Un adolescente de 16 años mató a golpes a la beba de su pareja, de 18 meses de edad, en Santiago del Estero. Para los medios, la explicación del motivo según los medios es que ocurrió “porque le rompió el celular”. Un modo de justificar la reacción, aunque desmesurada. Ambos fueron detenidos. El, porque la mató. Ella, porque dijo que su hijita se había caído. Nadie le preguntó si temía que le pasara lo mismo. Urgente un curso de género.
Tras ser detenido, el joven confesó haber atacado a golpes a la niña porque “jugaba con mi (teléfono) celular, lo tiró al piso y me lo rompió”. Según la información policial, la madre, de 18 años, observaba sin intervenir. El fiscal del caso, Sebastián Robles, ordenó la detención del joven y también de la madre, compenetrado en la versión policial. Los dos jóvenes afirmaron en el centro asistencial que la niña se había caído de la cama al tener convulsiones, pero los médicos detectaron golpes en el cuerpo. La policía, para variar, acusó a la mujer de no haber detenido al hombre, a quien no le hacía falta la pala para matar también a la madre. Robles aceptó el criterio policial.