"En la
penumbra de aquel amanecer, sólo hubo una persona que no tenía la memoria enferma: la
Madre que durante su vida había aprendido a guardar y rumiar las cosas en su corazón. A
ella le pedimos esta noche por cada uno de nosotros, por nuestra patria, por el mundo
entero. Madre, enséñame a no olvidar, enséñame a conservar la memoria de Jesucristo
que murió y resucitó por mí, enséñame a anunciarlo a los demás. Madre, cúrame la
memoria para que sea fecundo en el anuncio que debo hacer: 'No está aquí, ha
resucitado'."(Jorge Bergoblio, arzobispo porteño, en su homilía de anoche.)
|