ROQUE DA EL CAMINO A LA RE-RE
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Por Maximiliano Montenegro Desde Washington Roque Fernández aprendió la fórmula para sobrevivir entre las ambiciones reeleccionistas del menemismo y las presiones del FMI: enviar señales a uno y otro bando. Durante un reportaje con Página/12, Roque defendió a Antonio Erman González: "Tiene todo mi apoyo. La reforma laboral que negoció es la posible", afirmó. Por otro lado, contó que "(los del Fondo) no nos convencieron de que hay que tomar medidas y ellos mantienen su posición" (es decir, enfriar la economía). En sentido contrario, envió otra señal al ala política: "La mejor forma de ganar la re-reelección es profundizar el programa económico". Y logró unir ambos polos: entre el 13 y 14 de mayo, Erman podrá visitar a Camdessus para discutir la reforma laboral, en una entrevista que ayer consiguió Roque y transmitió personalmente por teléfono a su par de gabinete. --Michel Camdessus insistió con que el déficit de cuenta corriente es motivo de preocupación para el FMI. --Argentina viene haciendo un esfuerzo interesante de equilibrio fiscal, monetario y estabilidad, en el contexto de un proceso de fuerte crecimiento. Compartimos la preocupación del aumento del déficit de cuenta corriente. Pero no creemos que haya que tomar las medidas que sugiere el Fondo. Por ejemplo, aplicar un impuesto de 5 centavos al gasoil. Considero que ésa es una política inadecuada. Si bien compartimos la preocupación por el déficit de cuenta corriente, vemos que ése es un tema fundamentalmente de naturaleza privada. Hay una euforia en la inversión privada y no nos parece que, por el momento, tengamos que tomar medidas de ajustar al sector público por el exceso de optimismo en el privado. --Stanley Fischer (el número dos del FMI) le dijo a Página/12 que esperaran dos meses para ver si el déficit de cuenta corriente empieza a revertirse naturalmente, como argumentan ustedes. Si en ese período no comienza a corregirse, ¿van a seguir las propuestas del Fondo? --No necesariamente. Hay que tener una visión realista de la economía argentina: no hay un fenómeno especulativo ni una burbuja. Si el déficit no se revierte y continúa en forma sana como hasta ahora, volveremos a reunirnos con el Fondo e insistiremos con lo mismo que le decimos ahora. El déficit se está financiando con inversión. Además, si llegásemos a tener suerte, y lográramos aprobar en el Congreso la reforma fiscal, va a contribuir muchísimo a solucionar ese problema. El sistema tributario discrimina en contra del capital y a favor de la deuda. El nuevo tratamiento que proyectamos darle a Ganancias va a estimular la reinversión de utilidades en lugar de fondearse con créditos blandos del exterior. Eso le va a dar más estabilidad y menos vulnerabilidad externa a la economía. --La reforma laboral también parece ser otro gran punto de divergencias con el FMI. --El Fondo Monetario tenía unas expectativas que, comparando con lo que establece el párrafo 28 de la carta de intención, el proyecto de reforma se queda corto. --¿Va a intentar un acercamiento en este tema respecto de lo que quiere el Fondo? --El ministro de Trabajo ha hecho una presentación bastante clara al decir que, si bien esto no es lo ideal, es hasta donde se ha podido avanzar. Y creo que la responsabilidad y jurisdicción de este tema es fundamentalmente de él. En ese sentido, él tiene todo mi apoyo. El ha negociado y ha avanzado todo lo que ha podido. --¿Qué opina del pedido de audiencia con Camdessus que hizo Erman? --Me parece muy bien. Todas las veces que pida una audiencia en el FMI lo van a recibir y lo van a escuchar atentamente. --Stanley Fischer le dijo a Página/12 que la visión de que la reforma laboral es un retroceso no es exclusiva del FMI sino que hay funcionarios del Gobierno que piensan lo mismo, en obvia referencia a usted. --Hubo decretos firmados por el Presidente a fin del año pasado, que tenían una postura contundente respecto de la ultraactividad, pero que no tenían el consenso genuino de la CGT. La CGT, después de haber firmado el acta de coincidencias, la boicoteó en el Congreso. Esa fue la realidad. Después, el ministro González volvió a abrir la negociación e hizo el mejor esfuerzo para llegar a un acuerdo. No es el ideal ni para el ministro, ni para el Presidente ni para nadie. Pero, repito, es un acuerdo posible. Stanley Fischer, obviamente, no va a creer que sea el acuerdo ideal. --Fischer y Camdessus creen directamente que introduce más rigidez que flexibilidad en el mercado laboral y