Un refrán popular dice que el amor duele. También, mucha gente sostiene que el amor es una pelea constante. Y algo de esa idea puede verse en Último round. Fragmentos de una herida de amor, la obra site specific que combina teatro y danza en un gimnasio de box. “Trabajamos en base al concepto del enamorado como un deportista que ejercita el amor”, explica a PáginaI12 Mijal Katzowicz. Esa intriga las llevó a investigar en algunos deportes hasta llegar al ideal para plasmarla en una obra de teatro. “El boxeo ya tiene algo teatral, una característica espectacular y coreográfica”, afirma. Claro: un ex boxeador recuerda un antiguo amor, y ese ir y venir entre pasado y presente permite mostrar una serie de (des)encuentros en estos rounds de amor. “Hay una constante fricción entre la ficción y la realidad, las maneras en que se mezclan y bifurcan en estos fragmentos”, dice la directora sobre la obra que puede verse los domingos a las 20.30 en la Federación Argentina de Box (Castro Barros 83).
Ya hubo en cartel otras obras que retrataban el mundo del boxeo sobre las tablas, pero la novedad que plantea Ultimo round es que esta vez actores y actrices se suben literalmente al ring. “El trabajo fue site specific, la dramaturgia está diseñada específicamente para este espacio”, aclara la directora. Bolsas de entrenamiento, afiches de antiguas peleas, carteles indicadores de las condiciones de entrenamiento y dos rings son el ambiente que encontró para contextualizar su historia. “Por eso el universo poético que se despliega tiene que ver con las características de la Federación Argentina de Box, que tiene una estética particular. Me enamoré de ese espacio”, confiesa la directora, y cuenta que lo que la atrajo del gimnasio fue la idea de llevar allí “el acto amoroso y poetizar el golpe. ¡Cuando vengo de día veo lo que transformamos este espacio!”, ríe Katzowicz.
¿De qué manera plantear lo pugilístico como un hecho teatral? “La esencia del boxeo está en el gimnasio, y había algo que a mí me atraía mucho del cotidiano en el gimnasio con un tratamiento artístico. Ahí se cocina todo, día a día”, detalla Katzowicz. Un espacio armado con un objetivo que debe responder a otras necesidades, casi sin modificaciones. “Todo el tiempo pensaba en planos cinematográficos, cómo trabajar figura y fondo, cómo ese lugar se desterritorializa y se convierte en otra cosa”, se entusiasma. Eso también modifica la experiencia del espectador: un espacio abierto, donde las pocas filas de asientos quedan al desamparo en el lugar donde cientos de boxeadores y boxeadoras amateurs entrenan durante la semana. “Es un arma de doble filo”, analiza la directora. “Por un lado, es un tipo de experiencia diferente; pero por el otro es más difícil contenerlo en términos teatrales, porque no deja de ser un gimnasio”, compara.
El boxeo es una disciplina dominada por hombres: la fuerza es uno de los símbolos tradicionales de la masculinidad. Sin embargo, en una época en la que el movimiento feminista crece en la conquista de sus derechos, en Último round quienes boxean son las mujeres. “Mi idea es que la fuerza que se despliegue sea femenina”, apuesta Katzowicz. “No hay disciplina que desenvuelva mayor homoerotismo que el boxeo: dos hombres peleando semidesnudos, sudados. Quise desplegar eso pero desde lo femenino, con algunos acercamientos íntimos”, propone. Son esos cuerpos femeninos, fuertes y plásticos a la vez, los únicos que realmente boxean. “El personaje que lleva la línea argumental, el ex boxeador, tiene una gama más sensible. Son ellas las que llevan a cabo la fisicalidad de la obra”, concluye la directora.