La recaudación tributaria registró en mayo una suba interanual del 50,4 por ciento, por debajo de la inflación del 55 por ciento para el mismo período. Significa que los ingresos del Estado en términos reales se achicaron el mes pasado, lo cual es razonable dado el escenario de crisis económica. Esto profundiza la necesidad del gobierno de reducir gastos para cumplir con los compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual también extiende los efectos recesivos sobre la economía y sobre la propia recaudación tributaria. Es el barril sin fondo del ajuste fiscal. La contracara se verificó en las retenciones a las exportaciones que reforzó el Gobierno, que se beneficiaron por el efecto de la devaluación del peso.

El mes pasado, ingresaron 444.250 millones de pesos a las arcas estatales, lo cual implica una suba del 50,4 por ciento frente a mayo de 2018. Entre los principales capítulos de la recaudación se destaca la suba de seguridad social (aportes y contribuciones) en apenas un 32,2 por ciento, lo cual está más de 20 puntos por debajo de la inflación del período. Esa brecha se explica por el retraso de los salarios, que todavía no absorbieron en su gran mayoría los aumentos paritarios, frente a la dinámica de los precios. También impacta a la baja en la recaudación de seguridad social la caída del empleo, que tiene el efecto de achicar el universo de trabajadores sobre el cual se sostiene el sistema previsional. Según el último informe del Indec, los salarios muestran en marzo una suba interanual del 37,3 por ciento, muy por debajo de los precios.

La recaudación del IVA (que explica el 42 por ciento de la totalidad de los ingresos estatales) tuvo una suba del 44,5 por ciento, diez puntos abajo de la inflación. El IVA Aduanero lo hizo en un 46,9 por ciento, mientras que el IVA impositivo, que grava a las operaciones de consumo en el mercado interno, creció un 49 por ciento. La diferencia de recaudación frente a la inflación se explica por el derrumbe de las ventas. Según el Indec, las ventas en las grandes cadenas tuvieron en marzo una baja del 14,5 por ciento y del 16,6 por ciento en los shoppings.

A contramano de los tributos vinculados a la seguridad social y del IVA, la recaudación del impuesto a las ganancias creció un 68,9 por ciento y alcanzó los 129.056 millones de pesos, “apoyado en mayores ingresos de saldos de las declaraciones juradas de sociedades y los ingresos del Revalúo Fiscal, aunque el alza se vio moderada por la reducción de la tasa prevista por la reforma tributaria (al pasar del 35 al 30 por ciento)”, informó la AFIP. Otro impuesto que se considera un buen termómetro de la actividad económica es débitos y créditos bancarios, que avanzó en mayo un 50,6 por ciento, en la línea de la recaudación general.

Las retenciones a las exportaciones tuvieron una dinámica diametralmente opuesta a los demás capítulos de la recaudación. El alza alcanzada fue del 254 por ciento, para llegar a los 38.425 millones de pesos. Ese desempeño se explica a partir de la suba de la cotización del dólar pero también de las nuevas alícuotas para productos primarios, agroindustriales e industriales, ya que a esta altura del año pasado todavía regía el esquema original del gobierno de Cambiemos de reducción de 0,5 por ciento mensual en la alícuota de las retenciones a los porotos de soja y la eliminación de las retenciones en muchos sectores. Por otro lado, otro factor de impulso a la recaudación de las retenciones es la mejora de la cosecha de soja. 

Las retenciones a las exportaciones de pellets de soja generaron una suba de la recaudación de 8406 millones de pesos, mientras que porotos de soja, 3663 millones. Por su parte, los derechos de importación subieron un 62,5 por ciento ya que a pesar de la devaluación que impulsa los ingresos en pesos, se redujeron las cantidades adquiridas al exterior a causa de la crisis. Según las estimación del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), las retenciones a las exportaciones terminarían el año explicando el 20,9 por ciento de las recaudación total.