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LOS PLANES DEL PENTAGONO PARA ENTRAR EN COLOMBIA CON AYUDA INTERAMERICANA

LO VAMOS A PASAR BOMBA

La inteligencia norteamericana maneja hipótesis para entrar militarmente en Colombia a aplastar una de las guerrillas más feroces del continente. El plan requeriría un taparrabos continental que podría ser Argentina. La guerrilla colombiana promete bolsas de cadáveres.

Inferioridad: El jefe del ejército confirmó públicamente que sus fuerzas están en inferioridad y dijo que aceptaría ayuda norteamericana, incluso "bombas atómicas".

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El general Manuel Bonett, jefe del ejército colombiano, ante sus tropas en la zona de guerra.

Es la zona donde las FARC redujeron a muertos y prisioneros a todo un batallón.

 

Por C.U.

t.gif (67 bytes) Hace 10 días, la versión pegó rápidamente la vuelta a las Américas: Estados Unidos estaba preparando una intervención militar en Colombia y había sondeado a la Argentina sobre su eventual participación en una fuerza de paz. La información pareció descabellada y fue rápidamente desmentida por todos los involucrados: Estados Unidos, Argentina y Colombia. Pero ayer, el diario norteamericano The Washington Post publicó una noticia que avanza en esa dirección. Un informe de la DIA (Defense Intelligence Agency, el servicio de inteligencia del Pentágono) concluye que las narcoguerrillas colombianas son demasiado fuertes y el ejército demasiado débil, y que de proseguir la actual tendencia Colombia se convertirá en un "narcoestado". Argumentalmente, este diagnóstico prejuzga su propio resultado, ya que si esto es así las fuerzas norteamericanas deberían intervenir en el terreno. Pero para intervenir necesitarían al menos un taparrabos continental, una fuerza militar token de otros países que le dé legitimidad interamericana a la operación, como hicieron en cada invasión, salvo en los casos de abrumadora superioridad numérica, como Grenada en 1983 y Panamá en 1989. En este caso, un sondeo al general Martín Balza y a otros generales del continente es obligatorio, aunque la hipótesis se maneje aún sólo a nivel de la inteligencia militar y no haya un punto de vista común interagencias que abarque también al Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca.

La guerra en que la Argentina podría verse involucrada presenta características aterradoras, para decir lo mínimo. El viernes 20 de marzo, Página/12 publicó un informe del enviado especial Washington Uranga, "Cómo es vivir en un país sin Estado", donde una de las anécdotas de apertura basta para dar la pauta: "A pocos kilómetros de Bogotá, la capital, o de Medellín, la ciudad que le sigue en importancia, cualquier automovilista se puede encontrar con un 'retén' guerrillero que le impondrá el pago de un 'peaje' revolucionario". Ese informe se publicó dos semanas después de que la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) redujera a muertos o prisioneros a un batallón entero del ejército. Previamente, a comienzos de marzo, el general Charles Wilhelm, jefe del Comando Sur estadounidense en Panamá, empezaba a preparar el ambiente público para sus planes, asegurando que la guerrilla colombiana estaba fuera de control y amenazaba la seguridad de cinco países limítrofes; Venezuela --que debió colocar 12.000 soldados en su frontera para impedir las incursiones de narcotraficantes y grupos armados--, Panamá, Brasil, Ecuador y Perú. Wilhelm también criticó la falta de eficacia del ejército colombiano, a lo que el general Manuel Bonett, comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, replicó con una afirmación que, bien vista, parece en realidad confirmar los dichos del boss norteamericano: "Aquí en un mes hay más muertos que en la Guerra del Golfo y más combates que en Vietnam". Bonett confirmó públicamente que sus fuerzas están en inferioridad de condiciones y dijo que aceptaría ayuda norteamericana, incluso "bombas atómicas" (sic).

