LA PLAZA DE LOS GUARDAPOLVOS
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Por Nora Veiras "Hoy están todas las escuelas cerradas, estamos todos en la plaza para salvarnos de la injusticia, la prepotencia y la soberbia del gobierno", dijo Marta Maffei y la multitud insultó a Menem. "Hoy cumplimos un año, empezamos a caminar", bromeaban en la carpa blanca mientras se preparaban para demostrar una vez más el respaldo popular a su reclamo de un fondo de financiamiento educativo. La Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) apostó a "reinstalar el conflicto en la calle" aprovechando el cortocircuito entre los ministros de Educación, Susana Decibe, y de Economía, Roque Fernández, sobre la creación de un impuesto del 1 por cierto sobre los autos y embarcaciones (ver aparte). En la marcha se mezclaron maestros, profesores y estudiantes con camioneros y colectiveros del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) y estatales de la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA). Los políticos no despertaron pasiones y sólo Luis Alberto "El Flaco" Spinetta provocó el fervor de la gente. Más de doscientos micros de casi todas las provincias llegaron a Buenos Aires para alimentar el año de la protesta de los ayunantes. La marcha fue una muestra de todas las solidaridades que consiguió la carpa blanca como símbolo de los sectores que buscan justicia. La madre del fotógrafo asesinado José Luis Cabezas, la hermana Martha Pelloni, el padre de Sebastián Bordón encabezaron la marcha junto a los 500 ayunantes que se sucedieron en la carpa. El titular del CTA, Víctor De Gennaro, Hugo Moyano, el ex titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA) Rafael Veljanovich, el secretario general de la Unión de Trabajadores de Prensa, Juan Carlos Camaño y la diputada Mary Sánchez se entrelazaron con las víctimas. En un tramo del recorrido la precandidata a presidente del Frepaso, Graciela Fernández Meijide, y Carlos "Chacho" Alvarez acompañaron a los maestros. Cuando la última columna entró en Plaza de Mayo empezó a sonar "Mal bicho", dedicado al presidente Carlos Menem, enganchado con "Tonta" para la ministra de Educación Susana Decibe. Dos clásicos de cada una de las seis marchas realizadas por los maestros desde la instalación de la carpa blanca. El presidente de la FUA, abrió el fuego de los discursos parafraseando a Silvio Rodríguez con "Venimos acá a unirnos en la lucha/ venimos porque vamos a andar hundiendo al poderoso". Alejandro Lerner entonó "Indulto" y la posta la tomó el maestro ayunante y ex combatiente de la Guerra de Malvinas, Germán Palacios. "Un día como hoy nos embarcaron en una guerra inútil. Frente a un enemigo poderoso, nos encontramos sin comida, sin armas que funcionen, sin nada. Pasaron todos estos años y hoy el destino me cambia: ya no soy sólo ex combatiente, ahora soy padre, maestro y ayunante de la dignidad donde confluyen los reclamos de la gente para conseguir la educación que corresponde". Jorge Marziali entonó "El Niño Che Guevara" y el periodista Quique Pessoa incomodó a más de uno cuando recordó, en alusión a Fernández Meijide, que "hay políticos que hoy están acá pero en Estados Unidos dijeron que era un absurdo pensar que se podía aumentar el presupuesto educativo". Los dirigentes del Frepaso se miraron y optaron por hacer oídos sordos. El titular de la UTA, Juan Manuel Palacios, repudió a "los otros dirigentes sindicales que se reúnen con el Fondo Monetario Internacional para darle explicaciones de los problemas argentinos" (ver página 8). La silbatina trocó en aplausos cuando, de inmediato, se leyeron las adhesiones de los escritores Ernesto Sabato y Eduardo Galeano, quien recordó que "no sólo en la Argentina hay políticos que mueren por la educación en los discursos y en la realidad la matan". El secretario general de la CTA, Víctor De Gennaro, apuntó al corazón de la