TODOS LOS BONDIS CONDUCEN A ROMA
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Por Susana Viau y Claudio I. Remeseira El presidente Carlos Menem dijo: "Es el típico caso de un decreto hecho a medida". La conclusión era lo que esperaba escuchar Axel Arendt, titular de Mercedes Benz Argentina. Al fin de cuentas, ése era el punto que lo había llevado a solicitar la audiencia que aquel día, 23 de marzo, se estaba desarrollando en la Casa Rosada. El decreto 914/97, reglamentario de la ley de protección de los discapacitados, era la piedra de toque del conflicto que promete poner patas arriba el negocio del transporte. Por un lado, estipulaba los plazos de renovación de la totalidad del parque de autobuses de pasajeros; por otro, fijaba la condición esencial que deberían reunir las nuevas unidades. Los 40 centímetros que, como máximo, tendrán que separar la calzada del interior del vehículo dejaban casi fuera de juego a la transnacional, proveedora del 70 por ciento del mercado, y le abría el camino del monopolio a la local El Detalle, que compite hasta ahora con una participación del 30 por ciento y es propiedad de un empresario cercano al obispo Ogñenovich. El texto del nuevo decreto que reemplazaría al 914 apenas se limita a maquillar la cuestión. La velocidad con que fue redactado el decreto 914 parece ser la causa de las groseras desprolijidades que contiene. "Incorporar --dispone-- a partir de los seis meses de la entrada en vigencia de la presente Reglamentación y durante el año 1997 por lo menos una unidad..." El decreto fue promulgado en setiembre y por muchos milagros que el Ministerio de Economía sea capaz de realizar aún no ha podido conseguir que entre setiembre y diciembre medien más de 90 días. Un clima de borrasca se había desatado al trascender las condiciones impuestas por el decreto. Antes de su sanción, el vicepresidente de Mercedes Benz, Ricardo Berthold, el director de Relaciones Institucionales Enrique Federico, Marcelo Paz, de la Comisión de Discapacitados, y la diputada Ana Kessler se habían reunido en las oficinas del jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez. Los representantes de la empresa alemana formularon sus quejas y desplegaron las consecuencias que acarrearían para ellos esas disposiciones. La conversación subió de tono y, al final, Rodríguez invitó a Berthold y a Federico a que abandonaran su despacho. En ese momento, Mercedes Benz ya se hallaba fabricando buses con una distancia de 68 centímetros entre la calle y el piso del vehículo. Eran los que se conocen como "semibajos" pero con la opción de un mecanismo de rampa de acceso para discapacitados. Sin embargo, el decreto iba a exigir una separación de 40 centímetros y a esas fechas había una única terminal que fabricaba buses de esas características: El Detalle, propiedad del italiano Gino De Zuane. De Zuane había empezado con poco, hace unos treinta años, con un taller en Barracas. Quienes lo conocen lo definen como "una máquina de trabajar" y le adjudican un enorme talento social. Así fue que pudo llegar a la titularidad de El Detalle, concesionaria de Mercedes Benz en lo referente a carrocerías. Esa relación duró hasta 1987. Ese año, Raúl Alfonsín firmó un decreto que la convertía en terminal, es decir la autorizaba a producir el vehículo completo. Un segundo decreto de 1994, firmado ahora por Carlos Menem, estableció que todos los buses de pasajeros debían contar con caja automática y suspensión neumática. Esas innovaciones fueron incorporadas por El Detalle. A De Zuane, dicen, no se le conoce color político y eso le posibilitó ser ecuánime y prestar sus Jet Lear a los candidatos Italo Luder y Raúl Alfonsín en la campaña de 1983. Los coletazos del Tequila dejaron a De Zuane en una incómoda situación financiera. No obstante, iba a tener una ayuda providencial. La del obispo de Mercedes Emilio Ogñenovich, presentado por un transportista de Luján, de apellido Vázquez, titular de una de las tres cámaras del sector. Ogñenovich fue seducido por el talante emprendedor del italiano y habría mediado para que el Banco Nación le diera una mano, o una línea de crédito, para achicar el rojo de sus cuentas. El crédito, la suspensión neumática y la moderada expansión de esos años le permitieron concentrar en la actualidad entre un 30 y 35 por ciento del mercado. Las condiciones del decreto 914/97 le podrían permitir hoy soñar con quedarse como único abastecedor. El decreto pedía que el 20 por ciento del parque total de los transportes colectivos reuniera la condición de los 40 centímetros a fines de este año, aumentando un 20 por ciento anual hasta llegar en el 2002 al ciento por ciento del total de las unidades de cada línea. El decreto, según invocaron los hombres de Mercedes Benz ante el Gobierno, entraba en colisión con la Ley de Tránsito que prevé una vida útil de 10 años para los buses. Lo cual es un incentivo adicional para que el transportista que deba renovar su dotación lo haga de acuerdo con las exigencias del decreto y recurra a quien las llena, es decir, por el momento a El Detalle. Quien, en cambio, compró un bus común o semibajo, no importa su antigüedad, deberá proceder a mandarlo a boxes en el 2002. Es llamativo que el único apartado del decreto 914/97 que establece plazos de aplicación sea el referido a los autobuses de pasajeros. No ocurre eso con trenes, aviones, calles, edificios o autos particulares. Tras las protestas tanto de Mercedes Benz como de la Comisión Permanente de la Industria Carrocera Argentina (Cepica) y la chilena Metalpar se empezó a preparar una modificación al artículo 22 del decreto, referido al cronograma de incorporación de los nuevos vehículos y sus características, entre las cuales se encuentran los 40 centímetros de la discordia. La propuesta actual, sugerida por Marcelo Paz y avalada por el subsecretario de Transportes, Armando Canosa, y su asesor Andrés Marutián (ex funcionario de Rodolfo Barra en el Ministerio de Justicia, a cargo del proyecto de construcción de nuevos establecimientos penitenciarios), mantiene los porcentajes, pero del parque que debe ser renovado cada año. De ese porcentaje, se prevé que una mitad deberá ser de bajos o semibajos (de hasta 84 centímetros) y la otra mitad, de exclusivamente bajos. "Eso es maquillar el decreto --dijo a Página/12 un empresario del transporte--porque sólo un loco va a comprar hoy un semibajo si lo tiene que tirar a la basura en el 2002." Los buses de El Detalle son los más caros de plaza. Costaban 116 mil, pero con la sanción del decreto 914, De Zuane los cotizó a 135 mil. Se calcula que el volumen total de lo que el mercado producirá en 1998 es de aproximadamente 300 millones de dólares. |