Desde Brasilia.
Desde la cárcel Lula reajusta su estrategia a partir del cambio de escenario político causado por el Morogate. Analizó con sus abogados el escándalo que estalló en las últimas horas del domingo luego de que el sitio The Intercept informó, con pruebas, sobre la complicidad entre el exjuez Sergio Moro y el Ministerio Público Federal para montar las causas en el proceso Lava Jato, iniciado hace cinco años en Curitiba.
"La verdad puede enfermarse pero no muere nunca", sostuvo el líder del Partido de los Trabajadores en la Superintendencia de la Policía Federal curitibana, donde ingresó en abril del año pasado para cumplir una condena firmada por Moro.
"El presidente Lula quedó bastante impactado por ese material (del sitio The Intercept), claro que para él todo esto no fue una novedad", contó el abogado Cristiano Zanin Martins al dejar el reclusorio. "Fue una reunión importante porque tratamos estos hechos nuevos. Los vamos a utilizar para reforzar nuestra posición sobre la nulidad del proceso y la inocencia del presidente", continuó Zanin que no quiso adelantar fechas sobre los próximos movimientos ante el Supremo Tribunal Federal.
Con la iniciativa política de su lado Lula parece optar por dar pasos seguros, sin apresurarse en los recursos ante la justicia, mientras sus enemigos Jair Bolsonaro y Moro evalúan los daños que les causó el escándalo. El reportaje publicado este domingo transcribió conversaciones a través de la aplicación Telegram de Moro y el jefe de los fiscales de Lava Jato, Deltan Dallagnol, que los muestra como cómplices de una conjura contra Lula. A raíz de las informaciones la Orden de Abogados de Brasil recomendó que Moro se apartara del Ministerio de Justicia y Dallagnol de su cargo en la Procuraduría.
El titular del bloque de diputados del PT, Paulo Pimenta, inició conversaciones con otras bancadas para la creación de una Comisión Parlamentaria de Investigaciones con foco en el exmagistrado y actual ministro de Justicia y Seguridad Pública. Dos jueces del Supremo, Gilmar Mendes y Marco Aurelio Mello, manifestaron cuestionamientos al desempeño del creador de Lava Jato. A lo anterior se agrega que el Supremo, a través de una decisión impulsada por el juez Mendes, desempolvó un pedido de habeas corpus a favor de Lula basado en la falta de imparcilidad del juez ahora jubilado. Ayer la Corte decidió posponer para el 25 de junio el análisis de ese habeas corpus luego de un debate donde se percibió un clara animosidad hacia Moro de parte de algunos magistrados, circunstancia que favorece a Lula sin que garantice su libertad inmediata.
De personaje ajeno a todo pecado terrenal Moro pasó a ser visto, por parte del público, como el responsable de una organización política que se valió de instrumentos jurídicos para apresar a Lula y, más tarde, impedirle ser candidato presidencial en los comicios ganados por Jair Bolsonaro.
La noticias publicadas por The Intercept tuvieron el efecto de un gancho a la mandíbula del gobierno. Probablemente, medio grogui, Bolsonaro demoró en reaccionar: guardó silencio el lunes mientras en Brasilia diputados, abogados y jueces soblo hablaban sobre la devastación causada por el "Morogate". Finalmente este martes a la mañana recibió a su ministro de Justicia con quien habló a solas en el Palacio de Alvorada, tras lo cual ambos fueron en lancha hacia una ceremonia en un predio de la Armada, sobre el Lago Paranoá, en la zona este de Brasilia.
Cantaron el himno uno al lado del otro pero con ello no disimularon su distanciamiento: esta crisis ahondó las disputas entre ambos en el contexto de un gobierno errático que rifó más de un tercio de su popularidad en seis meses de gestión. Hasta el momento Bolsonaro no formuló una declaración clara de respaldo su funcionario maltrecho. El capitán presidente fue menos solidario con Moro que con Neymar al que, luego de ser acusado de estupro, le expresó su solidaridad en redes sociales y en un acto público antes de ir a saludarlo en persona.
Al gobernante también le preocupa lo que The Intercept pueda publicar en el futuro dado que, como adelantó su editor Glenn Greenwald, en sus archivos hay información con alto poder destructivo. Ante esa amenaza diputados del bloque bolsonarista propusieron la expulsión del norteamericano Greenwald y el cierre de su publicación virtual.
De momento el "Morogate" arroja una victoria, provisoria, para Lula en las redes sociales polarizadas entre él y su perseguidor. Los hashtags #lulalivre, #morocriminal y #vazajato obtuvieron el 60 por ciento respaldo contra el 40 que respaldó a #yoapoyolavajato y #deportagreenwald, de acuerdo con el departamento de Análisis de Políticas Públicas de la Fundación Getulio Vargas.