que no va a ayudar a reducir el desempleo. --Si se hubiese podido avanzar mucho más, mayor sería la reducción del desempleo. Creo que todo tipo de rigidez que se mantenga o que impida un mercado laboral más fluido atenta contra la creación de puestos de trabajo. Pero, insisto, éste es el acuerdo posible. Tengamos en cuenta también que había mecanismos muy flexibles como los contratos promovidos, que en realidad fueron objeto de abuso. Por otro lado, el proyecto (de Erman) avanza con la modificación del régimen de indemnizaciones con un seguro de desempleo, abaratándolo en un nuevo esquema. Este es un paso adelante. --¿Qué opina de las críticas que le han hecho algunos consultores, que dicen que hay una politización de la economía (con los proyectos de autopistas y aumentos de salarios docentes) y que usted, con su silencio en el gabinete, está trabajando como ministro de la re-reelección de Menem. Y por eso, no acepta las advertencias del FMI? --La economía y la política están completamente vinculadas. Ahora y siempre. No hay nada nuevo. Pienso que la mejor estrategia política es profundizar el programa económico vigente. Con eso se gana la re-reelección o el justicialismo. La misma oposición ha sostenido que el plan económico es un activo y lo han adoptado. --¿Usted está en la estrategia de profundizar el modelo, porque hay voces desde el establishment que empiezan a dudar? --Esa es mi posición y creo que también es la posición del Presidente.
INFORME DE TRABAJO PARA CONTRARRESTAR LAS CRITICAS PREPARADO PARA CAMDESSUS Y CÍA.
En la puja FMI-Trabajo en torno del proyecto de reforma laboral, ayer fue Erman quien salió a plantar su bandera. Mediante un informe de 36 páginas lleno de estadística, el ministro respaldó con números su conocida posición contraria a hacer caer los convenios colectivos de trabajo y a favor de borrar de un saque los contratos por tiempo determinado. Según el dossier, apenas el 7 por ciento del total de trabajadores fueron contratados bajo alguna de las variantes de "modalidad promovida", esto es, "menos de 250 mil" personas. Con esto, Erman intentó relativizar la importancia de los también llamados "contratos basura". Justo lo contrario de lo que piensan tanto el FMI como Roque Fernández, que quieren sostenerlos para evitar que se dispare la tasa de desempleo. Después de los sucesivos encontronazos verbales, primero con la misión del Fondo que visitó Buenos Aires y luego en forma directa con los popes del organismo, Erman disparó ayer con cifras oficiales para retrucar a Michel Camdessus y a los empresarios. Informó que entre 1973 y 1997 se homologaron 796 convenios por actividad y por empresa. Y que casi el 40 por ciento del total se acordó entre 1991 y el año pasado. El gremio de la alimentación, con 51 casos, lleva la delantera en este tipo de acuerdo. Detrás le siguen los metalúrgicos, con 23 casos, y el sector calzados, con 11. "El nivel de inversiones existente en nuestra economía demuestra que el contenido de la negociación colectiva, cuya caducidad se pretende, no ha resultado obstáculo para su sostenido crecimiento", sostuvo Erman en el informe, al contestar el reclamo del FMI. Y a los empresarios les dijo: "Si los propios empleadores no han perseguido el objetivo de hacer caducar los convenios (algo que avala la negociación colectiva desde hace diez años), pretender que la ley establezca la caducidad de los mismos sería promover una intervención estatal excesiva". El informe también menciona que, de los 1282 acuerdos y convenios analizados entre los gremios y los empresarios en los últimos seis años, en 1000 se realizaron cambios en los contenidos. La cuarta parte de esas modificaciones permitió la "reducción de costos y el mejor uso de la capacidad instalada", como la distribución de vacaciones, reorganización de horarios y premios por presentismo y puntualidad. Otro 25 por ciento de las cláusulas incorporadas introdujo un "incremento del tiempo efectivo de trabajo". Y otra cuarta parte avaló la "reorganización del trabajo" (movilidad, reasignación de funciones). Un 14 por ciento sirvió para bajar costos salariales. Pese a que consideró escaso el número de empleos promovidos, Trabajo admitió que uno de cada cuatro puestos creados durante el año pasado se ajustó a sus flexibles condiciones. Y que si a éstos se suman los trabajadores que no llegan a superar el período de prueba, el 45 por ciento --casi uno de cada dos-- de los empleos surgidos en el '97 fueron bajo una "forma flexible de contratación".
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