéditas nuestras. Con ese mismo enfoque de las guitarras eléctricas, el bajo, la percusión y la batería”. Así, en 2014 editaron Tigres en fuga, un combo de once temas, principalmente instrumentales, donde la premisa sonora es esa: música tropical, cumbia sobre todo –aunque hay lugar para el boogaloo y la clave de la salsa–, con guitarras bien al frente, dulzonas, picantes y con un sonido límpido –apenas hay algunos efectos de wah-wah, reverb, poco más–, y también mucho lugar a la percusión. Una musicalidad y una rítmica poderosa que por momentos se acerca a cierta psicodelia. Respetando, claro, la tonada de una época, una propuesta que encuentra su punto de partida y de llegada en ese sonido clásico (algo de ese estilo de guitarras puede escucharse, por ejemplo, en canciones de La Nueva Luna). 

Por más cool y cancheros que puedan entenderse algunos gestos, todos los integrantes de Cumbia All… no fueron ni educados ni criados en Brooklyn o en alguna megalópolis del “primer mundo”. No es impostado su acervo musical: su educación sentimental fue ésta, la que tocaron y escucharon en Lima en aquella época y, también, hasta ayer a la noche. En Tigres en Fuga, además de unos pocos temas propios, revisitan algunos clásicos; por ejemplo: “La danza del barrigón” (de Los Wemblers de Iquitos), “Lobos al escape” (de Los Orientales de Paramonga) y, a pura guitarra y descarga, “Manzaneando” (de Manzanita y su Conjunto).

“En su momento, cuando salió, la chicha le dio otra tonalidad a la cumbia. Nosotros somos músicos de los años 60 en la capital de la cumbia antigua. Siempre seguimos. Sonaban huaynos chicheros pero nosotros seguimos con el mismo toque antiguo, con la cadencia de la cumbia peruana. Le metemos nuestro propio swing, lo que está en el corazón de cada integrante, para que no sea todo tan igual”, explica Héctor “Chiquito” Mattos. Y agrega: “Yo he cumplido cincuenta años de músico. Cada uno tiene también su buena cantidad de años con la música. Nosotros tocamos de todo, no sólo cumbia: hay salsa, merengue, boogaloo. Pero nuestra base primordial, la chamba que nos da, es la cumbia pues”.

Dicen que no conocen, por caso, a Los Palmeras o La Nueva Luna. Pero Manuel Pecho recuerda y cuenta que tocó un tiempo con Darío y su grupo Angora y que conoció a Gilda: “Toqué con ella en Argentina y aquí en Perú también. Te estoy hablando de hace bastante tiempo, ¿si? Yo estuve casi tres años viviendo en Argentina y toqué mucho por allí. Cuando Gilda estuvo en Perú toqué con ella, junto a Toti. Bacana, bien chévere la música de Gilda. Buenísima persona. Y sé que allí en Argentina es ídola por sus canciones.”.

Lo que surge hacia el final de la charla, inevitable, es el nombre de Enrique Delgado Montes. Fundador del mítico grupo Los Destellos, muchos lo reconocen como el mascarón de proa de la cumbia peruana. “¡Ah, pucha! Él fue el verdadero patrón de toda esta onda. Porque en su momento le asignaron un trabajo en la disquera donde estaba y ahí fue donde terminó metiendo la guitarra eléctrica. Fue una persona que hizo un estilo y todo se desprendió de ahí. Falleció hace más o menos quince años. Súper talentoso y dejó un legado inmenso. ¡Debe de haber grabado treinta long play! Es un pionero de la música que hacemos nosotros”. Y Manuel cuenta que están prontos a editar su segundo disco. Y que ya tiene nombre: La vuelta del Tigre. “Ahora, tú te preguntarás ¿porqué eso del tigre? Bueno, pues, es que el tigre es un animal que tiene mucha fuerza, mucha dinámica y está asociado a nuestra música. ¡Y ahora vuelve un poco gordito ya el tigre!”.

Cumbia All Stars se presenta el jueves 16 de febrero en Niceto, Niceto Vega 5510. A las 21.