El domingo pasado los ciudadanos de Misiones y San Juan prolongaron la racha de elecciones para gobernador ganadas por los oficialismos locales. Las encuestas, la sensación térmica, las apuestas informales en quinchos o mesas de café vaticinan que la mega tendencia se confirmará hoy en Chubut, Entre Ríos, Jujuy y Tucumán. Si el recuento de los votos (único veredicto válido, ojo al piojo) confirma los vaticinios se viviría el primer festejo de Cambiemos en la maratón. El peronismo (en vertientes variadas) agregaría tres cuentas a su poblado collar.

La maraña previa al cierre de alianzas para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) nacionales se informa y analiza en otras notas de esta edición. Vamos al recorrido federal, en territorios con diferente historia, tradiciones, sistemas políticos que (de momento) definen en un sentido similar.

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Mi Tucumán querido: Tucumán agrupa en una superficie relativamente pequeña la mayor población de las provincias que eligen autoridades hoy: es la sexta del país. 

  No hay votaciones de medio término en su sistema político. Se renuevan cada cuatro años gobernador y vice, intendentes más la totalidad de los legislativos provincial y municipales. La peculiaridad explica, en parte, cuanta tensión circunda los comicios. La lentitud de los escrutinios, otra constante, deriva también del enrevesado sistema con boletas únicas para cuatro categorías (acoples): gobernador, intendente, diputados, concejales en un solo cuerpo. Cualquier aspirante a otros cargos puede acordar “acoplarse” con dos o más candidates a la gobernación.

 El sol y la luna tucumana alumbran mesas rebosantes de boletas. La industria del papel se reactiva por unos días aunque sin poder contrapesar (ay) el contexto de crisis generado por el macrismo. 

 La presencia ominosa del dictador Antonio Domingo Bussi (usurpador en dictadura y gobernador en la recuperación democrática) complejiza el sistema político. No rige el bipartidismo tradicional: saben competir peronistas, radicales y Fuerza Republicana (FR), el partido del represor, encabezado ahora por su hijo Ricardo Bussi.

 En el 2019 se añade una cuarta fuerza, encarnada por el ex gobernador peronista José Alperovich quien va “por afuera” enfrentando al actual mandatario provincial, Juan Manzur, su sucesor y ahora odiado rival.

 A pesar de la fragmentación, Manzur tiene pinta de ganador. Dirime una suerte de interna abierta con Alperovich. Tal vez dividan, en forma despareja, algo más de la mitad de los votos. Alperovich había picado alto en las encuestas pero parece que la polarización interna se vuelca a favor de Manzur.

 El fatídico desempeño del gobierno nacional dejó en el camino a dos aspirantes a ser candidatos. El diputado José Cano quien descarriló el Plan Belgrano antes de ponerlo en marcha. Y el ex ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay quien soñó volar de Wall Street a Tucumán tras hacer flamear la economía. No resultó, ya se sabe. La senadora radical Silvia Elías de Pérez se postula, por descarte. Rabiosa antiabortista, las encuestas le pintan un futuro sombrío… hasta hay apostadores que la ranquean cuarta. Baqueanos peronistas y boinas blancas entrevén que podría repuntar un poco. Lo lograría merced al apoyo de muchos intendentes radicales, una estructura provincial sólida, buen predicamento entre sectores de derecha y en San Miguel de Tucumán. Habrá que ver.

 En cierto sentido, se insinúa otra interna heterodoxa entre el bussismo y Cambiemos. A nivel nacional nada queda a la derecha de Cambiemos, solo la pared. En Tucumán, en especial en materia de derechos humanos y manodurismo, FR le disputa el favor de un electorado que enalteció a un genocida años atrás. A ver quién propone más torturas a los presos, más gatillo fácil para “los delincuentes”.

 Manzur accedió al Ejecutivo en 2015 con el 53,68 por ciento de los votos contra el 41,5 por ciento de José Cano, y un ínfimo 3,26 de “Ricardito” Bussi. Los dos primeros, se intuye, sacarán menos y Bussi repuntará. Según los consultores y los propios participantes el mayor enigma es quienes saldrán segundo, tercero o cuarto.  La provincia se divide en tres secciones electorales: Capital (San Miguel) Este, Oeste. El peronismo es más fuerte en el interior, sus dirigentes y militantes piensan que las encuestas “miden mal” esos territorios más intrincados que la ciudad capital.  En esta se expone el intendente Germán Alfaro, peronista renegado que lleva los colores de Cambiemos: se atribuye pole position pero no tiene la vaca atada.

  Manzur confía en su gestión, se ha cuidado de endeudar la provincia, paga los sueldos en regla, supo evitar conflictos con los docentes. 

