Contra los que piensan en una supuesta batalla cultural ganada por el Pro, un estudio revela que Mauricio Macri no logró imponer sus valores a la sociedad. El Centro de Estudios Metropolitanos descubrió a través de una encuesta que el 40 por ciento de los entrevistados ve al Estado como un generador de igualdad de oportunidades, un 24 por ciento lo concibe como un facilitador y el 19 por ciento como un freno a los sectores más poderosos.
Dirigido por Matías Barroetaveña, el CEM es una iniciativa académica conjunta de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo y las universidades nacionales de Hurlingham y Arturo Jauretche de Florencio Varela.
El estudio se llama “Identidades políticas e imaginarios sociales en el Area Metropolitana de Buenos Aires”, que abarca la Capital Federal y el Conurbano.
Según el CEM, “la forma de entender una serie de problemáticas que impulsa el macrismo y con las que su electorado concuerda no se han convertido en mayoritarias en esta región del país”.
Un ejemplo es la inseguridad. Solo el 22 por ciento atribuye los problemas a presuntas leyes blandas. El 37 por ciento prefiere mencionar la pobreza y la crisis económica.
El orden tampoco es entendido como parecen imaginarlo funcionarias como Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal. El 41 por ciento relacionó una sociedad ordenada con una sociedad más igualitaria. Una cifra superior a los que eligieron las opciones “una sociedad más segura” o “una ciudad donde se pueda circular”.
La Asignación Universal por Hijo conserva el altísimo nivel de aprobación que tiene desde que se creó. Un 59 por ciento está de acuerdo. Más cobertura de seguridad social pide el 47 por ciento. Y el 51 por ciento opina que la presencia de inmigrantes no entraña mayor inseguridad. El problema aparece cuando la pregunta incluye las palabras “planes sociales”. La imagen positiva de esa expresión solo tiene un 33 por ciento, contra un 38 por ciento que la califica con un regular y un 21 por ciento con un negativo. Para el 38 por ciento los beneficiarios de planes son gente que “no quiere trabajar”. Para el 42 por ciento se trata de personas que tienen problemas y necesitan el plan a al espera de reinsertarse en el mundo laboral.
La universidad pública es aún más popular: acuerda con su existencia nada menos que el 82 por ciento de los consultados.
¿Cuál es el principal vehículo para disminuir la pobreza? Según el 53 por ciento, el Estado.
El CEM también descubrió que las posiciones son más tajantes de acuerdo a la identificación con una u otra figura política. El 48 por ciento de los afines con el peronismo o el kirchnerismo piensa que el Estado genera igualdad de oportunidades. Pero respalda esa idea el 29 por ciento de los que se identifican con Vidal.
Otro corte es la edad. El 62 por ciento de los menores de 30 años cree que el actor social más importante es el Estado. El promedio general de confianza en el aparato estatal es del 53 por ciento. Menos (34 por ciento) le asigna la misma importancia a las empresas privadas o a la inversión extranjera.
La cuestión del Estado genera segmentos muy marcados. El Estado es un actor fundamental para el 72 por ciento de los peronistas o kirchneristas y para el 54 por ciento de los que se identifican con Roberto Lavagna. Quienes se identifican con Vidal rescatan al Estado en menor proporción (33 por ciento) que desciende aún más en los que se sienten cercanos a Macri (24 por ciento).
La igualdad como valor produce una grieta inmensa. La mitad de los kirchneristas o peronistas la ve como el valor más trascendente. Solo el 12 por ciento de los macristas piensa lo mismo. Para todos la justicia es un valor más apetecible que la igualdad. Razona o siente así el 43 por ciento, contra un 29 por ciento de igualitaristas.
La igualdad apareció como clave de una sociedad ordenada para el 41 por ciento. Un 19 destacó la importancia del bienestar. Un 15 por ciento la seguridad y un 14 por ciento la libre circulación.
Al consultar sobre valores individuales, el CEM se encontró con un ranking que va de la honestidad (39 por ciento) a la felicidad (10 por ciento), pasando por el sacrificio (25 por ciento) y la solidaridad (21 por ciento).