ARRESTARON AL ALCALDE DE TEHERAN Y HAY LUCHA ABIERTA LA SANGRE LLEGA AL RÍO IRANÍ
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La lucha entre moderados y ultrafundamentalistas escaló una nueva posición en Irán a partir del arresto del alcalde de Teherán Gholamhossein Karbaschi durante el fin de semana, acusado de corrupción. Una crisis política sin precedentes enfrenta al Poder Judicial, bastión conservador, y al Ejecutivo "moderado". El presidente Mohammad Jatami fue apoyado efusivamente en su campaña electoral por el alcalde arrestado. Varias personalidades allegadas a Karbaschi acusaron directamente a la Justicia de llevar a cabo una "campaña política" disfrazada de lucha contra la corrupción y dirigida contra el jefe de Estado y sus partidarios. La crisis se agravó ayer cuando el Ejecutivo condenó públicamente la detención de Karbaschi. "Opinamos que el mantenimiento de la medida no beneficia al régimen islámico de Irán", manifestó el portavoz de la presidencia Ataolá Mohayerani. El arresto del alcalde, el primero en la mira del fusil de los conservadores desde hace mucho tiempo, es el clímax de un escándalo de corrupción por cientos de millones de dólares en la municipalidad de Teherán. El caso se convirtió en la primera plana de los diarios en la era "moderada" de Jatami cuando varios funcionarios municipales detenidos declararon en el curso del último mes que sufrieron "tratos inhumanos y torturas" durante su arresto. El Poder Judicial, en manos de los ultras, fue sometido a presiones que no había conocido hasta entonces para que respondiera a las acusaciones de la prensa. Y por primera vez las presiones provenían tanto de la oposición "moderada" como de la opinión pública en general. El escándalo es la punta de lanza con la cual el ayatola Alí Jamenei, del ala dominante y ultrafundamentalista del régimen, intenta dejar fuera del juego a Jatami y los reformistas moderados. Karbaschi, de 44 años, es alcalde de la capital iraní desde 1989 y se caracterizó por aplicar una política de grandes obras de urbanismo en esta ciudad de 10 millones de habitantes. Los "moderados" ganaron favor popular por oponerse a la austeridad que los gobiernos anteriores predicaron para reequilibrar el pago de la deuda. La política cultural de Karbaschi, mediocremente tolerante, tal como lo permite el régimen iraní, fue sin embargo objeto de las críticas de los conservadores. Pero su principal problema es otro. "La facción vencida en las últimas elecciones quiere vengarse", afirmó Faezeh Hachemi, diputada moderada. "El delito de Karbaschi es haber participado activamente en la campaña por las legislativas del '96 y por la presidencial del '97", concluyó. Algunos moderados perdieron la moderación en el Parlamento dominado por los conservadores, y politizaron la cuestión más allá de la pugna institucional de los poderes del Estado. El diputado Hussein Marachi hizo un llamamiento al pueblo "para que se levante y vele por su presidente". El Consejo de Ministros, reunido el domingo bajo la presidencia del jefe de Estado, expresó su "asombro" por la detención "arbitraria" del alcalde de Teherán. El Poder Judicial y los principales miembros de la mayoría parlamentaria conservadora replicaron también con asombro y con el esperable argumento legalista: se trata de una acción judicial (y policial) que "no tiene nada que ver con la política". El hoyatoleslam Mohsseni Ejei, presidente del tribunal encargado de juzgar a los funcionarios, declaró con una naturalidad que no alcanza a persuadir a sus adversarios que "la Justicia se pronunciará con toda imparcialidad y sin consideraciones políticas sobre los delitos atribuidos a Karbaschi". El arresto de Karbaschi no hubiera podido realizarse sin el apoyo eficaz de la policía. Y el poder sobre las fuerzas policiales es una de las piezas clave en la puja del Ejecutivo moderado con el Judicial conservador. Pero los conservadores llevan las de ganar. El delito de corrupción que hizo encarcelar al alcalde de Teherán no es un escándalo aislado que mancha la pureza fundamentalista islámica que llegó al gobierno con la revolución de 1980. "Incluso si hay corrupción en la municipalidad, es mucho peor en los Bonyads", dijo un funcionario del gobierno. Los Bonyads son las enormes empresas estatales, que gozan de todo tipo de privilegios. Son un baluarte del poder de los ultrafundamentalistas, y a la vez una fuente de sus ingresos, que alimenta los gastos de sus campañas, y permite que triunfe la verdadera fe.
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