El Ministerio de Ambiente y Espacio Público anunció sus planes para 2017 que podrían sintetizarse en un pensamiento de su máximo responsable, Alberto Macchiavelli. En lo que refiere a los espacios verdes dijo ante los diputados de la CABA que “la idea es transformar los parques y sumar áreas ambientales con más arbolado y nuevos espacios verdes para que los vecinos puedan disfrutar de una ciudad a escala humana”. Cuando anunció que ejecutaría el 100 por ciento de su presupuesto en el primer año de gobierno de Rodríguez Larreta, quedaba claro que invadiría de obradores las plazas de Buenos Aires en pleno verano. Y todas al mismo tiempo.
Pese a que se lanzó el Plan Verde, mediante el cual desde el estado porteño se realizarán varias obras, las del Parque Patricios, la peatonalización en la zona de Plaza Lavalle o el nuevo Parque Elcano, son generosas en la utilización de cemento. Esto contradice al discurso oficial. El jefe de Gabinete del gobierno, Felipe Miguel, anunció en 2016 que habían invertido en la preservación del espacio público un 50 por ciento más de dinero que en años anteriores. Que también trabajaron en doscientas plazas de la ciudad.
Después del amarillo, el verde es el color al que suelen echar mano los funcionarios de Cambiemos cuando hablan de planes, puntos, espacios y corredores. Aunque resulta complicado mensurarlo, hasta ahora parece evidente que el gris del cemento le va ganando al marketing político pintado de verde. Poco importa si se trata del espacio público y la vida al aire libre. Los porteños siguen escuchando el mismo slogan cuando atienden el teléfono y una voz grabada les dice desde el otro lado de la línea: “Juntos estamos haciendo una ciudad más verde”.