EL DIRECTOR DE "TITANIC" POLEMIZA CON LA CRITICA ESTADOUNIDENSE CAMERON DEMUESTRA CÓMO GANAR AMIGOS
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Por Juan Cavestany Desde Nueva York A James Cameron parece haberle llegado la hora de la resaca. Después del éxito planetario, los once Oscar y los 100 millones de dólares con que lo va a recompensar la 20th Century Fox por dirigir Titanic, se supone que podría haberse quedado en su casa frotándose las estatuillas. Sin embargo, no conforme con haber chillado aquello de "¡Soy el rey del mundo!" en la entrega de los Oscar, pagó de su bolsillo un anuncio en uno de los principales diarios de Estados Unidos, Los Angeles Times, para quejarse de su crítico principal, Kenneth Turan, a quien no le gustó la película, recomendando de paso a los propietarios que censuren sus notas. Su actitud originó un largo debate en los medios estadounidenses, que en general están cansados de la arrogancia histórica del realizador de Terminator, El abismo y Alien 2. El debate, que roza temas como los límites de la crítica, la utilización discrecional del derecho a réplica, la posibilidad del disenso ante las obras de arte e incluso el poder de los medios de manipular, o no, la opinión pública, alcanza a buena parte de los diarios nacionales, a las cadenas de televisión y a distintas emisoras de radio, que en general creen que además del problema básico de la propuesta de Cameron, está el problema del lugar desde donde lo propone. El columnista de The New York Times Frank Rich, al salir en defensa de Turan y pedir a Cameron que "cierre la boca", de una vez por todas recordó que Titanic trata sobre los peligros de la arrogancia y de la superioridad de los poderosos. El derecho a réplica está contemplado en la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU., pero los esfuerzos de Cameron por convertirse en el nuevo Orson Welles están haciéndolo quedar más bien como la nueva Barbra Streisand. Es decir, en lugar de un genio dispuesto a pelear con la prensa para obtener respeto, una diva dispuesta a no dejar circular opiniones que no coincidan con la suya. "Turan ha perdido el contacto con su público y ya no sirve para nada útil", escribió Cameron en el artículo, que publicó pagando la tarifa de publicidad. "Olvidémonos de Clinton --señaló--, ¿cómo se puede pedir una moción de censura contra Kenneth Turan?" Desde los comentaristas de televisión hasta la revista Variety, las críticas al ego superinflado de Cameron, que empezaron durante el rodaje de Titanic, llovieron en una especie de reacción en cadena. "Debe ser una gran carga el estar dotado de una visión tan clara mientras tu rebaño pasa por encima tuyo sin hacerte caso", había ironizado en su nota el director, hablando de Turan, a quien considera un "egocéntrico elitista". Los Angeles Times respaldó incondicionalmente a Turan, una de las pocas grandes firmas del periodismo en Estados Unidos que se animaron a hablar mal de Titanic pese a su éxito de taquilla, al poder de Cameron en la industria y los centímetros de publicidad que paga la distribuidora. Turan afirmó que Titanic "apesta a falsedad y carece de la más mínima originalidad" y que "debería ponerse en las escuelas de cine para enseñar lo que no hay que hacer". El periodista confesó que lo dejó "pasmado" leer la solicitada de Cameron en Los Angeles Times porque "normalmente esta gente está rodeada de un equipo que le recomienda que se calmen". Tras la ceremonia de los Oscar, el grito de Cameron imitando a Leonardo DiCaprio se convirtió en el ambiente de la crítica de espectáculos en una broma, comparable sólo con los gestos que pone Celine Dion al cantar "My heart will go on". Para colmo, tras coronarse rey de la noche, en una mezcla de sensiblería, demagogia y mal gusto, Cameron pidió unos momentos de silencio para las víctimas de Titanic y luego dijo que se iba "de juerga hasta el amanecer". Insistiendo en su línea de golpe bajo, Cameron escribió en su perorata contra Turan que "el público de todo el mundo está celebrando su humanidad esencial al ir a una sala a oscuras y llorar juntos". Evidentemente, está convencido de que la calidad de un film se mide por las reacciones fisiológicas que cause.
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