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Por Luis Bruschtein Desde Santiago de Chile El presidente Carlos Menem se reunió 20 minutos ayer con su colega de los Estados Unidos, Bill Clinton, poco después de la inauguración de la Segunda Cumbre de las Américas y afirmó más tarde que no visitará a Cuba, aunque lo inviten, mientras ese país "no ingrese al ámbito de la democracia". Dijo que si otros países proponen la integración cubana al sistema interamericano, "Argentina se opondrá como ya lo ha hecho en otras oportunidades". Cuba, que es el único ausente del continente americano y el Caribe, se ha convertido, como otras veces, en uno de los temas centrales, aunque fuera de agenda, de esta Cumbre.El subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado, Jeoffrey Davidow expresó a Página/12 que las diferencias sobre Cuba entre los países que participan en la Cumbre son mínimas. "Todos quisiéramos que Cuba participe en el proceso de integración, pero esto es imposible mientras no haya un proceso de democratización: se trata de un club de países democráticos y en estas circunstancias es imposible la participación cubana." El alto funcionario norteamericano reiteró que en esta Cumbre no habrá moción para el ingreso de Cuba. Lo cierto es que Estados Unidos es prácticamente el único de los que participan aquí que no tiene relaciones con Cuba y necesita endurecer su posición para que nadie dude. El otro tema fuera de agenda es el esfuerzo de algunos de los mandatarios por acercarse al presidente norteamericano. En este punto Menem fue uno de los más favorecidos ya que fue nombrado explícitamente por Clinton en su discurso inaugural junto a sus colegas Eduardo Frei, Fernando Henrique Cardoso y Ernesto Zedillo, de Chile, Brasil y México, a quienes agradeció "especialmente por su liderazgo en dar a todos nuestros hijos una mejor educación, con salas bien equipadas, profesores bien capacitados, estándares altos y responsabilidad". Cuando los 34 mandatarios fueron ingresando al recinto del Sheraton donde se efectuó la ceremonia de inauguración de la Cumbre, Menem se retiró unos metros para tomar un café. Al entrar Clinton, Menem le tendió la mano para saludarlo y el norteamericano lo abrazó afectuosamente. A las 13.10 ambos mandatarios se reunieron en el salón Bitacurá del Sheraton para abordar una agenda abierta durante 20 minutos. Luego, Menem fue el centro de todas las miradas cuando se demoró para la foto general. Los 33 mandatarios se ubicaron en un estrado y bromearon con Clinton mientras esperaban a Menem. Su ingreso fue recibido con sonrisas y un aplauso cerrado de sus colegas. Clinton ayudó a subir al presidente argentino los altos escalones del estrado y Menem quedó justo detrás y arriba del norteamericano. Después explicó su atraso porque el chofer del auto que lo trasladó se había pasado y debió regresar a pie. El Menem que recibió a los periodistas poco después formuló un discurso más duro del que el gobierno argentino estaba planteando con respecto a Cuba en los últimos meses. Explicó que Clinton había agradecido la presencia Argentina en Haití y en el golfo y que ambos habían coincidido en la intención de que Cuba "ingrese rápidamente al ámbito de la democracia". El Presidente se irritó cuando se le preguntó si Clinton le había pedido explicaciones sobre algún cambio en la posición argentina hacia la isla caribeña. "A mí nadie me puede pedir explicaciones sobre lo que hace un país soberano como la Argentina", expresó, pero al mismo tiempo, cuando se le preguntó quién de los dos había sacado el tema respondió que había sido "al unísono", con lo cual dejó la impresión de que había sido Clinton. Menem dijo que, si lo invitan, no tendría ningún inconveniente en visitar a Cuba, con la condición de que este país "haya ingresado al ámbito de la democracia". Además aseguró que no creía que la incorporación de Cuba a este tipo de reuniones sirviera para estimular cambios políticos y económicos en la isla. El viernes el canciller Guido Di Tella, luego de su reunión con la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Madeleine Albright, defendió la idea de que las relaciones comerciales crearían en Cuba un clima propicio para los cambios políticos. Sin embargo, Menem insistió ayer en que su gobierno se opondrá a cualquier propuesta de otros países americanos para la incorporación de Cuba. "Nadie me puede decir a mí la importancia de la democracia --expresó a la defensiva-- porque yo sé lo que es perderla." Y reiteró "el interés de Argentina por el ingreso rápido de Cuba al ámbito de la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos". Con respecto al embargo económico dispuesto por Estados Unidos contra Cuba, Menem indicó que "se trata de una cuestión de Estados Unidos, es una ley de ese país, tiene que ver con un principio de extraterritorialidad con el que no estamos de acuerdo y Argentina ha suscripto documentos en dos o tres oportunidades expresando su disenso, sobre todo en las reuniones de los últimos años entre los países iberoamericanos y en el Grupo de los 8 esa legislación tuvo condenas". Para graficar su oposición al principio de extraterritorialidad, Menem aludió al juicio que lleva a cabo en España el juez Baltasar Garzón. "Nosotros también estamos condenando la actitud de un juez en España, que a partir de esto de la extraterritorialidad está teniendo injerencia en los asuntos internos de la Argentina. Lo que no queremos para los otros, tampoco lo queremos para Argentina." Los gobiernos de México, Canadá y Brasil han expresado más de una vez que son partidarios de la incorporación de Cuba al proceso de integración y aquí manifestaron que plantearán una moción para que Cuba esté presente en la próxima Cumbre. De hecho, prácticamente todos los países latinoamericanos han normalizado sus relaciones con el gobierno de Fidel Castro, reemplazando la denuncia macartista de la Guerra Fría por políticas más pragmáticas.