política económica: "En vez de hablar inescrupulosamente de la re-reelección, el Gobierno tendría que ocuparse de los problemas de la gente. En vez de hablar de que los grandes grupos económicos que ganan 500 dólares por minuto --dos sueldos docentes-- tienen que pagar el financiamiento educativo, prefieren apostar al sacrificio de nuestro pueblo". La multitud aplaudía y entre los diputados que colmaban el palco circulaba un volante sin firma con el logo de "Menem 1999" y la leyenda "A la cárcel". Con una especie de turbante, Spinetta apareció y dijo: "No soy nadie, pero ahora soy un montón porque soy cada uno de ustedes. Sigamos adelante hasta lograr el objetivo final de una educación justa para todos". Después cantó "Barro tal vez". Los maestros y estudiantes lo miraban extasiados y renegaban con los fotógrafos que se interponían entre su ídolo y ellos. Con los ecos de la ovación al Flaco, Maffei empezó agradeciendo el apoyo y confianza del pueblo y embistió contra el Gobierno y, especialmente contra el Banco Mundial. Advirtió que "si no hay convenciones colectivas de trabajo como marca la ley, no se tocan las condiciones laborales docentes", dijo que "queremos financiamiento ya mismo para los salarios de todos los docentes, no para un tramo que se pliegue a la flexibilización como quiere el Ministerio de Educación con el proyecto de profesionalización" y señaló que la "profesionalización de la que habla el Banco Mundial es la de la pérdida de derechos, de juicio crítico del docente: ellos no quieren profesionales quieren esclavos". El cambio de los estatutos docentes es la condición que pone la Nación para cualquier alternativa de incremento salarial. Esta discrepancia puede ser decisiva aún si se llegase a definir cómo conseguir recursos extras. Maffei subrayó la voluntad negociadora "sin ocultamientos" del gremio pero advirtió que "la única garantía es que ustedes mantengan la lucha". Antes de agradecer por última vez "al pueblo", homenajeó a los ex combatientes de Malvinas. Empezó a sonar "Sólo le pido a Dios". Nadie se quería ir y esperaron "Mal bicho" para desconcentrarse bailando. MENEMISTAS EN COMBATE Roque Fernández, Jorge Rodríguez y Carlos Corach fueron la fuerza de choque. Susana Decibe asumió un tono más conciliador, pero sin dejar de criticar el paro. La Carpa blanca sigue irritando al Gobierno como desde el primer día de su instalación y las voces de los ministros volvieron a reflejarlo ayer. "El gremialismo docente es un típico caso de poder corporativo, con aliados mediáticos que hábilmente colocaron la Carpa en el centro de la escena. No tiene nada que ofrecer al país en materia de soluciones al problema educativo, es magro lo que pueda hacer por el educador y por los chicos", descalificó el titular de Economía. "Las mejoras en la educación no se van a lograr con actitudes de este tipo", dijo, por ejemplo, Corach, asegurando que él "no iría" al campamento del ayuno. La argumentación de esa negativa estuvo a cargo de Rodríguez: "Los maestros que están allí (en la carpa) tiene una clara definición política, se pliegan a los discursos negativos que siempre hace la Alianza". Ambos funcionarios --como luego reforzó Alberto Kohan-- se preocuparon en remarcar la "disposición" del Gobierno para encontrar la vía de financiamiento para aumentar el ingreso de los maestros. "No es tiempo para paros, sino de ponerse a buscar soluciones", dijo a su turno la ministra Decibe. Y aunque subrayó que "no hay enfrentamiento" con el gremio docente, enseguida denunció que Ctera "estaba conforme con el proyecto del Gobierno, prometió que lo iba a estudiar, pero a las veinticuatro horas estaba diciendo lo contrario, presionada por sectores políticos". Con otras palabras, lo mismo que antes había dicho Jorge Rodríguez. De todos modos, Decibe opinó que "no hay enfrentamientos" con el sindicato, sino "discusiones que generan fricciones".
