“Violeta, ¿tomamos un café?”. Lo que podría ser un mensaje informal de una persona a otra fue ni más ni menos que el contenido de un correo electrónico enviado por el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta a una estudiante secundaria de 17 años. El mail se envió desde una cuenta del gobierno porteño a una dirección de correo electrónico interno del colegio al que asiste la joven. Por supuesto, no se trató de una invitación personal, sino de un mail de campaña a través de las redes, el método preferido para los publicistas del PRO. A su padre, el periodista Diego Pietrafesa, no deja de llamarle la atención que un mail de carácter proselitista fuese enviado a una menor de edad y a un correo que no dio a ningún estamento público.
“Estábamos tomando la merienda ayer cuando mi hija Violeta me dice en tono jocoso que Larreta la invitó a tomar un café, y me mostró el teléfono”, narró Pietrafesa a este diario. El periodista sacó una foto a la pantalla del celular de su hija y divulgó la imagen en Twitter, donde se viralizó. El colegio privado de Palermo al que asiste la menor tomó cartas en el asunto, luego de remarcar que no dio los datos del mail interno al gobierno porteño: el lunes constatarán si otros alumnos del establecimiento recibieron el mail. Si se confirma lo afirmado por el colegio, el Gobierno de la ciudad tendrá que explicar como obtuvo esa dirección de mail.
“El correo del colegio es interno, lo usan alumnos y profesores, por eso esto es llamativo, incluso el dominio tiene el nombre de la escuela”, siguió Pietrafesa. Su hija abrió el mensaje apenas lo recibió porque es el único correo que utiliza. “La mayoría de los alumnos tienen otras cuentas, solamente abren el mail del correo en la semana por temas de estudio, por eso hay que esperar al lunes para saber si fue un mensaje masivo a otras cuentas de mail del colegio”, afirmó su padre.
“Me estoy asesorando para ver qué hacer. Alguien tiene que explicar cómo es que un mail interno integra una base de datos”, agregó Pietrafesa, quien desde que vio el mail se cercioró de no haber dado nunca el correo de su hija. “Renovó el DNI el año pasado y no dejó el mail; y la SUBE la sacó con mi DNI, a ni nombre”, explicó.
A eso se suma una paradoja. Violeta Pietrafesa está entre los miles de jóvenes de entre 16 y 18 años que pueden optar al voto y no figuran en los padrones. Lo mismo que un 30 por ciento de sus compañeros de colegio. “El Estado se preocupa en tener el mail privado de mi hija, pero no de garantizarle el derecho al voto”, cerró su padre.