LA UNIÓN ESTÁ MÁS FRÍA QUE ALASKA Y USHUAIA
Por David Cufré Cuando a fines del año pasado el Congreso norteamericano rechazó la petición del Gobierno para acelerar el proceso de integración comercial en América, a la Cumbre de Presidentes se le esfumó su principal objetivo. El encuentro de mandatarios había sido pensado para avanzar en el establecimiento del Area de Libre Comercio de las Américas. Pero eso quedó reducido ayer a una declaración formal sobre el inicio de las negociaciones, que deberán concluir recién en el 2005. A pesar de las manifestaciones optimistas de los funcionarios de los distintos países, lo cierto es que la unión comercial desde Alaska hasta Ushuaia todavía está muy lejos de tocar puerto. Lo más concreto del encuentro de jefes de Estado, en relación al Alca, fue la confirmación de que en junio se realizará el primer encuentro de la Comisión Negociadora. Los delegados se reunirán desde el 16 de ese mes en Buenos Aires. "Dejénme decirles que los Estados Unidos puede no tener aún el fast track (vía rápida para concretar acuerdos), pero lo tendremos", subrayó Bill Clinton en su discurso inaugural de la Cumbre, consciente de la traba que ello implica para la integración comercial. "Les aseguro que nuestro compromiso con la zona de libre comercio será nuestra prioridad", insistió. El gobierno estadounidense llegó a Chile dispuesto a evitar una nueva derrota en pos de ese objetivo. En el frente interno no logró convencer a los legisladores de la necesidad de apurar el acuerdo, pero considera que será fundamental para facilitar la penetración de las empresas de su país en los mercados continentales. En ese sentido, también quiere asegurarse que los acercamientos entre el Mercosur y la Unión Europea no se convertirán en un obstáculo para la penetración comercial en la región. Brasil asumió la posición más dura en contra de los intentos norteamericanos por que el Mercosur privilegie las negociaciones hemisféricas, en lugar de profundizar su consolidación y buscar otras áreas con las cuales relacionarse. "Primero está el Mercosur y sus objetivos", sentenció un vocero de la cancillería brasileña en diálogo con este diario. El gobierno argentino, siempre más dispuesto a alinearse con Estados Unidos, también defiende al bloque ya consolidado, pero con mucha mayor cautela. Por otra parte, ayer se firmó un acuerdo entre el Mercosur y los países de Centroamérica. "Es simplemente un convenio que marca la vocación política de vincularnos más profundamente", señaló el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Campbell. La posibilidad de establecer una zona de libre comercio quedó como "un tema para el futuro". El funcionario interpretó que "de esta forma es como vamos concretando la integración en América". También sostuvo que el inicio de las negociaciones por el Alca constituye "un avance espectacular". El documento final de la cumbre, al que restan incorporarle algunas puntualizaciones, establece que los negociadores del Alca deberán "lograr avances concretos para el año 2000", entre ellos "medidas específicas para la facilitación de negocios". Pero el punto más trascendente del memorando no está relacionado con la integración, sino con el narcotráfico. Allí se destaca --en lo redactado hasta el momento-- que la política antidrogas deberá privilegiar "el respeto a la soberanía y a la jurisdicción de los Estados, (atendiendo a) sus respectivos ordenamientos jurídicos". Esto es una respuesta a la ley de Certificación de los Estados Unidos, que cada año señala a los países que --en su criterio-- han retaceado apoyo a la lucha contra la droga, y eventualmente puede sancionarlos de distintos modos. Por ejemplo, negando créditos o votando en contra en el Banco Interamericano de Desarrollo del otorgamiento de ayuda financiera. ¿CONVIENE UN NIVEL AUN MAYOR DE APERTURA? CONTRADICCIONES MADE IN ARGENTINA Por Cledis Candelaresi El compromiso de derribar en el 2005 todas las barreras comerciales del continente genera para la Argentina algunas situaciones contradictorias. Aunque el gobierno de Carlos Menem asumió la apertura comercial como una de sus principales banderas económicas, en este momento el plan está jaqueado por el creciente déficit externo, que obligaría a Economía