El clima existencial del domingo a la tarde es muy particular. A partir de esa base, Pedro Saborido ideó la Kermés 2037, un “coso de humor” que desde mayo atrae a un público tan variopinto como los artistas a los que reúne. Una serie de locas atracciones da inicio al encuentro en la terraza de la sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037) y, más tarde, suben al escenario artistas que cuentan con 15 ó 20 minutos para sus números, sin guión ni consigna y con el formato de varieté. Chacovachi, Maku Fanchulini, Martín Pugliese, Mago Merpin, Fachima y Miss Bolivia –a cargo del habitual cierre musical– son los encargados de animar la Kermés de esta tarde-noche, que arranca a las 18.
“Es muy popular la idea de que el domingo a la tarde es un bajón. Siempre se lo trata de explicar de mil maneras. He escuchado explicaciones de (Alejandro) Dolina y de (Darío) Sztanjszrajber. Siempre se dice que la mayor tasa de suicidios ocurre los domingos”, dice el guionista de Peter Capusotto y sus videos, quien inventó esta propuesta junto a Horacio David y Marcelo Melingo, del Departamento de Producción Teatral de Caras y Caretas. “Se nos ocurrió que podíamos abrir un lugar para hacerle fuerza a lo comunitario y a la idea de encontrarse, y decidimos poner una variedad de cosas. Que haya muchas cosas y distintas, y que vayan rotando para que la gente sepa que puede volver. Son épocas en que hay muchas oportunidades para aislarse o estar conectados de una manera distinta a la más tradicional: estar al lado de una persona de verdad”, completa Saborido, en diálogo con PáginaI12.
Desde comienzos de mayo, esta suerte de “mezcla” o “cambalache” atrae a un público que va desde los 20 hasta los 70 años. El formato contiene dos partes. En la terraza hay, al principio, diversas atracciones a cargo de una galería de personajes: un mago, una pitonisa, un casamiento exprés, un desafío de ping pong con Paula Fukuhara, metegol, comida y música. Charo López, Damián Dreizik, Los Sutottos, Sztajnszrajber, Julián Kartun, Sofía Viola, Osqui Guzmán, Leticia González de Lellis, Los Bla Bla, Miguel Rep y Femigangsta son algunos de los artistas que ya desfilaron por la Kermés. Las puertas de la sala abren a las 18.45.
“No es fácil armarlo: siempre queremos un cierre musical distinto. La idea es que el público esté un par de horas ahí sin ver algo específico. Siempre habrá algo que le guste más o menos, por eso las presentaciones son breves. Es un horario raro, a la gente le cuesta salir, pero después lo agradece y se cruza con cosas que no tenía la más puta idea de que iba a ver. Los precios son muy populares”, cuenta el autor de Una historia del peronismo. “Cada artista viene con lo mejor que se supone que puede tener para el espectáculo. No hay presiones, consignas ni temáticas. Se van contentos también. Queremos que la pasen bien los tipos. No que carguen un plomazo, que sea lo más franco posible. Algunos vuelven, incluso. Pueden hacer la misma rutina o cambiarla. No queríamos que la Kermés encorsertara, sino que inspirara.”
“Tu cuerpo sabe cuando es viernes pero tu alma sabe cuando es domingo al atardecer” se convirtió en el lema. Miss Bolivia, encargada del cierre musical para esta tarde-noche, conserva el recuerdo de las fiestas populares de su barrio, a las que asistía junto a su mamá. “Esperaba ir con ansias los fines de semana. Me parece súper interesante y vigente aún ahora ese formato, ya que nos ofrece una sucesión de números, actos, propuestas cortas, eclécticas y plurales. La Kermés tiene que ver con la pluralidad de voces y con una forma popular de entretenimiento y espectáculo”, define Paz Ferreyra, quien prepara una presentación “bien bomba”. “Una cápsula compacta y poderosa, bien arriba, de las canciones que en este momento más me convocan y me gustan del repertorio de Miss Bolivia. Un set audiovisual con la banda completa, mucho baile y una puesta prometedora, coreográfica, en la que presentaremos la nueva canción ‘Se quema’”, anticipa con entusiasmo.
La cantante, compositora y psicóloga agrega que las presentaciones cortas no le complican la existencia, sino todo lo contrario: le agrada el “picadito artístico”. “En estos tiempos, Internet nos acostumbró a hiperestimular nuestro sistema nervioso e ideas. Estamos todo el tiempo con lo efímero y lo inmediato. Y creo que el público acortó su tolerancia en torno al consumo de shows”, analiza. “A mí me encanta hacer presentaciones cortas. Son dinámicas y puedo hacer una curaduría según la ocasión”.
Miss Bolivia resalta también la propuesta del “antidomingo”: “Creo que el sistema fue moldeándonos socialmente con estas dinámicas opresivas, donde se dicta que se trabaja de lunes a sábados y se descansa el domingo. También la Biblia acarrea sedimentaciones de estos discursos, que reglan el trabajo, el ocio y el descanso. El domingo no debería ser el día obligado de introspección religiosa ni del descanso forzado, la depresión o el suicidio. Me parece interesante resignificarlo, reempoderarlo y volverlo a inyectar de algo festivo que no sea tan emo. Ponerle risa y humor, como elementos contraculturales y de empoderamiento comunitario”. La cantante cuenta que con el domingo ha atravesado “muchas y distintas relaciones”: “De más chica era el día de la depresión o de recuperación del fin de semana. Ahora, quizá es el comienzo de mi fin de semana, porque muchas veces los viernes y sábados trabajamos. La Kermés me trastoca un poco; me encanta que sea un día de compartir nuestro arte”, concluye.
La Kermés 2037 continuará durante el resto de junio y todo julio, con una entrada de 300 pesos. El domingo 16 participarán Agustín Soler, Nico Gentile, Noelia Custodio, los Sutottos, Pesky y Soy Rada and the Colibriquis; el 23, Carla Pollacchi, La Parker, Fer Metilli, Manu Fanego, Damián Dreizik y Rosario Bléfari; y el 30 Tenaza, Adrián Lacroix, Mosquito Sancineto, Ximena Banús y Hugo Varela.
En cada ocasión, el humor es protagonista. “Pero no es un analgésico”, aclara Saborido. “No lo veo nunca como algo tan esencial e importante. Es preferible no tener problemas antes que tener que tener un humor para enfrentarlos… Si un tipo pierde el trabajo, si cierra una fábrica, si alguien no puede comprar remedios o un jubilado no llega a fin de mes, por más humor que le pongan en todo caso sólo aliviará un poco la situación. Entonces, quizás sea más necesario en tiempos de crisis. Pero a veces también puede ser una válvula de escape”, reflexiona el escritor.
De alguna manera, el momento político impregna de un espíritu de “catarsis” a la kermés. “Cuando te sentás solo frente al televisor te vas a entretener pero perdés el diálogo con algo, con alguien. Tu psiquis entra en un circuito cerrado muy acotado: el entretenimiento y vos. Y si mirás un noticiero y no tenés con quién hacer catarsis, entrás en una especie de rueda de amargura, indignación y veneno de la que no salís si no hablás con alguien. La gente queda quemada muchas veces, pasada de rosca de información, y no la puede procesar porque le demuestra que es impotente frente a algo que pasa. Por ende, hay una intención, no sé si llamarle ideológica, pero sí de valores en cuanto a apostar a que la gente se junte. Hay un montón de gente que no comparte un sentido común imperante en los medios o en la calle, y que necesita juntarse en centros culturales y teatros. Son buenos refugios para no sentirse solo”, concluye Saborido.