EL PROYECTO AL CONGRESO A mitad de jornada, cuando promediaba el paro y la marcha a Plaza de Mayo ya había arrancado, los docentes conocieron el anuncio oficial: entre mañana y el lunes llegará al Congreso el proyecto del Poder Ejecutivo que propone gravar con el 1 por ciento automóviles, aviones y embarcaciones particulares, para formar así un fondo de financiamiento que contribuya a incrementar el salario de los docentes. Al menos en la faz discursiva, los funcionarios cerraron filas en torno de la iniciativa que redactó la cartera de Educación. Si todas las miradas se concentran en el titular de Economía, Roque Fernández, éste marcó diferencias pero garantizando apoyo: "No lo patrocinamos (al proyecto) pero tampoco nos oponemos. Y si es aprobado en el Parlamento no vamos a solicitar el veto del Presidente". La Ctera ya hizo pública su disconformidad con la vía de financiamiento elegida y con el hecho de que el proyecto contenga, como requisito previo al aumento salarial, la reformulación del estatuto que regula el trabajo de los maestros. El titular de la subcomisión parlamentaria que decidirá el tema, Eduardo Mondino, anticipó ayer que "hay muchas alternativas en danza", aunque no dio precisiones. En rigor, desde el anuncio del proyecto, el oficialismo sólo aportó confusión con voces que lo apoyan, otras que lo critican, y otras más que navegan a mitad del río. POR QUE ACOMPAÑARON LA PROTESTA DE LOS MAESTROS TODAS LAS VOCES DE LA PLAZA "Yo tengo una tía que labura en una escuela y le pagan dos mangos. Los maestros son los más grande que hay. El Gobierno los trata muy mal y sin educación no hay futuro." Carlos forma parte de la compañía de zancos de Florencio Varela y sintetiza en su remera --la cara del Che Guevara junto a la lengua de los Rolling Stones-- el espíritu de los miles de chicos que se acercaron a la Plaza de Mayo y que fueron los protagonistas, junto con los maestros, de la protesta docente a un año de la instalación de la carpa blanca. Marina milita en el centro de estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y dice que decidió marchar con Ctera porque "el presupuesto educativo es una miseria". "Yo estoy en cuarto año de sociología y la verdad es que hacemos todo a pulmón. Las aulas de la facultad son un desastre y los profesores, como tienen que buscar varios trabajos para poder vivir, cada vez tienen menos ganas de dar clase." Juan Ignacio, quinto año de un colegio de Avellaneda, opina sin sacarse el walkman: "La mayoría de mis compañeros no quiso venir porque dicen que están muy cansados y que tienen mucho que estudiar. Yo los entiendo, pero me parece más importante dejar los libros un rato y venir a apoyar a los docentes, porque si no los que no van a poder estudiar van ser nuestros hijos". "A mí un amigo me dijo que tocaba el flaco Spinetta y por eso vine", cuenta Mario, que llegó desde Lanús junto con su novia. "Cuando llegué me enteré que el acto era por la educación pública y ahora pienso quedarme hasta el final." Sin soltar la enorme bandera argentina que lleva junto al resto de los docentes ayunantes, Marta asegura que "este acto es muy importante porque sirve para demostrarle al menemismo que vamos a insistir con nuestros reclamos". "No quiero ser pesimista --dice--, pero me parece que hasta que estos tipos no se vayan del Gobierno no va a cambiar nada." Joaquín, maestro de una escuela primaria de Flores, coincide con su colega pero está más conforme con los resultados obtenidos durante el año de protesta. "Lo más importante es que la sociedad ya está al tanto de la situación y que ya nadie piensa que los maestros hacemos huelgas porque somos vagos", argumenta. Muriel se emociona cuando el locutor lee la carta de adhesión que mandó Joan Manuel Serrat desde España. "El Nano siempre está donde tiene que estar", dice esta maestra de 34 años que se arrepiente de haber votado a Menem en el '89 y en el '95. "Yo pensaba que lo único importante era la estabilidad, no me di cuenta de que estábamos resignando muchas cosas." Unos metros más atrás, en uno de los espacios de césped de la plaza, los chicos del colegio Carlos Pellegrini improvisaron