a buscar un freno a las importaciones más que a una apertura aún mayor de fronteras. Los funcionarios argentinos también llegaron a Santiago con otra carga sobre sus espaldas: la de proclamar el inicio de negociaciones para el libre mercado americano, como si la cohesión continental fuera indiscutible, justo cuando Estados Unidos podría ampliar (aunque sea moderadamente) las sanciones comerciales que ya aplicó a nuestro país por su Ley de Patentes. A diferencia de Brasil, que es mucho más proclive a proteger los rubros de su industria considerados estratégicos, desde 1989 Argentina viene abriendo su economía con mucha convicción. Así, su arancel máximo se redujo a la mitad, y con él sólo ampara de la competencia externa a un selecto puñado de bienes (textiles, entre otros). La primera defensa del Alca es, por lo tanto, casi una cuestión de principio, además de otra manera de honrar la subordinación a los Estados Unidos. El Area de Libre Comercio Americana ofrecerá a Argentina otro ámbito para discutir con la administración de Bill Clinton y Canadá sobre las barreras comerciales que los países del Norte usan para bloquear el ingreso de productos primarios. También, va a facilitar el diálogo con Brasil, principal destino de las exportaciones locales. Pero, si bien el Alca parece más una hipótesis de trabajo que un objetivo en sí mismo, las rondas de negociaciones que comenzarán en junio obligarán a Buenos Aires a asumir el compromiso de abrir aún más su economía, justo cuando el déficit externo abrió un gran debate sobre las medidas para frenarlo. Durante la visita que el Fondo Monetario hizo al país semanas atrás, la jefa del grupo, Teresa Ter Minassian, discutió este tema, incluso, con los legisladores. En este encuentro, se analizó la posibilidad de alguna medida que permita restringir las importaciones, incluyendo en ese menú una suba del arancel externo común, que el Mercosur aplica para los países que no son miembros. Otra de las paradojas argentinas frente al Alca es que Menem y Guido Di Tella deben apoyar la iniciativa de libre comercio fogoneada por EE.UU. como si no hubiera sombras en la relación bilateral. Justamente en este mes, Norteamérica está revisando el listado de productos que integran el SGP, sistema que otorga preferencias arancelarias a los productos de otros países, revisión cuyo resultado podría perjudicar a Argentina. Hace poco más de un año, el gobierno estadounidense excluyó del Sistema Generalizado de Preferencias a la mitad de los productos argentinos, como represalia porque la Ley de Patentes no permite a sus laboratorios cobrar royalties con la celeridad esperada. Ahora --según admitió una fuente de Cancillería a este diario--, aquel país podría ampliar el castigo, eliminando las preferencias para el resto de exportaciones argentinas que aún pueden ingresar en el mercado norteamericano con aranceles reducidos. Ese malhumor de los Estados Unidos tendría varias razones. Una, que el decreto reglamentario de la Ley de Confidencialidad --complementaria a la de Patentes--, demorado en Jefatura de Gabinete, tampoco satisface las expectativas de los laboratorios estadounidenses. Otra, que el Congreso argentino demora la ley para patentar también los programas informáticos, iniciativa a favor de la cual la norteamericana Microsoft, entre otras grandes de la computación, hizo fuerte lobby. CONCLUSION DE UN SEMINARIO SOBRE LA LIBERTAD DE PRENSA BAJAR LA LEY A LA VIDA COTIDIANA
Por L. B. Desde Santiago de Chile El desplazamiento por más de tres horas de los panelistas e invitados al seminario sobre "Libertad de Prensa y la Consolidación de la Democracia en América Latina", que se realizó aquí en el marco de la Segunda Cumbre de las Américas, sirvió como ejemplo para Horacio Verbitsky. "Más que cualquier discurso o que cualquier frase en una declaración, esto muestra el aprecio que ellos sienten por la libertad de expresión y el rol de la prensa en los procesos de transición a la democracia en la región, y su idea de la seguridad jurídica y la obligatoriedad de los contratos", dijo. Verbitsky indicó que el propósito del seminario era comenzar "expresando beneplácito por la creación de la Relatoría Especial de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para