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La imagen de la Casa Rosada llena la pantalla. La acompaña el silencio hasta que aparece una nerviosa voz en off, con la ya popular tonada riojana: ¡Cómo! ¿También los lunes...? Ese corto publicitario, que terminaba con la frase "una buena noticia para casi todos", fue finalmente desechado, porque los lunes de Página/12 no tienen destinatario político: sólo buscan saldar una vieja deuda con los lectores. Pocos lo recuerdan, pero los primeros meses de este diario transcurrieron de martes a sábado. La presión resultó pronto irresistible y nació la edición de los domingos. El reclamo quedó recluido a los lunes y pasaron así diez largos años. En ellos, contra todos los pronósticos, Página creció y se consolidó entre los principales medios nacionales y el deporte abandonó el corralito de los domingos para invadir la vida cotidiana, con todas sus implicancias políticas, sociales y pasionales. Esa expansión fue paradójicamente acompañada por la concentración casi completa de la oferta informativa. Hoy, nosotros y los lectores nos sentimos acompañados. Llenamos ese último hueco en una relación consolidada por los hechos y emociones compartidos. Página, como ya es habitual el resto de la semana, contribuirá a fijar la agenda informativa. Y con la aparición del suplemento Líbero sale por fin otra voz a la cancha. Hoy el diario estará en la Casa Rosada. Quizás alguien escuche la voz
nerviosa que dice "¡Cómo! ¿También los lunes?" Pero al mismo tiempo estará
en tus manos, y seguro alguien escuchará una voz entre incrédula y satisfecha, la tuya,
diciendo "era hora de que también nos encontremos los lunes". |