LLAMAN AL GOLPE EN PARAGUAY
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El senador colorado paraguayo Juan Carlos Galaverna llamó ayer a las Fuerzas Armadas a salir a las calles "para intentar salvar a la República" mientras 500 simpatizantes de su partido gritaban frente a la sede del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) "Mojoli maricón". Carlos Mojoli es el presidente del organismo, señalado como el principal responsable de una crisis institucional que sólo es denunciada por los partidarios del presidente Juan Carlos Wasmosy, quien intenta convencer a su país de que hay maniobras electorales contra su partido. Claro que el candidato presidencial del oficialismo, el general (R) Lino Oviedo, dice que no hay ninguna irregularidad y hasta sus opositores están de acuerdo con él en este punto. El escenario político paraguayo, tan anómalo como peligroso, está temblando cada vez más a medida que se acerca el 10 de mayo, fecha de las elecciones para las cuales Oviedo es favorito. Carlos Mojoli sabía que "las hordas coloradas" que había prometido Wasmosy iban a realizar algún acto contra la Justicia electoral: hizo cubrir de bolsas de arena y alambres de púa la entrada del local del TSJE. El edificio tenía una defensa --una muralla de dos metros de altura--, pero el mismo presidente ordenó demolerla en febrero para que sus partidarios tengan toda la libertad de expresarse: mientras algunos manifestantes tiraban petardos hasta envolver con humo el edificio, otros intentaban entrar por la fuerza, empujándose con los guardias hasta que el propio Mojoli los recibió. "Por el amor de Dios y de sus hijos, reflexione", dijo ayer a Mojoli, en medio de este espectáculo de estricta racionalidad, la dirigente colorada María del Rosario Riveros. Luego de pasarlo a retiro por el intento de golpe de Estado por parte de Oviedo --por entonces jefe del ejército-- hace dos años, Wasmosy trató por todos los medios de impedir que el militar consiguiera por las urnas lo que no pudo con las armas. Primero fue la acusación de fraude en las internas del Partido Colorado, que Oviedo ganó con la confirmación de la Justicia electoral. Después, el presidente ordenó la formación de un Tribunal Militar Extraordinario que condenó a Oviedo a prisión por rebelión el mismo día en que terminaba un arresto domiciliario, y por lo cual ya lleva cuatro meses en una celda. Y, viendo que probablemente la Corte Suprema no confirme la sentencia de este jurado por lo menos dudoso, ahora se le ocurrió a Wasmosy que la Justicia electoral busca perjudicar a su partido. Diciendo que él mismo encabezaría "las hordas coloradas" para resistir, Wasmosy sigue alimentando el fantasma de la postergación de las elecciones y aun de un autogolpe, que es lo que resuena entre las palabras del senador Galaverna. Los eventuales responsables de la salvación esgrimida por el legislador dieron ayer su mensaje. En el acto del Día de la Ingeniería Militar, el jefe del Comando de Ingeniería del Ejército, general Tito Arsenio Benítez Bento, advirtió que la institución no apoyará un golpe de Estado. "Con todos los medios disponibles hemos de levantar los muros de contención que han de evitar volver al pasado, en el que faltaba la libertad y la justicia que hoy disfrutamos", dijo Benítez, pero también criticó la decisión del fiscal general, Aníbal Cabrera Verón, de aconsejar a la Corte Suprema la anulación del juicio en el que la Justicia militar condenó a Oviedo a diez años de cárcel. "Olvidando el código de honor", dijo el militar evitando mencionar a Oviedo, "se alzó contra los poderes del Estado prevalecido en su alta investidura en el Ejército". Dadas las declaraciones de otros voceros militares que se manifestaron en contra de encabezar lo que directa o indirectamente proponen Wasmosy y sus partidarios, la defensa del tribunal castrense no sería más que una reacción previsible por parte de cualquier integrante de la institución. Pero también es cierto que existen divisiones dentro del ejército entre quienes se alinean con Wasmosy y los simpatizantes de Oviedo. Tampoco parecen del todo confiables las declaraciones contra el golpe, no sólo por la tradición muy poco democrática de la historia política paraguaya, sino por datos más cercanos: en enero pasado, ante la inminencia de la liberación de Oviedo por parte de un juez que desestimaba la necesariedad de la prisión preventiva del general retirado por el proceso militar, hubo ejercicios extraños en Asunción hasta que el magistrado dio marcha atrás en su decisión. De todas maneras, encerrado y sin estar en su propia campaña electoral, Oviedo sigue liderando las encuestas de intención de voto, llevándole un siete por ciento a Domingo Laíno, de la coalición Alianza Democrática. La semana que viene deberá expedirse sobre la sentencia del tribunal militar; allí se verá qué otra sorpresa, siempre dentro de los límites de la racionalidad, le depararán los partidarios de Wasmosy a Paraguay.
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