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A RUCUCU NO LE GUSTA
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![]() Ruckauf es el primer dirigente nacional del peronismo que se definió abiertamente en favor de la candidatura de Eduardo Duhalde para 1999. A él lo siguió Eduardo Bauzá, cuando aún era jefe de Gabinete. La diferencia entre ambos que es que Bauzá es menemista de origen y nunca pudo superar su debilidad por el Presidente. Cuando Menem puso en claro que quería la re-releección, Bauzá se realineó. Ruckauf jugó a dos bandas. Hizo gestos hacia Menem, repitió en varios ámbitos que aunque no le guste el fallo de la Corte se sentía obligado a acompañar al Presidente en homenaje a "su inteligencia superior". Ahora vuelve hacia Duhalde. El vicepresidente aspira a ser gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1999. Para lograrlo debe contar, en principio, con el acuerdo de Duhalde. Pero puede ocurrir que Menem derrote a Duhalde y entonces Ruckauf necesitará de él. En todo caso, al vice lo reciben mejor en La Plata que en la Casa Rosada y entonces ahí se apoya. Ruckauf también consideró que "hay un montón de dirigentes que quieren que Menem sea candidato por una serie de factores, algunos personales, ya que les gustaría seguir atados al poder del hombre que dirige los destinos de la Argentina". También exhortó a "bajar los decibeles, no desenterrar hachas de guerra y tratar de ponerse de acuerdo, dar soluciones a la gente en lugar de inventarle más problemas de los que ya tiene". Luego opinó que "Menem tiene claro que si se va en el '99, en el 2001 su figura habrá crecido mucho más porque así sucede con los grandes transformadores. Así sucedió con Raúl Alfonsín". Luego situó a Menem "entre los cuatro grandes transformadores de este siglo, junto a Roca, Yrigoyen y Perón". Ninguna de esas declaraciones pondrá feliz a Menem. La comparación con Alfonsín es, claramente, una picardía: cualquier cosa que haya pasado con la imagen de Alfonsín en 1989, está claro que nunca más volvió a ganar una elección. La inclusión de Menem entre hombres de la historia será leída desde la Casa Rosada como un intento de dejar al Presidente en el pasado. La referencia a los hombres que quieren a Menem candidato para seguir en el poder es una declaración de guerra contra Alberto Kohan, Raúl Granillo Ocampo, Rodolfo Barra, entre tantos ultramenemistas que, presumiblemente, no seguirían en la Casa Rosada después del '99. La imagen de Ruckauf podrá crecer en las encuestas, pero no en aquellas que se hagan dentro del edificio ubicado en Balcarce 50. A Duhalde le serán muy útiles las declaraciones de Ruckauf. El gobernador intenta demostrar que no se ha producido una sola declaración a favor de la re-reelección por parte de alguien que no sea ministro de Carlos Menem. "Todos los que siguen en la línea de sucesión, como el vicepresidente Ruckauf o el hermano del Presidente, opinan que la Constitución prohíbe otro mandato", dijo Duhalde. Es verdad que los guiños re-reeleccionista han partido de dirigentes insignificantes como Roberto Fernández o Juan Carlos Ortiz Almonacid, o de funcionarios en relación de dependencia con Menem, como Jorge Rodríguez, Alberto Kohan, Carlos Corach Raúl Granillo Ocampo o Claudia Bello. No hay un solo gobernador que haya repetido lo que dicen ellos. A Ruckauf también le preguntaron si quiere ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires: --No aspiro a ser candidato a nada en el '99 --dijo el vicepresidente, desde el
despacho del Presidente. DUHALDE NO COMPETIRIA POR LA JEFATURA DEL PJ UNA PELEA PARA MÁS ADELANTE
Por Ernesto Tenembaum ![]() La pelea entre Menem y Duhalde se parece, a veces, a la guerra --como lo que ocurre en estos días en San Martín-- y, a veces, al ajedrez, como sucede en las idas y vueltas alrededor de la presidencia del PJ. Duhalde sabe que, si quiere llegar al poder, debe diferenciarse claramente de Menem y, de ninguna manera, aceptar la fórmula "alguien al Gobierno, Menem al poder". La teoría que, según los duhaldistas se fortalece con cada nueva encuesta, es que no puede llegar a la Rosada ningún candidato que aparezca como protegido de un presidente desprestigiado. Por lo tanto, lo mejor es desplazar a Menem incluso de la presidencia del PJ. Menem aceptó el reto, pero lo adelantó para este año, mucho antes de lo que Duhalde pensaba. El cálculo del Presidente es sencillo. No hay ningún impedimento jurídico que le impide pelear por la jefatura del PJ. Le queda un año y medio de gobierno y, por lo tanto, una gran capacidad de presión sobre los gobernadores. Si derrota a Duhalde en esa interna, sería coronado como jefe del PJ y fortalecería desde allí la idea de que el partido de gobierno estaría proscripto. Duhalde, por otra parte, quedaría fuera de carrera. Ese movimiento de Menem forzó largos debates cerca del gobernador. "No es tu pelea, Eduardo. No aceptes los tiempos que te plantea Menem. Vos tenés que elegir cuándo pelearte", le dijo uno de los hombres que lo acompaña desde hace años. Si Duhalde no diera esa batalla ahora, Menem se quedaría sin esa interna que necesita para legitimarse, y la conducción del PJ se definiría con un acuerdo de cúpulas, como ocurrió en los últimos años. Duhalde todavía no se decidió. A favor de la pelea ahora y en todos los frentes pesan las encuestas que reflejan la imagen negativa del Presidente --de la cual él pretende despegarse-- y también cada declaración de los hombres de Menem en favor de la re-reelección, que él siente como un desafío a su autoridad. OTRA DEMANDA JUDICIAL PRO MENEM CADA DÍA UNA NUEVA
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