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ENARGÁS RECIBIÓ 15 MIL CARTAS PARA QUE PIENSE EN LOS YAGUARETÉS


Greenpeace entregó ayer los pedidos de más de 15.000 personas para que no se autorice la traza de un gasoducto que atraviesa la selva donde sobreviven los últimos yaguaretés. Enargás debe anunciar si acepta el proyecto.

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Los militantes de Greenpeace con cabezas de yaguaretés y representantes de la población kolla.
La organización entregó seis cajas con las cartas y faxes que enviaron de todo el país.


Por Raquel Roberti

t.gif (67 bytes)  "Si ustedes fueran uno de los yaguaretés ¿les gustaría que les hicieran eso?", pregunta Leandro Verterano, de ocho años, en una de las 15.379 cartas que Greenpeace entregó ayer en la sede del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargás), pidiendo que no se autorice la traza de un gasoducto que atraviesa la última selva de montaña del país donde sobreviven los últimos 200 ejemplares de yaguaretés. Enargás debe decidir en los próximos días si autoriza el proyecto de NorGás, que atraviesa la selva de Yungas que une el Parque Nacional de Baritú, en Salta, con el de Calilegua, en Jujuy, uno de los dos ecosistemas de mayor riqueza biológica del país.

La construcción del ducto se proyectó para abastecer a la zona norte de Chile del gas imprescindible para la generación eléctrica y lo impulsa el consorcio Nor Andino. Ayer, activistas de Greenpeace --con máscaras del felino y remeras con sus huellas--, depositaron en la mesa de entradas de Enargás seis cajas con las cartas y faxes que ciudadanos de todo el país enviaron a la organización en los últimos quince días. También dejaron un panel con decenas de cartas de escolares salteños que se sumaron a la protesta.

"Usted piense si fuera un habitante de la selva que le ponen tubos de gas y no puede comer por el gas que contamina las plantas", le sugiere Orlando Senola (8) al presidente del ente regulador. El reclamo se relaciona directamente con las 350 familias kollas que viven en la zona y que fueron ignoradas en el primer informe de impacto ambiental. Los tres tomos del informe también omitían mapas de las siete áreas ambientalmente críticas y de las protegidas, no analizaba el impacto sobre el 60 por ciento de aves del país que viven en la selva ni mencionaba a los mamíferos.

A raíz de los cuestionamientos, Enargás licitó una ampliación de ese estudio, cuyos resultados debe recibir en los próximos días. La medida no conformó a los ambientalistas ni al Consejo Tinkunaku, que reúne a las comunidades kollas salteñas de San Andrés, Los Naranjos, río Blanquito y el Angosto Paraní. Los kollas dejaron por escrito su "disconformidad" con los procedimientos de las consultoras CH2M Hill y Copropetti: "Sentimos que NO se trataba de una consulta a las comunidades, sino de una actitud de persuasión para que aceptaran el proyecto", afirman.

Después de entregar las misivas, los dirigentes kollas y Emiliano Ezcurra, a cargo de la campaña de Biodiversidad de Greenpeace, se reunieron con el vicepresidente de Enargás, Andrés Repar. "Se analizaron todas las cuestiones pero no se emitió ninguna opinión", relató Ezcurra al finalizar la entrevista. "Repar dice que Enargás recibe el informe final de la nueva auditoría y en base a eso autoriza o no la traza del ducto, pero que no puede aconsejar una traza alternativa", dijo el ecologista.

Greenpeace cuestiona la ampliación del informe porque "se hizo en quince días y sobrevolando la zona", lo que no garantiza un estudio biológico a fondo. "Los arqueólogos dicen que hay una gran cantidad de sitios no relevados y en ellos pueden encontrarse cementerios o templos de altura de los kollas", señaló Ezcurra. De hecho, Ceferino Zárate, secretario del Tinkunaku, denunció que el trazado del gasoducto atraviesa un viejísimo cementerio donde descansan los restos de sus antepasados.


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