Con la desregulación de sistema financiero crecieron los abusos en comisiones, tasas de interés y precios de los servicios que ofrecen los bancos. A principio de año las principales entidades bancarias ajustaron entre 40 y 50 por ciento el costo de sus servicios. Junto con el aumento se destaca la disparidad de precios por entidad. En un paquete básico el precio puede ser el doble entre una entidad y otra, ya que su valor oscila entre los 380,69 pesos mensuales en el Banco Nación y los 763 pesos que cobra el Macro para los mismos servicios. El costo de un paquete premium, como el “black” del HSBC, asciende a 2113,87 pesos.
Entre las primeras medidas que aplicó el gobierno de Cambiemos apenas asumió fue eliminar los techos a las tasas de interés activas que cobran las entidades por sus préstamos y el piso de los rendimientos que pagan sus clientes por sus depósitos. El objetivo es lograr un corredor financiero que evite abusos, sin que las entidades pierdan margen de rentabilidad. La eliminación de estos topes tiene un mayor impacto en medio de una política de extraordinarias elevadas tasas de interés para contener la corrida cambiaria hacia el dólar. En resumen, sin topes ni pisos, los bancos pagan menos de lo que podrían hacerlo por los depósitos y cobran mucho por sus préstamos y tarjetas de crédito.
Entre las reformas el gobierno estableció la desregulación total de las comisiones bancarias. El único requisito que se exige es informar el aumento a sus clientes con sesenta días de anticipación. Como contrapartida se dispuso que las cajas de ahorro y sueldo sean gratuitas en su apertura y mantenimiento y en la provisión de una tarjeta de débito a cada titular al abrir la cuenta.
Cualquier servicio adicional se paga y cada vez más caro. De acuerdo con el relevamiento mensual que realiza el Banco Central, en el costo por un paquete básico o “gold”, que incluye una caja de ahorro en dólares y una tarjeta de crédito, es donde mayor diferencia existe en términos porcentuales entre entidad. Entre los que menos cobran, sin contar bancos estatales, se encuentran el Itaú, con 490 pesos. Rápidamente sube a 708,89 pesos mensuales en el caso del Supervielle, a 713,90 pesos en el Francés, a 725 pesos en el Galicia, a 738,10 pesos en el Patagonia y trepa a 746 pesos en el Santander Río.
En el sector aseguran que los aumentos están en línea con la inflación y suman los gastos de seguridad, correo postal, compra y mantenimiento de cajeros automáticos, impresiones de tarjetas de crédito e importación de divisas del exterior. También sostienen que la disparidad responde a algún plus que puede ofrecer como servicio un banco particular. Lo cierto es que eso no explica la disparidad, ya que en ciertos casos incluir ese servicio adicional no genera la diferencia.
Para los paquetes premium, que incluye cuenta corriente y tarjeta de crédito gold o superior, el más económico lo ofrece el Credicoop, con un costo de 1536,70 pesos mensuales. Le siguen el Supervielle, con 1542,41 pesos; el Francés, con 1618,99 pesos; el Macro, con 1754,50 pesos; el ICBC, con 1755,65 pesos; el Santander Río, con 1837 pesos y el HSBC, 2113,87 pesos, de acuerdo con las cifras oficiales publicadas por el Banco Central.
La refinanciación de saldos por tarjeta de crédito también tiene un costo muy variable dependiendo la entidad. El banco que más caro carga al usuario que pago el mínimo de una tarjeta nacional es el Hipotecario con una tasa de interés efectiva anual de 222,49 por ciento. El más barato para refinanciar los saldos es el Credicoop, con una tasa de interés efectiva de 76,23 por ciento anual. Para refinanciar saldos de las tarjetas internacionales, la tasa efectiva asciende a 149,61 por ciento anual en el Supervielle, seguido de cerca por el Santander Río, con un interés del 117,93 por ciento anual, y el ICBC, con una cargo efectivo de 100,58 por ciento anual.