La primera ministra británica, Theresa May, renunció ayer como líder del Partido Conservador, dando el permiso formal de partida a la carrera para elegir a un sucesor capaz de concretar el Brexit y tener éxito allí donde fracasó la jefa de Gobierno.
May, quien anunció su renuncia en mayo, seguirá como primera ministra hasta que se elija un nuevo líder conservador, probablemente a fines de julio, pero ya no tendrá el control de la dirección de la tortuosa y prolongada salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
El Brexit tiene fecha para el 31 de octubre, pero mientras se discute cómo llevarlo a cabo, el proyecto sigue frenado, con el único plan de divorcio empantanado en el Parlamento. “Seguirá siendo primera ministra por unas buenas pocas semanas”, aseguró ayer el vocero de May, quien destacó que cualquier sucesor debe reunirse con la reina Isabel II y asegurar a la monarca que tiene suficiente apoyo parlamentario como para ser jefe de gobierno.
Agregó que May se centrará en asuntos internos, pero “en relación al Brexit, la primera ministra dijo que no le corresponderá llevar adelante este proceso”, informó la BBC.
May remitió la carta con su dimisión a los presidentes en funciones del llamado Comité 1922 –que agrupa a los diputados conservadores sin cartera–, y no estaba previsto que hiciera alguna declaración.
La veterana política permanecerá en funciones hasta que se designe a su sucesor en unas primarias internas que darán comienzo el próximo lunes y que, por el momento, cuentan con once posibles candidatos.
El aspirante que parte como gran favorito es el ex ministro de Asuntos Exteriores y antiguo alcalde de Londres, Boris Johnson, partidario de un Brexit duro y que ya adelantó que no contempla otra prórroga.
El controvertido político indicó que, si logra convertirse en el próximo premier, el Reino Unido abandonará la UE el 31 de octubre con o sin acuerdo con Bruselas, una postura alejada de la de Theresa May, quien buscó evitar a toda costa una salida abrupta.
Por su parte, el jefe de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, insistió ayer en que el nuevo líder conservador debe convocar elecciones generales para que sea la “gente” la que decida sobre “el futuro del país”.
La decisión que ayer materializó May fue adelantada por ella misma el pasado 24 de mayo en un discurso en el que expresó su profundo pesar por no haber podido cumplir con el gran objetivo de su legislatura: ejecutar la ruptura con el bloque comunitario.
“He hecho todo lo posible para materializar el Brexit. He luchado para hacer que el Reino Unido sirva no solo a unos pocos privilegiados sino a todo el mundo y cumplir con el resultado del referéndum”, puntualizó May en su comparecencia de hace dos semanas.
May, de 62 años, asumió luego del referendo de 2016 en el que los británicos votaron salir de la UE, pasó tres años trabajando en un plan y hasta tuvo que demorar dos veces la fecha de salida del bloque para lograr que fuera aceptado.
Pero finalmente tiró la toalla en un discurso de renuncia que dio entre lágrimas el mes pasado, en la culminación de meses de caos político y de deterioro de su autoridad, golpeada por tres rechazos del Parlamento al acuerdo del Brexit que había alcanzado con la UE.
Once diputados conservadores están en la carrera para reemplazarla, incluyendo al ex canciller Boris Jonhson, pero se espera que muchos abandonen antes del plazo para presentar las candidaturas, el lunes próximo. Una vez que estén las nominaciones para la interna, los 313 diputados conservadores de la Cámara de los Comunes, incluyendo a May, celebrarán la primera ronda de votaciones secretas el 13 de junio.
Los que obtengan menos votos irán siendo eliminados, con la meta de tener solo dos candidatos para el 20 de junio. Esos dos irán a una interna en la que votarán unos 100.000 afiliados al partido.
El proceso debería estar completado para la semana que comienza el 22 de julio