Si el presidente Carlos Menem se propone seguir su propio ejemplo de veces anteriores (en el Golfo, precisamente, y en las operaciones de paz en la ex Yugoslavia), no le vendría mal echar una ojeada al informe que la DEA preparó en noviembre del año pasado para darse cuenta de que esta vez la cosa será bastante más que un paseo. Estos son algunos de los datos principales:

* La DIA ahora estima que la fuerza de la guerrilla marxista colombiana asciende a 20.000 hombres, un salto pronunciado respecto a los 15.000 previamente estimados. Esto podría parecer una inflación desmesurada de los datos por la inteligencia militar, de no ser por estar confirmada por una fuente insospechable: el presidente Ernesto Samper, hostilizado por EE.UU. por sus vínculos con el narcotráfico, quien en un reportaje con Juan Jesús Aznárez del diario El País de Madrid confirmó que la guerrilla ha crecido (ver aparte). Las FARC tienen unos 15.000 hombres y el Ejército de Liberación Nacional, que acaba de estrenar un nuevo líder de línea dura tras la muerte de su fundador, el ex cura español Manuel Pérez, unos 5000.

* Estas fuerzas disponen ahora de aviones pequeños para operaciones de reconocimiento y para trasladar a los líderes guerrilleros a distintos puntos del país, así como misiles tierra-aire y armas pesadas sofisticadas compradas con dinero de la droga a países del ex bloque soviético.

* De acuerdo al informe y a fuentes norteamericanas citadas por el Post, el ejército colombiano está en muy mala forma. De sus 120.000 miembros, solamente 20.000 están equipados y preparados para combatir. Mientras tanto, la doctrina militar en uso sostiene que un ejército regular necesita una superioridad de 10 a 1 para derrotar una insurgencia en pie de guerra y bien equipada.

* Esta guerrilla ahora controla más del 40 por ciento del territorio colombiano. Hace 10 años, sus fuerzas tenían presencia en 173 municipalidades; ahora operan en cerca de 700.

* Dos tercios de las FARC y la mitad del ELN están implicados en el narcotráfico, lo que da a ambos grupos decenas de millones de dólares con los que financiar sus operaciones.

* En la administración Clinton y el Pentágono hay debate sobre qué debe hacerse. EE.UU. dio unos 100 millones de dólares a Colombia el año pasado para operaciones antidrogas, pero ha intentado evitar que Bogotá use ese dinero contra la insurgencia. Sin embargo, debido a la complicidad entre narcos y guerrillas, se ha hecho difícil establecer con precisión la diferencia.

Una movida republicana en el Congreso apunta a entregar al ejército colombiano helicópteros Black Hawk y otros materiales militares high-tech. Actualmente hay 200 militares estadounidenses en Colombia, embarcados en operaciones antidroga y misiones de entrenamiento.

La pregunta es qué pasa si todo esto no basta.

 


 

SAMPER ADMITE QUE LA GUERRILLA CRECIÓ

El País de Madrid

Por Juan Jesús Aznárez

Desde Bogotá

El presidente colombiano Ernesto Samper denuncia que el narcotráfico

interfiere de manera definitiva el proceso de paz con la guerrilla, y

considera que se ha debilitado la relación entre el narcodinero y los

políticos, en beneficio de otras formas de corrupción administrativa o

privada. En una entrevista con El País, admite que las Fuerzas Armadas

Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional

(ELN) son más fuertes.

--¿En qué fase se encuentra el combate entre el Estado colombiano y las fuerzas guerrilleras?

--En una situación de "statu quo". El narcotráfico las repotenció, les permitió armarse de una manera más efectiva, y fenómenos como el que estamos contemplando en el sur del país (la sangrienta emboscada sufrida por una compañía antiguerrillera en Caquetá) son la demostración de que hay una guerrilla muy bien fortalecida defendiendo cultivos, laboratorios de coca, que es lo que ha llevado a que la guerra se polarice y en cierta forma se degrade. Ya no asistimos a los enfrentamientos tradicionales.

--¿Hasta qué extremo el narcotráfico entorpece la paz?

