UN CAMPO EN PIE DE GUERRA
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El conflicto entre los terratenientes brasileños y el movimiento de campesinos Sin Tierra (MST) está a punto de convertirse en una guerra total a lo largo del extenso territorio del Brasil. Ayer, 140 soldados fueron desplazados a la región de Paraopebas (Pará, nordeste), sumándose a los 200 que llegaron anteayer a la noche, para mediar en los enfrentamientos con los que amenazan ambas partes. La Asociación Nacional de Productores Rurales (Anpru) --organización formada ad hoc por los hacendados para defender sus tierras-- anunció la formación de un ejército privado de por lo menos 500 hombres entrenados a la manera de los grupos paramilitares de los '80. La respuesta del MST fue anunciar "acciones en masa" y "nuevas invasiones" de haciendas durante el mes de abril, conmemorando los dos años de la matanza de El Dorado de Carajás, cuando 19 "sin tierra" murieron durante un enfrentamiento con la policía. El disparador de la crisis actual fue el asesinato de dos líderes campesinos ocurrido el jueves pasado. El ministro de Reforma Agraria, Raúl Jungmann, anunció que el gobierno piensa elevar el número de efectivos en la zona a 500 y que los que ya llegaron están patrullando la región. El presidente de la Anpru, Narciso Clara, anunció la contratación de los 500 efectivos y, como si fuera una sonriente promotora de teléfonos celulares, describió con lujo de detalles como será el "sistema de defensa". Los abonados a la red --que para ello deben pagar 500 dólares mensuales-- llaman por teléfono, fax o Internet a una central comunicando cuántos "sin tierra" están tomando su hacienda. Desde la más cercana de las subsedes, los efectivos que se consideren necesarios se trasladarán por auto o avión hasta el lugar, pudiendo aumentar el número de efectivos a través de contactos con empresas de seguridad. Se prevé una instalación médica en el lugar en caso de enfrentamientos que, según Clara, sólo atenderán a los heridos del bando del hacendado. El presidente de la organización también dijo que ya se recibieron cerca de cien llamadas de interesados en recibir más información sobre "el servicio". Como si fuera insuficiente este despliegue, Clara aseguró que "no habrá límites en las contrataciones" y que "aumentaremos el grupo conforme a la demanda". "Con esto, los hacendados demuestran lo que son: asesinos de trabajadores", fue la respuesta del líder del MST, José Rainha, prometiendo una lucha más lejana de la sofisticación organizada y más cerca de lo que Marx había predicho para aquellos que se sumarían a la revolución porque no tenían nada que perder: "Los Sin Tierra tendrán que morir para defenderse", dijo Rainha. "Si lo que quieren es retirarnos de las haciendas invadidas, con seguridad habrá nuevas muertes", aseguró ayer la coordinadora del MST en la ciudad de Marabá --próxima a donde ocurrieron los asesinatos del jueves pasado--, Isabel Rodrigues. "No vamos a morir en la víspera, como pavos. También vamos a usar el calibre que la ley permite para defendernos", dijo para rematar Rainha. Pero para el gobierno no hay ningún calibre permitido. "No se justifica que personas que tienen tierras y créditos hagan invasiones de haciendas", dijo ayer Jungmann luego de divulgar una lista de casi 50 dirigentes del MST que ya fueron beneficiados por la reforma agraria. El funcionario anunció que el gobierno romperá nuevamente el diálogo con el MST y que la reunión con su dirigencia prevista para hoy estaba cancelada. De todas maneras, desde la presidencia brasileña el blanco casi exclusivo eran los terratenientes: "la creación de milicias (por hacendados) va contra el estado de derecho", dijo ayer el portavoz presidencial, Sergio Amaral. Fue el propio presidente Fernando Cardoso quien decidió el envío de tropas a la zona de Pará. Una portavoz del Ministerio de Reforma Agraria dijo que la operación también tiene como objetivo "hacer limpieza en la Policía Militar", ya que del arresto temporario de 21 personas ordenados por la justicia de Pará, once son soldados de esa organización que, de acuerdo a un vocero de la Secretaría de Seguridad de ese estado, estaban en la zona sin autorización de sus superiores. El episodio del jueves pasado es una repetición en escala menor de la matanza de El Dorado de Carajás. Los dos líderes campesinos asesinados, Onalicio Araújo Barros y Valentim de Silva Sierra eran sobrevivientes de aquel hecho, y nueve de los once agentes detenidos están justamente procesados por la matanza. Pero el conflicto potencial es mucho más extenso que el territorio del Estado de Pará. Si bien allí hay nuevas ocupaciones, desde hace dos días 20.000 campesinos ocuparon 20 haciendas en el estado de Pernambuco, y en el estado sureño de Mato Grosso do Sul mil familias tomaron la estancia Jequitibá. Además de la Anpru, otras organizaciones de hacendados, como la Unión Democrática Ruralista y la Unión de Ruralistas del Estado de Minas Gerais, ya anunciaron que también defenderán sus propiedades. Y no lo harán con uñas y dientes, precisamente.
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