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Rodeado de una manada de periodistas, Esteban Tuero afronta el vendaval con hidalguía y, a veces, con un guiño. -¿Qué le falta al Minardi? -le preguntan con espíritu enciclopédico. -Depende para qué. ¿Para ganar, salir quinto o para terminar décimo? Porque si Hakkinen termina quinto con el McLaren es un gil, y pero si es un Tyrrell, el piloto es un héroe... -¿Y si Tuero termina quinto con un Minardi?-inquiere este diario. -Eh... Soy Gardel. La ansiedad por correr en su país, ante su gente y su familia, parece más controlada que el tercer pedal de la McLaren. No será el Mudo -porque habla con gusto- pero silba bajito. Tuero vive con buen humor los momentos previos al inicio de su mayor compromiso del año, el Gran Premio de la República Argentina de Fórmula, que arranca hoy con dos tandas de entrenamiento. "No siento ninguna presión sino unas incontenibles ganas de correr -desliza Tuero- A mí me gusta mucho ver cómo trabaja el equipo, como preparan el auto, pero lo que quiero es subirme y manejar". Por primera vez desde el 12 de abril de 1981, habrá un argentino girando con la Fórmula 1 en Buenos Aires. "Es obvio que esta carrera es diferente a otras -admite, más relajado que otros días de la semana, seguramente por la proximidad del acelerador- porque la gente me para por la calle y me alienta, y eso me da ganas de hacer mejor las cosas. Por suerte, la gente sabe en qué situación estoy corriendo. Mi objetivo sigue siendo terminar la carrera". El fantasma de los dos abandonos previos podrá rondar el domingo, pero mientras tanto el argentino sabe que en las pruebas puede caminar aceptablemente. "Con un 18º o 19º puesto me contento -asegura- Vamos a probar tanto las gomas duras como las blandas, y Cosworth me dijo que los motores son los mismos que usé en Australia y Brasil". Ese conocimiento no altera su optimismo. "Si no llueve, me da lo mismo. Anduve diez vueltas bajo el agua en Barcelona y Mugello". Como el pronóstico certifica sol para el fin de semana, se reducen las posibilidades de que Michael Schumacher pueda darle pelea a los McLaren. "No sé si van a ganar -aventura el piloto más joven de la F-1- pero me parece que las Ferrari van a estar más cerca que en Brasil". Hasta le sobra una sonrisa -la auténtica sonrisa de Gardel- cuando al comentar que el piloto alemán tuvo un comentario elogioso para con él, admite que lo pone "contento que Schumacher sepa, por lo menos, quien soy". A las 10, posará para el álbum junto a su Minardi y le cantará bajito "El día que me quieras" para que lo acompañe saludable durante las dos horas de entrenamiento de la jornada. Para que, delante de los fanáticos que van a ver a otro argentino en Fórmula 1, no sea un "incerdio"...
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