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EL LABORISMO YA NO ES PROGRE EN RITMO DE BLAIR


El gobierno laborista inglés de Tony Blair enfrenta la furia de sus aliados rockeros que ahora lo acusan de ser un conservador más.

 

 

La imagen joven es la marca de fábrica de Tony Blair.

Pero los líderes pop le dicen que el show ya no es creíble.

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Por J. C. Gumucio
LONDRES

t.gif (67 bytes)  En sus años de Oxford la melena ondulada le caía sobre los hombros, tocaba la guitarra eléctrica en el grupo Ugly Rumours, y hay quien dice que hasta se fumaba uno que otro "porro". Tras su triunfal llegada a la residencia del primer ministro, en el número 10 de Downing Street, hace casi un año, sus primeros huéspedes fueron grandes figuras rock and roll del calibre de Noel Gallagher de Oasis. Pero hoy Tony Blair, el primer ministro británico, de 46 años, de pronto ya no es cool. Tal es el desastroso veredicto de los máximos exponentes del Britpop, desencantados con el nuevo laborismo que ayudaron a diseñar. En un giro que alarma al gobierno, los jóvenes artistas británicos se sienten traicionados por Blair. Dicen que se ha olvidado de sus promesas y lo acusan de comportarse como un blando conservador.

Es un resentimiento que entraña lo que el analista político Martin Jacques describía hace dos días como "el principio del fin de 'Cool Britannia'". Ese fue un rótulo acuñado por la revista norteamericana Newsweek cuando Blair, innovador, receptivo y sobre todo joven, navegaba en la cresta de la popularidad europea semanas después de su victoria electoral en mayo pasado.

Para sorpresa de Blair, el mismo "pop establishment" que él agasajó asiduamente en Downing Street ha pasado a la ofensiva. "Los besos se han convertido en escupitajos", apuntaba esta semana el semanario The Economist.

Todo comenzó cuando la revista New Musical Express (NME), la biblia de la industria discográfica, salió a la calle con un retrato de Blair con el provocativo titular de "¿Alguna vez te has sentido engañado?".

Según la revista, la respuesta es afirmativa en el más amplio espectro del 'Britpop' y esto queda ilustrado con el sentimiento de frustración artística entre 24 grandes de la música británica contemporánea, incluyendo Jarvis Cocker, de Pulp, Ian Broudie, de Lightning Seeds, y Bobby Gillespie de Primal Scream.

La NME se hace eco de las protestas contra planes laboristas que van desde la imposición del 'toque de queda' para adolescentes al aumento de los costos de inscripción en las universidades, y la supresión progresiva de la gratuidad. También se estrella contra la renuencia gubernamental a abrir el debate sobre las drogas.

"Todo esto es bastante decepcionante", dijo Jarvis Cocker a NME. "Son peores que los tories. Por lo menos con ellos sabíamos a qué atenermos", agregó. Un portavoz de Downing Street dijo ayer que el primer ministro todavía no ha tenido tiempo de leer la última edición de NME, pero advirtió que para Blair el hecho de que tantos jóvenes se sientan desilusionados por el gobierno es inadmisible. "Blair ha advertido que íbamos a atravesar por un período de posteuforia y pasar a la fase de materialización de proyectos como en la que nos encontramos", añadió.

 

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