La actividad económica no muestra señales de recuperación y en abril registró una contracción del 6,7 por ciento respecto de doce meses atrás. Las cifras elaboradas por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala acumularon un desplome del 6,6 por ciento durante el primer cuatrimestre del año. El indicador mensual sin estacionalidad, por su parte, arrojó en abril una caída de 0,1 por ciento frente a marzo. “La economía ya lleva más de un año sin poder salir de la recesión. La dinámica de abril refleja un escenario en el cual casi todos los indicadores se encuentran en terreno negativo”, expresa el informe del ITE.
La contracción estimada por los investigadores del instituto contrasta con el publicitado diagnóstico oficial sobre la existencia de una incipiente reactivación. Las mismas estadísticas del Indec habían dado por tierra con ese relato: en marzo la actividad económica mostró una caída interanual del 6,8 por ciento. Fue el peor registro desde diciembre cuando había sido de 7 por ciento y luego de haber tocado el record de Cambiemos en noviembre previo, con una contracción de 7,3 por ciento interanual. Durante marzo el desempeño de la industria manufacturera, con un retroceso interanual del 13,2 por ciento, y del comercio, con un deterioro de 14,6 por ciento, explican las cifras globales y desarticulan el relato oficial sobre la recuperación económica. Las estimaciones privadas evidencian que esa dinámica no se interrumpió en abril.
“La recesión no parece haber tocado el piso”, sostiene el reporte del ITE que ofrece un anticipo para las estimaciones oficiales (las cifras del Indec recién se difunden a fin de mes). La merma del 6,7 por ciento interanual en abril está explicada por caídas en la mayoría de sus componentes. Con la excepción de las cantidades exportadas, que crecieron 4,6 por ciento en abril, el resto de los datos utilizados como insumo profundizó su caída. Sobresalen las caídas en préstamos comerciales, que se desplomaron un 31,5 por ciento, y las cantidades importadas, que se retrajeron 28,5 por ciento. Los dos elementos están afectados por la incertidumbre financiera. Las altas tasas de interés arrasan sobre los créditos y la devaluación experimentada en el año bloquea las importaciones. En ambos casos, el deprimido mercado interno amplifica el impacto financiero y cambiario.
Otro elemento del Indice de Actividad Económica que evidencia el impacto de la crisis sobre la demanda son las ventas minoristas informadas por CAME. El rojo del 13,4 por ciento marcó la decimosexta caída consecutiva del indicador, que para el primer cuatrimestre del año acumuló un descenso del 12,1 por ciento. La entidad empresaria informó que “las ventas en abril se mantuvieron muy quietas, incluso las ofertas agresivas tuvieron poco atractivo y hubo muchos comercios liquidando mercadería al costo, con descuentos de hasta 60 por ciento que absorbieron completamente los empresarios frente a las urgencias de liquidez. Pero los compradores no aparecieron”.
También marcó un retroceso la recaudación de la seguridad social en términos reales. La baja del 14,2 por ciento estimada por el ITE expresa el proceso de destrucción de empleo, ausencia de recomposición salarial y precarización laboral que impacta sobre el dinamismo de la actividad económica.
A contramano de los registros oficiales y alternativos, en el Palacio de Hacienda insisten que la economía muestra señales de recuperación. Apelan a estimaciones optimistas como la difundida por la consultora Orlando Ferreres & Asociados que proyectó para abril una caída de 1,5 por ciento interanual y una mejora mensual sin estacionalidad del 1 por ciento. “Salimos de la zona de caídas de 5 por ciento. Pensamos que en abril la economía retomó el camino que había perdido en marzo. Vemos marzo como un fenómeno transitorio. Pensamos que secuencialmente vamos a ir viendo crecimiento a lo largo del año”, expresó el lunes el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El optimismo oficial es compartido con el FMI, que en su último reporte sobre el país limitó el impacto recesivo del programa de austeridad. El informe difundido en abril revela que la contracción esperada en el nivel de actividad es de 1,2 por ciento para 2019, un recorte en la caída de 0,5 puntos porcentuales frente a los pronósticos de diciembre. Los técnicos del organismo esperan que la mejora provenga de una reactivación del mercado interno aunque las estadísticas oficiales colisionan con sus pronósticos.