Con sólo 17 años, Analía nunca imaginó que ese embarazo inoportuno e involuntario le podía costar la vida. Una fría mañana de invierno ingresó de urgencia al Hospital Roque Sáenz Peña, de Rosario, con hemorragias. La gravedad del cuadro hizo que fuera derivada al hospital de alta complejidad Clemente Alvarez, pero los médicos no pudieron salvarla: murió en terapia intensiva por una infección generalizada, presumiblemente provocada por un aborto realizado en malas condiciones sanitarias. El de Analía no es un caso aislado. El riesgo de que una mujer embarazada muera en la Argentina es de 1 en 290, doce veces mayor que en Estados Unidos y 26 veces superior que en Canadá, según datos de la OMS conocidos ayer al conmemorarse el Día Internacional de la Salud, dedicado este año a la "Maternidad sin Riesgos".

El médico Pablo Vinocur, representante de Unicef-Argentina, la epidemióloga Mabel Bianco, de la Fundación Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM), y el investigador Guillermo Carroli, del Centro Rosarino de Estudios Perinatales (CREP), cuestionaron el elevado índice de mortalidad materna del país y coincidieron en que podría reducirse con medidas de bajo costo como la educación sexual, la información, los servicios sobre anticoncepción y el mejoramiento de la atención en los hospitales públicos. "El 70 por ciento de las muertes podrían evitarse", alertó Bianco.

Mientras la Organización Panamericana de la Salud (OPS) consideró ayer que la tasa de mortalidad materna debería reducirse hasta ser casi inexistente, Página/12 conoció el último índice oficial (correspondiente al '96) que no sólo no bajó en relación con el año anterior sino que experimentó un leve aumento: de 44 a 47 por cada 100.000 nacidos vivos. "Por las condiciones del país, su gasto en salud, los recursos humanos en los hospitales y el hecho de que cerca de un 90 por ciento de los partos ocurren en centros de salud, la Argentina debería aspirar a tener un índice bastante menor", advirtió a Página/12 el médico Pablo Vinocur, coordinador de proyectos con los gobiernos de Unicef-Argentina. En el mismo sentido opinó Carroli, director de docencia e investigación de la Maternidad Martin, dependiente del Municipio de Rosario. "El nivel que tenemos es alto", consideró Carroli.

Vinocur aclaró además que de acuerdo con estudios oficiales se estima que la tasa es aún mayor que la registrada por el Ministerio de Salud, ya que se han detectado subregistros que oscilan entre un 30 y un 50 por ciento. Para el representante de Unicef, más que el incremento de algunos puntos en el índice hay otro aspecto más preocupante: las diferencias entre las tasas de mortalidad materna en las distintas provincias. Mientras en la ciudad de Buenos Aires es de 10 por 100.000, en Formosa es de 172, en Jujuy 157 y en Salta 103, ejemplificó. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mortalidad materna es el registro de los fallecimientos de las mujeres durante el embarazo y hasta 42 días después de dar a luz.

"Un tercio de las muertes maternas en 1996 fueron causadas por complicaciones por abortos", informó Bianco. Tras destacar que resulta un porcentaje "alto" --a nivel mundial el aborto inseguro es causante del 13 por ciento de las muertes maternas--, explicó que generalmente se trata de mujeres que recurren al aborto ante un embarazo no deseado que no pudieron prevenir por no tener a su alcance algún método anticonceptivo. "Sin dinero para pagar un aborto en buenas condiciones sanitarias terminan metiéndose una sonda, lo que puede desembocar en una infección, la ruptura del útero o una hemorragia aguda", describió. Como se presume sucedió con Analía --su nombre es ficticio--, cuya muerte quedó registrada el año pasado en la Secretaría de Salud de Rosario.

Para Bianco, el aumento de la mortalidad materna no es un dato menor. "Es llamativo que en la Argentina no se la pueda bajar y que, al contrario, está aumentando", consideró y precisó que el incremento "coincide con el mínimo descenso observado en los años anteriores". De acuerdo con un estudio de la OMS, el riesgo de morir durante el embarazo es mayor en la Argentina que en Colombia (1 en 300), Uruguay (1 en 410), Chile (490), y Cuba (490).

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