 La correligionaria Pérez, remando en dulce de leche, optó por maquillar su imagen beligerante. “Es como Lilita (Carrió) pero se muestra como (la gobernadora bonaerense) María Eugenia Vidal” chucean los justicialistas. Sin nombrar a Mauricio Macri, camuflada bajo el slogan “La revolución de los corazones tucumanos” intenta repechar la serie catastrófica de Cambiemos.

 En 2015 el macrismo quiso desmentir la holgada derrota con falsas denuncias de fraude. La morosidad del escrutinio, un clásico local, le sirvió de coartada. Ahora, en la previa, se conformaría con no quedar último. Pasaron cosas.

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Chubut, sin Das Neves: Hace cuatro años Mario Das Neves sudó la gota gorda para llegar a su tercer mandato como gobernador de Chubut. Batió a Martín Buzzi, otrora astilla del mismo palo, por apenas un punto porcentual: 41,8 a 40.8. 

  Das Neves, líder peronista del terruño, falleció sin terminar su período. Lo sucedió el vice Mariano Arcioni que hoy procura la reelección. Su perfil es muy distinto al del caudillo chubutense: escribano de buena reputación, se proyectó a “la política” ya de adulto. Es factible y nunca será mensurable que el recuerdo de Das Neves incida en el electorado tal como pudo suceder con José Manuel de la Sota en Córdoba. En cualquier caso, el gobernador goza de buenas chances.

 En cada pago un paisano, en cada provincia reglas diversas. No existen PASO en Jujuy ni en Tucumán. Sí hay en Entre Ríos y Chubut. Arcioni fue con lista única y quedó algo detrás de la sumatoria de los tres candidatos del “otro peronismo” provincial. El intendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, kirchnerista él, se impuso en esa primaria. Sus adversarios no se “abrieron” del ganador, tanto que el segundo Gustavo Mac Karthy actuó como jefe de campaña.

 Linares es oriundo de Comodoro como el gobernador. También llegó a la política como outsider tras ser un empresario exitoso. Sus aliados lo distinguen como buen administrador, “caminador” del extenso territorio provincial. La capital de Chubut sufrió un temporal catastrófico en 2017 que causó destrozos descomunales. La dura reconstrucción sigue hasta hoy, la Casa Rosada le dio la espalda. No hubo apoyo económico nacional ni siquiera funcionarios de alto nivel que se acercaran a la ciudad. El ministro del Interior Rogelio Frigerio (nieto), tan viajero de ordinario, le hurtó el cuerpo a la desgracia “ajena”.

 En Chubut conviven la riqueza proveniente de la explotación petrolera con niveles de desempleo elevados. Una interesante nota de la académica Natalia Barrionuevo en “La Nación Trabajadora” describe notablemente esa realidad.  

 De cualquier modo, Arcioni conserva prestigio personal, concuerdan propios y extraños. Quizás, solo a título de pálpito, el score en Chubut será el más parejo de hoy o el único abierto a un batacazo del challenger, exótico dentro del contexto general.

 El radical Gustavo Menna que calza culposamente la camiseta de Cambiemos quedó tercero lejos en las PASO. Un reflujo de votos de Arcioni para su redil funge como ilusión compartida de los boinas blancas y de los kirchneristas que bancan a Linares… paradojas te da la vida. Si es que las da.  

 Los chubutenses eligen a su gobernador y a los legisladores provinciales. El próximo intendente de Comodoro Rivadavia se definirá en octubre, en la misma fecha de los comicios nacionales, previas PASO en agosto. Las autonomías provinciales y comunales hacen barroco al calendario electoral.

 

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Bordet, lo que va de ayer a hoy: Entre Ríos supo ser una provincia con alta alternancia entre radicales y peronistas. El tanteador iba parejo hasta 2003: tres PJ-dos UCR. A partir de entonces, los compañeros repiten éxitos lo que coloca el balance siete mandatos contra dos. Tal parece que el gobernador Gustavo Bordet ampliará la diferencia. Le costó llegar en 2015 cuando se impuso al radical “chacarero” Alfredo de Angeli con el 42,3 por ciento de los votos contra el 39,4. En las PASO 2019 le sacó bruta ventaja a su actual contrincante, el diputado radical Atilio Benedetti.

 El intendente radical de Paraná Sergio Varisco que se “leía” gobernador para esta vez quedó afuera, salpicado por sólidas denuncias de vinculación con el narcotráfico. El hombre se postula para ser reelegido alcalde, su posición peligra. Los peronistas imaginan recobrar la capital de la provincia, emulando lo obtenido por los compañeros de las ciudades de Córdoba y Santa Rosa (La Pampa)

Bordet es un dirigente joven. Afín al peronismo federal en otros momentos, la fuerza gravitatoria los acerca ahora a la fórmula Alberto Fernández- Cristina Fernández de Kirchner. Pero nada lo apurará esta noche si refrenda su legitimidad. Todo indica que las primeras palabras interpelarán al pueblo de su provincia, serán templadas, con aire de concordia, sin griteríos, resaltando el provincialismo. Dicho relato viene imponiéndose, tanto como los que juegan de local.

