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En el genocidio camboyano murieron al menos dos millones de personas en purgas, represión y deportaciones. Fue el experimento de ingeniería social más despiadado de la década del '70. Su autor principal, Pol Pot, murió ayer mientras sus camaradas se preparaban para entregarlo.
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![]() En una choza custodiada por los irreductibles del Khmer Rojo, siete periodistas occidentales pudieron fotografiar y filmar para la televisión, en el calor y la humedad de la selva, el cadáver de Pol Pot, ataviado con el típico pijama camboyano. El acceso fue el resultado de negociaciones entre un general del ejército tailandés y un comandante del Khmer Rojo, quienes no permitieron hacer preguntas. Una veintena de guerrilleros, de entre 17 y 19 años, acompañaba a su comandante quien recibía órdenes por radio, aunque su máximo jefe, el general Ta Mok, conocido como "el carnicero", no fue visto en las inmediaciones del lugar de encuentro. De esta manera querían probar a la opinión internacional que esta vez el líder guerrillero había muerto efectivamente. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James Rubin, dijo que Washington no tiene confirmación independiente de que Pol Pot esté muerto, pero agregó que no hay razón para dudar de las "imágenes apremiantes" de un cuerpo identificado como Pol Pot transmitidas por la televisión estadounidense. "Aunque Pol Pot era el líder más notorio, el régimen del Khmer Rojo tenía una dirigencia colectiva. Los altos dirigentes comparten plenamente la responsabilidad por lo ocurrido y los responsables por estos crímenes deben ser enjuiciados", agregó. El movimiento para pedir el juicio de Pol Pot fue lanzado en junio de 1997 por una solicitud hecha a las Naciones Unidas por los dos coprimeros ministros camboyanos de la época, Hun Sen y el príncipe Norodom Ranariddh. La administración de Bill Clinton buscó acuerdo en la comunidad internacional para juzgarlo por genocidio. El establecimiento de un tribunal internacional tenía el problema de la oposición de China en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El régimen de Pekín se mostraba reacio a someter a juicio a un maoísta que había sido su decidido aliado de entonces contra Vietnam y la presencia soviética en Indochina. La investigación iluminaría, sin dudas, las no tan encubiertas complicidades chinas con el genocidio. Un comunicado de Amnistía Internacional conocido ayer insiste en la necesidad de continuar la investigación y el enjuiciamiento: "Pol Pot no fue el único arquitecto de los campos de la muerte de Camboya. El puede haber muerto, pero otros mandos del Khmer Rojo continúan libres y sin castigo. No se les debe permitir que también escapen a la Justicia." El director del Centro de Documentación Camboyano, encargado de reunir pruebas contra el Khmer Rojo en vistas de un posible juicio, informó que su investigación continuará a pesar de la muerte de Pol Pot por un ataque cardíaco. En el momento mismo en que la muerte de Pol Pot era anunciada este jueves, el primer
ministro tailandés Chuan Leekpai recibía una carta en la que el presidente Clinton
pedía su colaboración para detener al criminal. Por su parte, miembros del Khmer Rojo
afirmaron este jueves que lamentaban que su ex jefe hubiese muerto antes de ser juzgado.
La comunidad internacional "llegó demasiado tarde y alargaron las cosas y ahora
nosotros tenemos que cargar con la reponsabilidad de la muerte", afirmó ayer Jen
Ngun, un oficial del Khmer presente en el lugar de la muerte de Pol Pot. Los Khmer Rojos
habían traicionado a Pol Pot, sus lugartenientes lo habían acusado de traición y
condenado a muerte en 1997, y querían entregarlo como pieza de intercambio para conseguir
aprovisionamiento para sus tropas y familias en su retiro selvático de la frontera
tailandesa. |