una suerte de picnic. Laura es alumna de tercer año y cuenta que llegó con su mamá, que trabaja de profesora de química en el mismo colegio. "Con mi vieja vinimos juntas, pero yo me fui por otro lado porque prefiero estar con mis amigos", dice mientras mueve los brazos al ritmo de "Mal bicho", un tema de los Fabulosos Cadillacs que suena en obvia alusión al presidente Menem. "Vinimos todos juntos porque creemos que lo que gana un docente en este país es una vergüenza y porque nadie se hace cargo", agrega Laura. Comienza a escucharse por los parlantes una nueva canción. Esta vez es "Tonta", un hit bailantero de hace algunos años. Los chicos bailan y en el estribillo gritan el nombre de Susana Decibe, ministra de Educación. UN PARO DE LOS DE ANTES MARCÓ EL DÍA DE PROTESTA "Es uno de los paros más fuertes que se hicieron en la Argentina", afirmó ayer al mediodía la secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA). Marta Maffei dijo además que podía avalar con números la magnitud de la respuesta de los maestros y profesores argentinos a la medida dispuesta por el gremio para acompañar el primer aniversario de la Carpa docente: más del 95 por ciento de los docentes pararon en Capital, Buenos Aires y otras nueve provincias. En el resto del país la huelga fue acatada por más de la mitad de los maestros, salvo en las provincias que pagan una bonificación por presentismo, donde el nivel de acatamiento fue bajo. Las cifras oficiales discreparon un poco en los números pero confirmaron el impacto desigual según las zonas. "Hoy hay clases normalmente", anunció orgullosa la directora de Educación bonaerense, Graciela Giannettasio, que el martes pasado se opuso al proyecto menemista de gravar los autos, aviones y embarcaciones para financiar el aumento docente. Giannettasio intentó marcar ayer otra diferencia del gobierno de Eduardo Duhalde con la política educativa nacional, al afirmar que "las escuelas bonaerenses garantizan el servicio educativo porque en el caso de la provincia sí hay un fondo educativo". En realidad, aunque varias escuelas provinciales estuvieron abiertas, sólo se presentaron a trabajar sus directores. La propia Secretaría Provincial de Inspección informó que "el acatamiento rondó el 90 por ciento". En Capital, el vicejefe de Gobierno, Enrique Olivera, también intentó minimizar el efecto de la medida de fuerza, aunque demostró mayor conocimiento del nivel de adhesión. "El paro todavía no tuvo un acatamiento de esa magnitud", respondió Olivera cuando la CTERA afirmaba que era del 97 por ciento. Los maestros porteños volvieron a reclamar la derogación del decreto 1990, que congela salarios y nombramientos y fusiona los cursos con menos de veinte alumnos. Según las cifras oficiales, pararon el 80 por ciento de los maestros de escuelas públicas y el 40 por ciento en las privadas. Además de Capital y Buenos Aires, las provincias con menos actividad fueron Catamarca, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Misiones, San Juan, San Luis y Río Negro, donde los maestros volverán a parar el martes próximo, cuando comenzarán a ayunar por 48 horas. El 90 por ciento de tucumanos que acataron la huelga seguirán parando durante el día de hoy, en reclamo de un blanqueo del adicional de 55 pesos al salario básico. Si no se abre una instancia de diálogo, los maestros pararán nuevamente a partir del lunes 13. El paro también fue prácticamente total en las universidades nacionales, donde había sido convocado por la Confederación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU). El asueto por el aniversario del desembarco en Malvinas impidió conocer la respuesta de los maestros en Corrientes y Tierra del Fuego. La bonificación por presentismo que pagan algunas provincias fue determinante para los docentes a la hora de plegarse al paro. En Santa Cruz y en Chubut, la actividad fue escasa. El paro pasó prácticamente desapercibido en Córdoba y en La Pampa, donde la bonificación de 60 pesos equivale al 20 por ciento del sueldo básico. En Córdoba el plus asciende a 150 pesos, el 40 por ciento de un sueldo.
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