La muerte de una joven holandesa de 17 años, que padecía un severo cuadro de angustia, depresión y anorexia se transformó rápidamente en una noticia de interés mundial por un detalle que al final fue desmentido. Las primeras versiones sostenían que Noa Pothoven, víctima de reiterados abusos sexuales durante su infancia, habría puesto fin a su vida a través de una eutanasia autorizada por el estado holandés.
En Holanda la eutanasia es legal pero sólo bajo estrictas condiciones. La muerte asistida puede ser solicitada por los pacientes cuando el sufrimiento sea insoportable, no existan perspectivas de mejora y no haya ningún tipo de influencia sobre la decisión. Quien la solicita debe recibir información sobre su condición, las perspectivas de tratamiento y otro médico independiente debe aprobar la solicitud.
En caso de tratarse de un menor de edad es necesario también el consentimiento de los padres. Contrariamente a lo afirmado en la cobertura inicial del caso, el pedido de la joven para acceder a una eutanasia fue denegado.
Sin embargo, la noticia con el dato erróneo recorrió el mundo. Tras consultar con periodistas holandeses, Página/12 pudo constatar que el caso en los medios locales fue tratado de manera distinta que en el resto del mundo.
La explicación es que la noticia fue difundida por la agencia Central European News, que se encarga de replicar notas locales y traducirlas al inglés para que estén al alcance de los medios extranjeros. Según The Guardian, la misma agencia ya había sido denunciada en otras oportunidades por brindar información falsa en sus artículos.
“Hay mucha desinformación en la prensa internacional sobre la trágica muerte de Noa. Sus amigos y familiares quieren que la gente sepa que ella no murió de eutanasia. Le pido a todos los medios que respeten la privacidad de la familia de Noa y le permitan llorar en paz”, pidió la diputada Lisa Westerveld.