--De manera definitiva. Financiando a la guerrilla, con la que tiene

una alianza, no ideológica sino comercial; financiando los denominados

grupos paramilitares, con los cuales tiene alianzas más de carácter

ideológico. Y corrompe los mecanismos constitucionales.

--¿Qué separa al Estado de la guerrilla?

--Ojalá lo supiera. Yo creo que no tienen claro cuál es el modelo de

país por el cual están luchando.

--Su mandato termina en agosto. ¿Observa avances?

--No puedo tener la pretensión de señalar que en estos meses yo puedo

hacer la paz; tampoco puedo asegurar que ni siquiera voy a iniciar el

proceso.


EL MENSAJE DE LAS FARC A LA ARGENTINA

"PREPÁRENSE PARA LAS BOLSAS DE CADÁVERES"

 

PAGINA/12 EN MEXICO

 

Por Darío Pignotti

Desde México D.F.

t.gif (67 bytes) "Nadie puede participar en la guerra colombiana impunemente y si el gobierno argentino lo hace tal vez deba prepararse a llevarse algunas bolsas negras macabras." Oficialmente las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) dieron su posición sobre la versión relativa a la integración argentina a una fuerza multinacional de paz en Colombia. El comandante Marco Calarcá, su vocero internacional, lanzó la amenaza en una entrevista exclusiva con Página/12.

--¿Ustedes están haciendo una advertencia al gobierno argentino?

--No es una advertencia al gobierno argentino, más bien es un llamado a los pueblos a que hagan todo lo posible por que esto no ocurra.

--¿Argentina se está "comprando" una guerra?

--Nadie en el mundo puede pensar que se participa en nuestra guerra sin sufrir consecuencias. Las FARC han sido muy claras y lo subrayo: quienes participen directa o indirectamente en la guerra contra nuestro pueblo serán objetivos militares, y esto incluye apoyo financiero o de otro tipo a nuestro enemigo.

--¿Dentro y fuera de Colombia?

--No, sólo en Colombia, nuestra política emanada de nuestra octava conferencia es no hacer operaciones fuera del territorio nacional.

"Marco Calarcá" es el nombre de guerra adoptado por Luis Alberto Alban Urbano. En la hora y media de entrevista se permitió dos humoradas. La primera cuando admite: "Sé que para muchos somos unos dinosaurios marxistas leninistas". La segunda al nombrar a Carlos Menem: "Me han dicho en tu país que cuando lo citan tocan madera", y golpea dos veces la mesa.

--¿Estiman que el presidente Menem seguirá adelante con esta iniciativa ya desmentida oficialmente?

--Viendo cuál ha sido su política hacia EE.UU en estos años, nos parece probable que lo haga una vez más. Creo que si EE.UU. se decide finalmente a crear una fuerza multinacional, seguramente habrá presencia argentina desafortunadamente. Esperamos tener la capacidad de impedir esa situación, porque la consecuencia será que la guerra ya no será colombiana y se habrá internacionalizado y las consecuencias serán desastrosas e imprevisibles para todas las partes. Es bueno aclarar que si se hiciera esa intervención sería una intervención del imperio, de EE.UU. Los demás países prestan unos hombres para legitimar lo de fuerza multinacional. Eso pasó en las guerras del Golfo y en Haití por ejemplo, donde, creo, participó Argentina. Pero el imperio no es Argentina.

--El asalto al cuartel de Petascoy en diciembre y las acciones en la selva del Caguán en marzo expresan un poder militar considerable de su organización. ¿Qué control tienen territorialmente?

--Colombia es un país de 1.200.000 km2, las FARC tienen presencia en todo el país a través de 60 frentes aplicando la táctica de guerra de guerrillas móviles, por lo cual no es de posiciones y no tenemos territorios liberados. Sí tenemos áreas de influencia donde se mueven nuestros frentes, donde son la autoridad reconocida por la población.

--¿Ustedes comparten con Washington la caracterización de Ernesto Samper como narcopresidente?

