Hoy se cumple el 30 aniversario de la masacre de la Plaza de Tiananmen en Beijing. Recordado en China con el eufemismo del “incidente del 4 de junio”, ese día a principios del verano de 1989 representó los hechos más sangrientos de la historia política moderna.
Cientos de civiles fueron asesinados por el Ejército Popular de Liberación, que cuenta con 200.000 efectivos, en una brutal represión contra los manifestantes estudiantiles en favor de la democracia que provocaron conmociones en todo el mundo.
Los militares habían sido llamados después de que el gobernante Partido Comunista de China (PCCh) de Deng Xiaoping declarara la ley marcial en la capital, buscando terminar con seis semanas de manifestaciones en todo el país. Un millón de jóvenes chinos habían ocupado el famoso punto de referencia para organizar huelgas de hambre y exigir el fin de la corrupción estatal, una mayor transparencia y mayores libertades civiles tras la muerte del dirigente reformista Hu Yaobang el 15 de abril.
Las manifestaciones en la Plaza de Tiananmen resultaban ser una vergüenza para el gobierno chino antes de la visita del primer ministro soviético Mijail Gorbachov, cuya llegada llevaría a China a la atención de los medios de comunicación mundiales, de ahí la repentina urgencia de limpiar las calles.
Después de intentar utilizar métodos no violentos para dispersar a los manifestantes y luego decirles que tenían una hora para irse, los miembros del 27º Grupo del Ejército abrieron fuego contra la multitud con rifles automáticos solo cinco minutos después. Los francotiradores lanzaron balas desde los techos, las tropas usaron bayonetas para golpear a los heridos y transportes blindados, muchos de los cuales atropellaron a estudiantes que habían unido sus brazos para formar cadenas humanas.
Las excavadoras retiraron los cuerpos para la incineración y la sangre se depositó en las canaletas. Los heridos fueron llevados al hospital en bicicletas.
Mientras que el PCCh insistía en que la masacre era necesaria para evitar un “disturbio contrarrevolucionario”, el presidente de los Estados Unidos, George HW Bush, denunció la violencia y la primera ministra, Margaret Thatcher, dijo que estaba “conmocionada y horrorizada”.
China registró oficialmente el número de muertos como no más de 300, mientras que la Cruz Roja China en el terreno dijo que era más como 2.700. Pero Alan Donald, el embajador de Gran Bretaña en China en ese momento, dijo que el número de muertos era mucho mayor.
En un memo que fue desclasificado en 2017, Alan Donald expresó su creencia de que el número de muertos era realmente de 10.454 y sugirió que el 27 Grupo del Ejército, “60 por ciento analfabetos y llamados primitivos”, había sido especialmente elegido para la tarea por su reputación de obediencia incondicional.
En otro texto recientemente desclasificado, el mismo diplomático había advertido a Downing Street que la masacre era inevitable. “El gobierno chino ha decidido que no hay manera de evitar el derramamiento de sangre”, escribió el 20 de mayo de 1989.
La Plaza de Tiananmen es la más comúnmente recordada por el Hombre del tanque, una de las imágenes de protesta más icónicas jamás registradas: un hombre solitario que sostiene dos bolsas de compras inmóviles en el camino de cuatro tanques. Este extraordinario momento fue capturado por cinco fotógrafos de la prensa extranjera desde los balcones de un hotel que miran hacia los horrores de la plaza. La versión de Stuart Franklin apareció en las revistas Time and Life después de que el rollo de película fuera contrabandeado fuera de China dentro de una caja de té. Charlie Cole, cuya foto ganó la World Press Photo del año de 1990, solo logró sacar su rollo de película después de ocultarla dentro de un inodoro cuando las autoridades allanaron su habitación, lo que lo obligó a entregar un rollo de película falso y firmar una confesión que había tomado fotografías en contravención de la ley marcial. La imagen de Stuart Widener para AP fue la más ampliamente distribuida.
El Hombre del Tanque ha sido identificado como un estudiante de arqueología de 19 años, Wang Weilin, pero su destino sigue siendo desconocido. El secretario general Jiang Zemin negó tener conocimiento de su arresto, pero insistió en que no habría sido atropellado o ejecutado posteriormente. Algunos creen que escapó a Taiwan. Su historia se convirtió en el tema de la obra de Lucy Kirkwood, Chimerica, en 2013.
Hoy en día, la Plaza de Tiananmen nunca es mencionada en los medios chinos y no se enseña en las escuelas. Una mayor presencia policial en el sitio es el único gesto tácito a lo que ocurrió allí hace 29 años.
El artista chino Badiucao también ha inspirado una campaña en las redes sociales para conmemorar el aniversario, alentando a los jóvenes de todo el mundo a vestirse como el Hombre del tanque y posar frente a importantes hitos para expresar su oposición al gobierno de China.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.