¿Quién es en verdad Borja Laudo, ese zaragozano de bigote tupido y mirada risueña que al frente de Bigott suena como un californiano en estado de ácido permanente? Es una pregunta que Borja no está demasiado dispuesto a clarificar. “No me veo como algo explicable”, dice con su voz rasposa, siempre un poco reticente a la autopromoción. “Simplemente soy una persona libre que ha decidido que la música es su camino y tira para adelante.”
Friendly Monsters, su último disco editado este año, es tan solo una de las tantas obras que Bigott suelta con facilidad infantil, dentro de una tupida discografía de canciones de indie-rock y folk psicodélico, de espíritu punk y cantadas en inglés, que pueden recordar la simpleza y autosuficiencia compositiva de Ariel Pink, Mac Demarco o hasta el fenómeno de la creación en masa, R. Stevie Moore.
Borja tuvo su proyecto Comedienne y participó en otros de Zaragoza como Tachenko, Big City y La Costa Brava, convirtiéndose en uno de los paladines más atractivos del indie español, pero dice que resolvió con Bigott su clave creativa: un método de composición sumamente efectivo que él se encarga de proclamar como una verdad revelada. “Una vez que decidí que la mente lo único que hacía era condicionarme y bloquearme, quedó completamente fuera del proceso creativo”, dice el cantante, que esta semana estará tocando por segunda vez en Argentina, con fechas en La Plata, Buenos Aires y Rosario. “Apagar la cabeza es la única manera de que la cosa avance sin bloqueos, natural, y que la esencia se siga manteniendo desde el principio.”
Pese a un hermetismo risueño que mantiene casi a rajatabla, Borja habla de dos momentos reveladores en su vida: el primero fue a los 18, cuando dice que dejó de ser quien quería su familia y se decidió a empezar su propia historia, bien lejos de los parámetros estipulados a su alrededor. “Desde ese punto de despertar me ha sido mucho más fácil conectar con la creatividad y con la música, porque ya no necesitaba agradar a nadie ni explicar lo que sentía, simplemente lo hacía. Una vez que queda destruido el ego, la mente dentro de mí, ya solo hay proceso creativo. No hay una razón que me guíe”, dice Borja.
El otro suceso que describe como clave fue hace ocho años, cuando dejó de consumir drogas y empezó a sentir cómo su propio arte empezaba a ganar fluidez y consistencia. “En el momento en el que estás consciente la cosa cambia porque tu grado de atención y de concentración es máximo, entonces empieza otra película”, explica. “Para mí ese fue otro despertar. Ahora me encuentro bien, tranquilo, en paz, es como si tuviera una sensación de estar drogado pero sin estarlo. Es una pasada.”
¿Dentro de ese esquema creativo, cuán importante crees que sea el humor?
--Si no hay humor yo creo que no hay nada. Si te lo llevas todo a algo serio, enseguida se apaga, se convierte en mala energía. Pero si estás de humor creo que recibes humor y es como se van creando ciclos de buen rollo.
Sos muy old school e incluso ni usás celular, ¿cómo te adaptás a estos tiempos de hiperconectividad?
--Me acuerdo que en los ‘90 era prácticamente imposible para mí encontrar música con la que me sintiera influenciado, a no ser que tuviera gente muy metida en la movida. Era complicadísimo. Y ahora resulta muy fácil: pones Spotify y de ahí te lleva a todos lados, así que no sé... La historia está en que todo cambia y hay que adaptarse. Si ahora es así es porque tiene que ser así. Intento sacar el máximo rendimiento de todo, hasta de la pérdida del CD, del vinilo, de la casete; al fin y al cabo, lo que queda es la música. Creo que lo importante es aceptar el tiempo en el que estás y absorber todo de la manera que sea.
Dentro de tantos cambios, ¿creés que el mundo mejora? ¿Sos optimista?
--El mundo está enfermo... No, perdón. El mundo es la hostia, el mundo es genial, los que estamos enfermos somos nosotros. Tenemos la mente completamente enferma, ya solo pensamos, solo creemos que somos nuestra mente, entonces estamos jodidos. Se ha perdido el amor, la gente solo desea, solo quiere, es una locura. Y envidian y matan por dinero, por un papel, es una chaladura. No veo absolutamente nada de telediarios, de periódicos, de tele, para mí ése no es el mundo: son mentes enfermas que están machacándolo todo.
¿Contra eso creés que el arte tiene algo que hacer?
--Claro, la creatividad y el disfrute... Lo que pasa es que no te puedes enfrentar a eso. Para mí la lucha no es esa. Así como como para mucha gente la lucha es combatir y luchar contra alguien, qué va... yo creo que la lucha está en liberarte tú mismo de tu mente y que no haya nada de todo ese mundo en tu cabeza. Entonces la historia está en que cada uno individualmente destruya esa parte de la mente que hace que todo esto sea una mierda, y entonces volverá a aparecer el amor. Ahí está el cambio, en uno mismo, no en una manipulación general de montones de gente, de mentes; tiene que ser cada uno. En ese aislamiento puedes encontrar el amor y la creatividad.
* Bigott tocará el miércoles 5/6 en Brow Bar de La Plata, el viernes 7/6 en el Xirgu Espacio Untref y el sábado 8/6 en el Teatro Casa Brava de Rosario.