--No es Estados Unidos solo, todos saben que entraron 6 millones de dólares del narco en la campaña de Samper. El lo reconoció pero dijo no haberse dado cuenta. No creo que sea exactamente un narcopresidente, pero sí demuestra la fuerza del narco en el poder y las instituciones.

--Colombia desplazó a Perú como primer productor de hoja de coca.

--Así es y la explicación es económica: Colombia es un país con casi el 60 por ciento de su territorio selvático o sin colonizar. Las mejores tierras colonizadas están en zona andina y son de los narcos porque producto del neoliberalismo los campesinos pobres debieron dejar esas tierras ahora usadas por los narcos como potreros de explotación extensiva. Esos campesinos quebrados fueron a parar a los cinturones de miseria urbanos o a colonizar y allí lo único rentable es la hoja de coca. Son lugares a cuatro días de camino de la punta de la carretera.

--¿Esas nuevas zonas cultivadas cuentan con seguridad de las FARC?

--Esa es una de las calumnias que se vienen dando. Las FARC no tienen vínculos con el narcotráfico. Nosotros tenemos presencia en las áreas donde se cultiva coca y los que las cultivan no son narcos sino nuestra base social. No les cuidamos los cultivos, ni las pistas, ni los que el gobierno llama laboratorios y no son más que un techado a media agua donde se hace la pasta. Nuestra política hacia esos campesinos es que por cada hectárea de coca deben sembrar dos de alimentos. Esa es una ley. Ahora nosotros sí cobramos un impuesto a la "Nueva Colombia".

--¿A quién se lo cobran?

--A todos quienes tengan un capital superior al millón de dólares. Ese dinero que nos dan los campesinos seguro viene de la coca.

--Discúlpeme, pero quien tiene una fortuna de más de un millón no es un campesino sino un narco.

--Hay contribuciones voluntarias de los campesinos e impuesto de guerra a quienes cuenten con fortuna. Es absurdo decir, por eso, que tenemos vínculos con el narco. Es manipulación informativa.

--Decir narcoguerrilla puede ser manipulación, pero decir que cohabitan con el narco o que no lo tienen como objetivo militar parece sensato.

--Mire, en la selva no están los narcos, allí están los campesinos y los "traquetos" (intermediarios) que la llevan (a la coca) a la ciudad. Nosotros ni producimos ni elaboramos ni transportamos la hoja. Hay que recordar que los narcos en su origen crearon los paramilitares y hay que decir que el ejército los deja hacer. Recuerde el primer grupo militar, los M.A.S. eran sostenidos por el narcotráfico. El narco es uno de los problemas de Colombia pero no el fundamental. Nosotros no tenemos por qué resolverle el problema al Estado colombiano, que es contra el que estamos en guerra.

--Si están en guerra contra el Estado colombiano, ¿por qué han declarado objetivo militar a los asesores norteamericanos antinarcóticos?

--No es exacto. Nosotros no decimos que son objetivos militares los asesores antinarcos, decimos que son objetivos los asesores militares de la guerra antinarco que participen en la guerra contra nuestro pueblo.

--¿Qué lo llevó a Bolivia (de donde lo expulsaron el 24 de marzo)?

--Realmente fue una escala del viaje que venía haciendo desde Montevideo, donde hubo una preparatoria del Foro de San Pablo. Seguí hacia Buenos Aires, donde no bajé y seguí a La Paz, donde pensaba reunirme con el Partido Comunista y con el Movimiento Bolivia Libre; pensábamos presentar la situación y establecer relación político-diplomática con otros grupos y con el gobierno.

--¿Con el general Hugo Banzer?

--Por qué no, nosotros mantenemos contactos con gobiernos de muchos países. Lo hemos tenido con el gobierno de El Salvador, por ejemplo. Así es la política diplomática y siempre existen contactos.

--¿Los tienen con el gobierno argentino?

--Con el gobierno no, pero sí con algunos legisladores.

--¿Del partido gobernante?

--Con algunos.

--¿Con quiénes?

--Dejemos las cosas allí...



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