“Es un espectáculo teatral musical sobre la amistad y la solidaridad entre mujeres, con el sonido de la copla y el clima divertido del carnaval”, dice el director Rodolfo Pacheco sobre el espectáculo que trae de Jujuy. Se llama Jueves de comadres, obra escrita por Jorge Accame (autor de la conocida Venecia, entre otras) que, en esta puesta, recorrió el interior de la provincia de Jujuy y los barrios de la capital, además de participar en festivales nacionales como el Cervantino, de Tandil. Sus intérpretes son Norma Vázquez, Natalia Castañares y Lidia Martínez. Según cuenta el director en la entrevista con PáginaI12, “estas actrices hacen de copleras pero a la vez recuperan una identidad familiar, porque sus madres y abuelas sí lo fueron”. Las funciones tendrán lugar en el Teatro Vera Vera (Vera 108) el martes 14 y el miércoles 15, a las 21.
El llamado Jueves de Comadres se celebra dos días antes del inicio del carnaval y es una ocasión en la cual las mujeres que están unidas por el lazo del comadrazgo, cantan coplas, beben y celebran su amistad. En la obra de Accame, las tres protagonistas, que saben que tuvieron relaciones con el mismo hombre, se unen para encubrir un hecho relacionado con un caso de violencia de género. El desenlace tiene lugar el Miércoles de Ceniza, el día en que, concluidos los desbordes del carnaval, comienzan los 40 días de penitencia de la Cuaresma. El de las cenizas es un ritual solemne que las tres comadres cumplen a su modo, cantando coplas en una relación de mutua complicidad. Así, la obra ubica en un ámbito festivo un encuentro que tiene derivaciones de comedia negra, sobre un fondo de reflexión social.
Actor, director, gestor cultural y docente santafesino, Pacheco lleva casi 20 años viviendo en el norte del país, los primeros en Tilcara y luego, en San Salvador de Jujuy. Allí, en la capital de la provincia creó el Teatro La vuelta del Siglo y el elenco del mismo nombre con el que estrenó más de 25 obras. Pacheco trabajaba en gestión cultural, en Rosario, cargo que dejó para unirse al proyecto tilcareño de Música Esperanza, como vicerrector de la carrera de Promotores Socio-Musicales, espacio que capacitó a músicos jujeños en el diseño de políticas culturales.
–¿La obra se refiere al mundo andino?
–Sí, la obra atraviesa tres fiestas que son muy importantes en ese ámbito: el Jueves de Comadres, el Carnaval y el Miércoles de Ceniza. Pero éstas son fiestas que también se celebran en la capital de la provincia porque hay mucha gente emigrada de la Puna y la Quebrada. Hay un cordón que rodea la ciudad donde también hay mucha población llegada de Bolivia que conserva las mismas costumbres.
–¿Qué clase de vínculo es el de las comadres?
–Las comadres son mujeres que se eligen por sus virtudes. Son como otra madre, porque en caso de muerte de una, la otra cría a sus hijos. El jueves de comadres (el jueves anterior al comienzo del carnaval) es el día en que se juntan para hablar de sus cosas, comen en cantidad y toman alcohol. Celebran el ser comadres. Es un ritual bellísimo.
–¿Hay algún tema sobre el cual gira el encuentro?
–En general, el tema central son los hombres y la mala relación que tienen con ellos. También es el momento de disculparse con la otra en caso de haber hecho algo indebido. En la obra sucede que las tres comadres tuvieron relaciones con el mismo hombre y una de ellas necesita la ayuda de las otras para resolver un problema grave. Esta resolución une a las tres en una clara muestra de la solidaridad que tiene el espíritu de las comadres.
–Llama la atención el carácter resolutivo de estas mujeres…
–En las construcciones familiares de la provincia de Jujuy se puede decir que hay una tradición de matriarcado encubierto. La mujer es la que manda en lo que tiene que ver con la educación de los hijos pero también en lo económico. Y cuantos más años tiene una mujer, mayor es su poder. Hay muchas casas sostenidas por mujeres o porque el hombre está ausente o porque no tiene trabajo. La mujer es la que marca la construcción del tejido de la sociedad.
–¿Milagro Sala es un modelo de este tipo de mujer?
–Sí, como contenedora social, su obra ha sido indiscutible.
–¿Y qué sería lo discutible?
–Muchos no le perdonan sus métodos, critican la relación salvaje que mantuvo con el sistema social instituido. Pero no se piensa que ella representa a un sector que soporta una tradición histórica de maltrato. Por eso es que esta relación con lo instituido no pudo ser pacífica.
–¿Está muy dividida la sociedad jujeña en relación a lo que se piensa de Sala?
–Sí, porque la opinión pública se forma a través de los medios que están en manos del poder dominante. Su influencia es enorme. Un sector acomodado de Jujuy piensa que la defiende la gente de afuera de la provincia porque no sabe lo que es convivir con ella. Pero lo cierto es que Milagro no tiene motivos para estar presa desde hace un año. Tiene procesos. Pero el Presidente también los tiene y está libre. Da pena ver que gran parte de su obra se está perdiendo y también los avances y derechos conseguidos.
–¿Cómo hace un santafesino para volverse jujeño?
–Hace casi 20 años que vivo en Jujuy y por elección quise incorporar lo que tienen los jujeños en su ADN. Pero nunca es lo mismo, porque se mantiene una mirada diferente sobre lo que los lugareños ya traen consigo. A los que venimos de afuera sus rituales nos maravillan: para ellos es algo que ya tienen incorporado.
–¿Cómo recibe Jujuy a los que vienen de afuera y deciden residir en la provincia?
–Es difícil ser considerado como del lugar. Tanto Accame como yo seremos de afuera siempre. Por más que construyamos espacios de aprendizaje y defendamos lugares de desarrollo artístico para San Salvador y para el interior de Jujuy. Pero creo que la tierra es generosa y tendríamos que poder vivir en armonía en el lugar que cada uno elija.
* Jueves de comadres, teatro Vera Vera (Vera 108), mañana y el miércoles 15 a las 21.