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EL PARCHE NEGRO DE Gelblung

Por Miguel Bonasso


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T.gif (67 bytes) No conviene ausentarse de la Argentina y dejar a merced de los piratas locales la propiedad intelectual. El 17 de marzo pasado yo estaba en Londres, viajando hacia Buenos Aires. Esa misma noche, el señor Samuel Gelblung se apoderaba de un tercio decisivo del documental “Evita: la tumba sin paz”, que realizamos con la productora Ana de Skalon y el director Tristán Bauer para Channel Four de Inglaterra. Gelblung, que no compró los derechos correspondientes ni le pidió permiso a nadie, usó más de 15 minutos de nuestro material exclusivo para baratearlo, tanto en el contenido como en la forma, en su programa “Memoria”, que en esa edición llevó el inquietante título de “Santa Evita fue madre desde la tumba”.
Hasta el momento del robo y la malversación, “Evita: la tumba sin paz” (en la que tuve a cargo la investigación periodística y el guión) nos había dado muchas satisfacciones. Desde su estreno en la televisión británica, en enero de 1997, tuvo un gran éxito de crítica y de ventas. A fines del año pasado, además, recibió el Premio “Coral” al mejor documental en el Festival Cinematográfico de La Habana. Pero el mayor suceso –como era de prever– lo obtuvo en la Argentina, donde Canal 13 lo pasó, el 24 de marzo del año pasado, con un rating promedio de 26,4. El más alto que haya obtenido nunca un documental. La empresa Artear, a la que South Productions había vendido los derechos para una emisión de aire y otra de cable, volvió a comprarlo y lo repitió cinco días más tarde a pedido del público. Hasta ahí todo normal, de acuerdo a los usos y costumbres que establece la añeja Convención de Berna sobre Derecho de Autor.
Lamentablemente Canal 9, al prohijar este saqueo, se apartó de esta tradición, escrupulosamente respetada por el 13.
Lo que hizo Gelblung esta vez supera sus propios antecedentes. De un documental que tiene en total 50 minutos, robó los 15 minutos fundamentales, donde se encuentran los siguientes materiales originales y absolutamente exclusivos: 1) las fotos que Juan Perón le tomó al cadáver mutilado de su esposa (y que nunca se habían mostrado antes de nuestro trabajo). 2) Las entrevistas exclusivas al fallecido coronel Héctor Eduardo Cabanillas y al restaurador Domingo Tellechea. 3) Datos desconocidos consignados en la narración original que yo escribí y que apenas fueron retocados y estropeados por el guionista de Gelblung. Para poder cambiar, entre otras cosas, la visión histórica y política de la “voz en off” original. El relato de Gelblung llega a decir –por ejemplo– que el cadáver de Evita halló por fin la paz cuando la última dictadura militar lo hizo sepultar en la bóveda familiar de la Recoleta, “con lamayor protección y seguridad”. Que es lo opuesto a la denuncia de ocultamiento que hace “La tumba sin paz”, condenando expresamente a los militares genocidas. 4) Las secuencias de reconstrucción que Tristán Bauer filmó exclusivamente para el documental producido por Ana de Skalon (directora general de South Productions), que fueron barateados con un nuevo montaje y un improcedente viraje al sepia. 5) La música de fondo de algunas escenas (como la del cadáver en el SIE), especialmente compuesta para nuestra producción. Además, el público no se habrá dado cuenta, pero los profesionales pudieron apreciar el dolo por un detalle técnico, revelador de que la producción de Gelblung robó “Evita” “del aire”: cada vez que “Memoria” usa imágenes de nuestro documental, el cuadro va enmarcado por un parche negro en la parte superior, al que se superpone el logotipo de Canal 9. Ese parche negro, que vuelve a evocar la piratería, tiene por único objeto tapar el logotipo de Canal 13.
“Evita: la tumba sin paz” costó 300 mil dólares y nos insumió a De Skalon, Bauer y al suscrito un año y medio de durísima tarea profesional. South Productions y Channel Four de Londres, que tienen los derechos exclusivos a nivel mundial, no los han cedido gratuitamente en ningún momento, ni han comercializado fragmentos del trabajo (como, por ejemplo, las fotos de Perón), a pesar de que se han recibido algunas ofertas en ese sentido. El documental no se regala; se vende. Y se sigue vendiendo. Lo que torna aún más dañina la apropiación de Gelblung y Canal 9, porque puede generar conflictos con algunos contratos en trámite.
Además de robar, Gelblung mintió cuando agradeció, en los títulos y en sus palabras finales, a South Productions, Channel Four y Canal 13 por haberle “cedido la mayor parte del material que se utilizó”. South Productions ha dado instrucciones a sus abogados para iniciar las acciones legales pertinentes. Por mi parte, quería denunciar este desagradable episodio para que nadie piense, ni por un segundo, que le he regalado nada a un personaje que conozco muy bien y por el que siento el más absoluto desprecio.

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