Maestro & Vainman.36 años de historias de la televisión que todos vimos propone un viaje por los aspectos menos conocidos de la pantalla chica argentina. El libro es también una interesante guía para entender mejor lo que significa ser “autores de televisión” (nada de “guionistas”, título que detestan por ser importado), sus desafíos y complejidades. A lo largo del texto, de lectura entretenida por las anécdotas incluidas, la dupla esboza algunas ideas sobre la profesión:
–En TV, el productor puede tener una idea y conseguir la inversión; el director puede tener una imagen; pero el creador de un programa es el que lo desarrolla, inventa los personajes, diseña las historias y escribe los guiones: ese es el autor.
–En muchas ocasiones ser autor es como ser médico de terapia intensiva. Uno no sabe qué llegará y en qué estado, pero con oficio se pueden salvar vidas.
-Jamás escribas una historia autorreferencial. Por mas que para vos haya sido un drama importante en tu vida, al público la historia de tu vida no le importa.
–Aprender de los grandes. Saber diferenciar ente quienes son grandes y quienes son solo famosos.
–Si alguna vez un creador se encuentra con alguien que quiere invertir dinero en su obra, que lo cuide. Es una rara avis en peligro de extinción.
–Es mucho más difícil hacer reír que llorar. Por eso es fundamental aprender de aquellos actores que tienen el don de arrancar sonrisas, aún en los peores momentos de un drama.
–Cuando producir televisión comienza en capricho y sigue con empecinamiento, termina invariablemente en calamidad.
–Escribir con la cabeza en otra cosa es muy difícil.
–No hay que confiar en que el trabajo autoral termina con la entrega y la aprobación del guión. Hasta el momento de salir al aire hay que estar preparado para un cambio más.
–El éxito de un programa depende de su contenido, pero también del contexto y la articulación de la programación en la que esté ubicado.
–La tarea de un autor no es simplemente sentarse frente a la computadora. Cuando se escribe un programa,hay que estar conectado todo el día con la gente que lo hace, porque ellos también son fuente de inspiración.
-Los caprichos de un autoritario apañado por el poder generan resultados efímeros. Lo único que perdura es el verdadero talento.
–Además de darle al público historias de amor, uno puede hacer un llamado a su conciencia. La realidad es demasiado seria como para soslayarla o tratarla con frivolidad.
–Lo que generalmente se ve como pura intuición de un autor es una combinación de esta con el análisis del entorno en que se está moviendo. Y lo que se llama repentismo es también capacidad de decisión y carácter para cumplirla.
–El contenido de un programa debe superar el condicionamiento comercial. Pensarlo al revés conlleva tener un contenido coyuntural y sin alma.
–Las razones del éxito nunca son matemáticamente claras. Ni el suceso se repite reiterando simplemente la fórmula.
–Si un autor debe escribir para un actor consagrado, que ha creado un personaje, debe respetarlo como tal y no pretender cambiarlo caprichosamente. El imaginario popular no lo perdona.
–Nunca hay que descartar nada que se haya pensado, bocetado o escrito. Muchas veces las ideas descartadas por un autor se reciclan y dan lugar a una nueva obra.
–Puedes que te encuentres en tu carrera con más de un mediocre. No lo contradigas ni lo enfrentes. Se esfuman con el tiempo y tu talento sigue en pie e indemne.
–Aprendé de los que saben. Los verdaderos referentes son generosos con quienes se inician. Diana Alvarez lo fue.
–No solamente el punto de partida de una historia es diferente según quién sea el autor. A veces también lo es el final.
–Lo peor que uno puede hacer como artista en el negocio del espectáculo es creérsela.