El Día del Ejército, el embajador argentino en Haití, Pedro von Eyken, saludó en un tuit al Ejército Argentino “como hijo de un oficial alemán de la II Guerra Mundial”. El rechazo fue tan masivo que el diplomático borró su cuenta de Twitter luego de ensayar una defensa. Al primer escándalo ahora se suma un cruce de cartas con la DAIA, durante el cual Von Eyken afirmó que no puede ser antisemita por tener un amigo judío y tampoco ser racista porque representa al país en una nación cuya mayoría de la población es negra.
En medio del escándalo desatado por su tuit, Von Eyken decidió escribirle a la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas. La carta fue dirigida al titular de la DAIA, Jorge Knoblovits, a quien le manifestó su “estupor” por el rechazo que provocaron sus dichos y le advirtió que "las generalizaciones suelen ser injustas y hasta ofender". En el ínterin, el Ombudsman porteño, Alejandro Amor, había pedido su remoción al canciller Jorge Faurie por relacionar al Ejército con el nazismo, en un tuiteo en el que hablaba de "muchos más momentos ilustres que controvertidos", en referencia al terrorismo de Estado con ribetes negacionistas. En otro tuiteo anterior había aludido a la teoría de los demonios en relación al secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu. Ahora se espera que haya un pedido formal de la colectividad judía al Palacio San Martín para que se lo aparte de sus funciones.
"Por supuesto hubo oficiales alemanes de la Wehrmacht que estuvieron en la resistencia al nazismo, en especial en la nobleza alemana. Entre ellos, quizá el más emblemático fue el coronel Claus Schenk Graf von Stauffenberg, que intentó acabar con la vida de Hitler mediante una bomba, el 20 de julio de 1944”, dice en un pasaje la carta del embajador, y recalca que "no creo que me condene el sólo hecho de ser hijo de un soldado alemán profesional que, entre 1939 y 1945, nada tuvo que ver con el Holocausto".
En la carta reconoce que "a la Argentina después de la guerra llegaron criminales de guerra como Adolf Eichmann y Erich Priebke”, y agrega que “también llegaron alemanes profesionales que estuvieron en el frente obedeciendo órdenes militares". La justificación alcanza su punto máximo cuando dice que "si fuera racista quizá no me sentiría muy cómodo en Haití, donde el 95 por ciento de sus habitantes es de origen africano".
Pero por si fuera poco, agrega: “Finalmente, deseo relatarle que en mi edificio de Belgrano, donde resido cuando estoy en Buenos Aires, mi mujer y yo hicimos mucha amistad con el Ingeniero Ernesto Weinschelbaum y su señora, Lila, que vivían en el piso de abajo. Ambos ya fallecieron pero en vida era tal nuestra amistad que llegaron a invitarnos a una pascua judía, hace ya varios años”. O sea, el viejo argumento del “amigo judío” para deslindar una acusación de antisemitismo.
"Habitualmente comienzo mis cartas con un ‘Estimado’, pero debo reconocer que no guardo estima alguna por usted", comienza la respuesta de Knoblovits. "¿Cómo podría yo explicarle a Usted, un hombre letrado, que cambia en su respuesta el foco de atención, que nuestro estupor no se refiere a su padre, sino a su comparación horrorosa entre el despreciable ejército alemán de la Segunda Guerra Mundial y el Ejército libertario del General San Martín?", pregunta el dirigente de la DAIA, quien "con franqueza aguardaba sus disculpas y no su pedido de explicaciones sobre nuestro estupor”.
Knoblovits se detuvo en la alusión de Von Eyken al atentado contra Hitler y afirmó que "pretender que un intento de asesinato a Adolf Hitler otorga un manto de piedad a la conducta del ejército asesino de Alemania es, al menos, inocente, y no creo que usted lo sea". Además, recordó que la política de exterminio de los judíos se materializó a partir de 1942 y que la bomba contra el dictador fue colocada recién dos años después.
"Desconozco la conducta de su padre y tampoco es tema de interés, pero sí conozco la condición de genocida del ejercito de Alemania en la Segunda Guerra", recalcó Knoblovits en otro pasaje de su respuesta. Además, subrayó el negacionismo del embajador. “Debo reconocer que de su parte nada debería sorprenderme, siendo que su misiva es infinitamente más grave que su comentario en Twitter, que dice haber cerrado por este problema. Quiero destacar que su problema no es la cuenta de Twitter, sino su ideología, la que puede estar en Twitter, Facebook, Instagram. Pero lo determinante es que está en su corazón y en su cabeza. Es ese el verdadero problema".
Por último,Knoblovits responde al argumento del “amigo judío” y a la población negra de Haití. “No deseo extenderme más, ya que su propia referencia a ‘su’ amigo judío y a la representación que ejerce de nuestro país en la República de Haití, rodeado del 95 por ciento de población africana, me eximen de más comentarios, porque los suyos son representativos de su pensamiento. Habitualmente me despido con afecto. Me resulta imposible hacerlo de esta manera con usted”.