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RAFAEL AMOR ACTUA HOY EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

"TODO ARTISTA HACE POLÍTICA"

 

Vive desde hace un cuarto de siglo en España, donde editó doce discos y se hizo un nombre. "Argentina --sostiene-- es un país-colonia."

Rafael Amor reivindica una por una las banderas de los '60.

"No hay un mundo de ideas más completo que el del marxismo."

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 Por Esteban Pintos

t.gif (67 bytes) El señor que habla con inocultable acento porteño hace 25 años que vive en España, en donde desarrolló pacientemente su carrera musical recorriendo pueblo por pueblo la geografía hispana y editando, casi siempre de propio esfuerzo, 12 discos. Ha regresado un par de veces y se ha tenido que ir también. Así y todo no se da por vencido ni mucho menos. Rafael Amor habla con pasión de su vida y de su ideología, sin prejuicios. Se proclama marxista, cantante político y militante revolucionario. "No tengo vergüenza en decir que soy un cantante político que recorre el mundo con un mensaje", subraya. Con esta postura recorrió el continente americano también. Será por eso, y por otras tantas cosas enumeradas en la entrevista con Página/12, que su canción más famosa en todo el continente americano y en España se llama "No me llames extranjero", una especie de himno para el emigrante. En estos días el motivo de su vuelta es el lanzamiento de un nuevo disco, el primero que graba en Argentina desde 1972, titulado Batemusas, que será presentado esta noche en la sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional.

--Habiendo caminado el continente, ¿cómo ve la situación social de América latina?

--Creo que esta tierra sufre el azote del capitalismo, hablo desde mi ideología. Siempre he sido así, y con los años me he vuelto más así...

--¿Así cómo?

--Yo soy marxista, pero no siempre lo fui. Ultimamente, leyendo literatura marxista, he descubierto que siempre he pensado así. A raíz de mi forma de pensar creo que Lationamérica sufre este problema de raíz. La prostitución, la vida menesterosa, la hambruna, la miseria, todo es culpa de eso. En Cuba, en cambio, se ve que a pesar de las necesidades están mucho mejor, éticamente.

--¿Qué responde a aquel le diga que usted vive del pasado? No son muchos los artistas que se proclamen marxistas hoy en día.

--Es que no hay otras fronteras del pensamiento más avanzada que el marxismo, no conozco otra cosa más. Creo en la evolución del ser humano y por lo tanto me tengo que quedar con esa forma de analizar la realidad. Me dirán "Usted es un cantante político", pero yo pregunto: cuando Julio Iglesias se abrazó con Somoza, cantó para Pinochet, cantó para el ejército argentino durante la dictadura y llenó la cancha de Vélez..., ¿no estaba haciendo política? Es absolutamente político y su ámbito de proselitismo es mucho más grande que el mío. No digan que no son cantantes políticos: todo artista hace política.

--¿Cómo encuentra el país cada vez que vuelve? El país que usted dejó no es el mismo que el de hoy.

--Creo que la Argentina, lo digo con dolor, ya no existe, es una colonia. Sólo existe en las formalidades: la bandera, el himno y esas cosas. Pero creo que, aun así, deberíamos hacer lo posible por liberarnos. No sé cómo... mejor dicho sí sé cómo, lo que no sé es si la gente está dispuesta a sacrificarse por conseguirlo, a enfrentar a este poder que nos tiene aplastados. Son cuatro que duermen con la bandera bajo la cama, nacionaloides de cartón que en la primera mesa de negociación se bajan los pantalones.

--¿Se siente marginado por todo esto del circuito de difusión para la música que hoy existe en Argentina?

--Creo que los medios de difusión, porque no son de comunicación, en la mayoría responden a las directivas de las grandes compañías multinacionales. Compran segundos en radios y televisión, y ahí meten su mercancía. Por eso nosotros, los artistas de los países ocupados, no tenemos lugar para mostrar nuestra música.

--¿Esta situación lo desmoraliza al punto de, en algún momento, pensar de largar todo?

--A veces sí, para que lo voy a negar. Pero me pasa que viene alguien, en un pueblito de España, y me dice que escucha mis canciones, me siento acompañado. Y si dejo, pierdo algo más que la pelea, pierdo la ilusión.

 

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