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Por Pilar Lozano Desde Bogotá ¿Qué va a pasar con el ELN (Ejército de Liberación Nacional) después de la muerte de su máximo jefe, el ex sacerdote español Manuel Pérez? Este interrogante tiene pensativos a analistas y políticos de Colombia. Los que han seguido de cerca la historia de este grupo guerrillero, el segundo más grande del país, prevén cambios. Manuel Pérez, "Poliarco", murió de hepatitis en algún lugar de las montañas de la provincia de Santander, en el nororiente colombiano, el pasado 14 de febrero, cinco días después de que los "elenos" se comprometieran a emprender el camino de la paz, en un preacuerdo firmado en el Palacio de Viana en Madrid.La muerte de este cura rebelde, que vivió en la clandestinidad durante casi 30 años, se mantuvo en secreto durante 51 días. Pasado el revuelo que causó la noticia --el diario El Espectador en su edición de ayer titula a seis columnas en primera página: "Hepatitis mató al cura Pérez"--, el martes había incertidumbre por el futuro del preacuerdo de paz pactado en Madrid, puesto en entredicho por el ELN hace apenas una semana. El gobierno, en un breve comunicado, pidió respetar la memoria del cura Pérez. "Su última voluntad de paz está reflejada en el espíritu que inspiró el preacuerdo de paz de Viana, el cual se suscribió bajo sus orientaciones." Los candidatos a la presidencia, en su mayoría, opinaron igual: si se quiere respetar la memoria de Poliarco hay que respetar los acuerdos de Viana que contemplan la realización de una gran convención nacional para impulsar una modificación del país en materia económica, política y social. Pero las cosas cambiaron en el ELN. El cura Pérez, quien desde hace tres años buscaba afanosamente un acercamiento para negociar la paz, era un factor de conciliación y unión. Ahora cambia la configuración de la cúpula. El nuevo jefe político es Nicolás Rodríguez, "Gabino", considerado desde siempre un hombre de la línea dura. Tiene 48 años y desde los 14 es guerrillero. En 1997 se enfrentó a Pérez y generó una división interna. El ELN tiene ahora dos jefes militares: Antonio García y Pablo Beltrán. El ELN, sin embargo, se ha encargado de desvirtuar estos temores de cambio. Gabino, al comunicar la muerte del cura Pérez a sus hombres --desparramados por todo el país en 53 frentes--, aseguró que el ELN "seguirá con la misma posición política", y pidió a la militancia "continuar luchando por la memoria del comandante muerto". Los militares trataban de mostrar en sus declaraciones al cura Pérez como "el mayor terrorista de la historia de Colombia", como el hombre que instauró en el país las minas antipersonales y como el responsable de más de 500 atentados contra la infraestructura petrolera, que ha generado un irreparable daño ecológico y social. Los historiadores y conocedores de Golconda --movimiento de curas rebeldes nacido en la década del 60-- recordaron en sus declaraciones que el cura Pérez optó desde muy joven por servir a los pobres y que, equivocadamente, abrazó la lucha armada. El comandante muerto, quien muchas veces confesó que le daba vértigo tomar un arma, nació en la provincia de Aragón, en 1943. Llegó a Colombia en 1969 y en Cartagena se unió al grupo Golconda y eligió Chambacú, el barrio más miserable, para trabajar con las comunidades negras. El gobierno y la jerarquía eclesiástica se escandalizaron con su labor y fue expulsado. Regresó luego de manera clandestina y con los también sacerdotes Domingo Laín, Antonio Jiménez y el colombiano Camilo Torres, ingresaron al ELN. Jiménez murió muy pronto víctima de una insolación. Torres y Laín murieron cuando trataban de recuperar su fusil en medio del combate. Según lo planeado por los "elenos", los encargados de darle la noticia al mundo entero sobre la muerte de su comandante serían seis periodistas secuestrados el pasado fin de semana. Una cadena de radio se les adelantó. Por un informe de inteligencia del ejército, conocieron el mensaje que Nicolás Rodríguez, "Gabino", dio a los "elenos": "Compañeros, el ELN informa a ustedes de la dolorosa partida de nuestro comandante y jefe Manuel Pérez". Luego pidió por él un minuto de silencio, y disparar "la salva de guerra" en homenaje al jefe muerto.
Un sueño incumplido Por Concha Montserrat Desde Zaragoza "Los quintos de mi tío, sus compañeros de seminario, el pueblo entero ... no sabes lo que es esta casa desde ayer por la mañana." Mari Carmen Pérez tiene 23 años, es hija de Paco, el único hermano del "cura" Pérez. Su padre, el alcalde socialista de Alfamén (Zaragoza), no podía articular palabra. A Paco se le ha ido parte de su vida en una llamada telefónica, que le anunciaba ayer martes la muerte en febrero pasado por enfermedad de su hermano, el "cura" Manuel Pérez, Poliarco, jefe del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero de Colombia. En la tarde del lunes, esa llamada echó por tierra los sueños de Manuel: regresar tranquilamente al pueblo. Pero el cura guerrillero, un santo para la mayoría de los habitantes de este pueblo de apenas 1000 vecinos, no regresará. Ayer, los Pérez recordaban cuando tras el primer viaje a Colombia, apenas salido del seminario, las autoridades del país lo deportaron por apoyar una huelga de estibadores en Cartagena de Indias. "Pasó casi un año en Alfamen, pero volvió. Nadie que ha conocido la auténtica pobreza y es bueno como él lo era, puede olvidar a los suyos." Cuando regresó, fue para nunca más volver a España. Ayer, su hermano pedía disculpas por no poder articular palabra. "Recuerdo las fechas, los viajes, las cartas, pero lo recuerdo sobre todo a él. Ya murieron Domingo y José Antonio, y ahora es Manuel el que se ha ido." Esta vez es en serio. Tantas veces se lo dio por muerto que hasta que no llegó la confirmación, avalada por un mensaje de hace meses donde se aseguraba que estaba muy enfermo de hepatitis, nadie lo creía. Otros recuerdos ayudan a definir la potente personalidad de un hombre que cuando estuvo en el seminario le anunció a su madre que venía el obispo a comer. Herminia sacó los mejores cubiertos de la casa de agricultores, que han sido y son los Pérez, y preparó todo. A la mesa se sentaron un grupo de vagabundos que no tenían nada que echarse a la boca. "Mi abuela guardaba escondidas las mejores mantas, porque mi tío cuando las encontraba se las daba a los pobres."
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