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Una derecha con votos: El peronismo prevaleció en Jujuy desde 1983 hasta 2015. Gerardo Morales consiguió ser el primer gobernador radical produciendo una sorpresa parangonable a la de Vidal en Buenos Aires, claro que de menor peso en la escena nacional. El tamaño importa, en algunas cuestiones. Goleó a Eduardo Fellner acaparando más del 58 por cientos de los votos y más de 22 puntos de diferencia. 

 Hoy en día asombraría que el plebiscito no se repitiera. Morales obró con astucia al “desdoblar” el comicio, separando su suerte de la del presidente Mauricio Macri. Es el carcelero de Milagro Sala, a quien apresó en el primer mes de gestión. Cooptó el Poder Judicial, lo llenó de correligionarias y correligionarios. La mantiene encarcelada sin que medien condenas firmes. La creatividad de los jueces inventa nuevos procesos, mientras desoyen a los organismos interamericanos de derechos humanos. Ilegalidad, persecución y discriminación le rinden buenos frutos. 

No hay motivo para sorprenderse: la violencia institucional “garpa” en ciertas circunstancias y contornos políticos. Bussi era popular en Tucumán antaño, el presidente Jair Bolsonaro rompió récords en Brasil. La dispersión del peronismo jujeño, su fragmentación y seguramente su desgaste después de muchas gestiones juegan a favor de Morales.

La izquierda local brama contra el gobernador pero no sumó ni el 5 por ciento de los votos hace cuatro años. Se presentó dividida entre el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) y un partido que conduce Carlos “el Perro” Santillán, acérrimo enemigo de Milagro. Hoy repiten la fragmentación, pronto se sabrá con qué desenlace.

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Otoño en Mendoza: El gobernador mendocino Alfredo Cornejo se rebusca bien como equilibrista. Cuestiona a Macri en público, en la propia Convención partidaria mientras manga la candidatura a vicepresidente para algún radical que bien podría ser él mismo. En Mendoza no hay reelección, así que tiene que buscar un lugar bajo el sol. 

En las PASO de hoy impulsa a Rodolfo Suárez, intendente de la capital. Los alcaldes sí pueden ir por un nuevo mandato lo que les otorga una supervivencia mayor que la de los gobernadores. Los operadores de Macri y Frigerio no lograron evitar que hubiera internas en Cambiemos. El intendente de Luján de Cuyo. Omar de Marchi, enfrenta al radical Suárez. Lleva los colores de PRO, se forjó en el Partido Demócrata. Los “gansos” atravesaron mejores cuartos de hora pero aún conservan cuadros. Eso sí, jamás llegaron a la gobernación en elecciones libres. Los PRODE cuyanos se vuelcan a favor de Suárez, acompañado por la maquinaria radical.

La Primaria del peronismo contrapone a la joven senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti y al intendente de Maipú Alejandro Bermejo. Expresan posturas divergentes aunque la facción más tradicional (pejotista y muy cooperativa con el macrismo durante años) se ha acercado en las últimas semanas a la fórmula Fernández-Fernández de Kirchner.

Hasta acá, salvo el caso de Chubut ya reseñado, las votaciones generales refrendaron los resultados de las PASO. La regla no es absoluta, puede quebrarse. Correrá mucha agua bajo los puentes hasta las elecciones definitivas en Mendoza: serán en septiembre después de las PASO nacionales.

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Leer las previas: Se torna hábito escribir notas sobre “la previa” dando por descontados los resultados. Extraño momento éste.

El federalismo argentino, un esquema constitucional minoritario en la experiencia comparada, se acentúa con la desenvoltura (o el desparpajo…) de los gobernadores para separarse del calendario nacional. No ocurre lo mismo en otras naciones.

Otra constante es la pérdida de atractivo (y de adhesiones) para Cambiemos, el PRO particularmente.

Tal vez sea imposible develar todos los motivos sobre la marcha. Puede que deba esperarse a que se complete el cuadro y surjan excepciones a la regla empírica. 

Entre tanto, hoy vota casi el 15 por ciento del padrón nacional, diseminado en cinco provincias. Ojalá que, como en jornadas anteriores, haya alta participación, escasos o nulos incidentes. El 16 de junio será otro superdomingo, mientras se va disputando la Copa América. 

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