la Libertad de Expresión, pero nos vemos obligados a comenzar con un pedido de disculpas a los asistentes por las casi tres horas de retraso en el horario anunciado, y una explicación de sus causas". El seminario fue organizado por el Centro Latinoamericano de Freedom Forum, el Committee to Protect Journalists, la Asociación Periodistas y la Sociedad Interamericana de Prensa. Las cuatro organizaciones habían convocado hace un mes a este seminario, para el cual alquilaron una sala en el Centro Internacional de Prensa. Pagaron mil dólares más todos los gastos de servicios. "Pero primero el señor presidente del Paraguay, Juan Carlos Wasmosy --denunció Verbitsky--, para expresar su júbilo por un fallo de la Justicia de su país, y luego el señor presidente Eduardo Frei, de Chile, para firmar un convenio con sus colegas centroamericanos, decidieron que necesitaban esta sala y que tenían más derecho a ella que quienes la habíamos contratado." El fallo al que aludió Wasmosy fue el que dejó fuera de la carrera electoral al general Lino Oviedo. Lo cierto es que la actitud de ambos mandatarios determinó que muchos de los asistentes se retiraran. Entre los que habían llegado para escuchar el foro estuvieron el asesor de prensa del presidente norteamericano Bill Clinton, Sidney Blumenthal, y el ex miembro del Consejo de Seguridad de ese país, Richard Faimberg. Blumenthal transmitió a los organizadores el respaldo de Clinton a la iniciativa de la Relatoría y el valor que le asigna a la prensa norteamericana. Dijo también que durante la Cumbre Clinton anunciaría el aporte de su gobierno al Fondo Voluntario creado por la CIDH para financiar la relatoría. También asistieron al Foro el presidente de la CIDH, Carlos Ayala Corao, de Venezuela, su vicepresidente Claudio Grossman, de Chile, y su secretario ejecutivo, el argentino Jorge Taiana, quienes explicaron que la Relatoría tratará casos de violaciones a la libertad de expresión por parte de los Estados, pero que no ejercerá ningún control sobre la prensa. Verbitsky señaló que la actitud de ambos presidentes "habla también de la necesidad de fortalecer las instituciones del sistema interamericano de protección a los derechos humanos en relación con la libertad de expresión. La CIDH ha jugado un rol decisivo en la denuncia de los atropellos sistemáticos a todos los derechos durante las décadas de dictaduras en la región. Ahora que todos los países miembros de la OEA viven bajo gobiernos electos por el voto popular, sigue cumpliendo una función importantísima". Afirmó que la Declaración Americana de Derechos Humanos, el Pacto de San José, la Comisión y la Corte Interamericana constituyen un paraguas protector, que en el caso de la libertad de expresión se ha mostrado en varios casos significativos, creando el marco jurídico para que luego, en cada país, se aplique a los casos concretos. El periodista argentino recordó la respuesta de la CIDH a una pregunta que habían formulado tanto él como el gobierno: "En una sociedad democrática las personalidades políticas y públicas deben estar más expuestas --y no menos expuestas- al escrutinio y la crítica del público. La necesidad de que exista un debate abierto y amplio, que es crucial para una sociedad democrática, debe abarcar necesariamente a las personas que participan en la formulación o la aplicación de la política pública. Dado que estas personas están en el centro del debate público y se exponen a sabiendas al escrutinio de la ciudadanía, deben mostrar mayor tolerancia a la crítica". Verbitsky destacó que en Chile aún tiene vigencia la censura previa, como lo demostró la prohibición para publicar el libro Impunidad diplomática, del periodista Francisco Martorell, y que 14 países latinoamericanos no han derogado las leyes de desacato. En este sentido señaló que una de las tareas que tiene por delante la nueva Relatoría, "y también de las organizaciones de la sociedad civil que velan por la libertad de expresión en cada país, será bajar la tutela de la altura de los grandes instrumentos jurídicos, por regla general más liberales y garantistas que las legislaciones nacionales, al llano de la vida cotidiana, país por país, que es donde se verifican las violaciones a aquellos principios". Paneles Suzanne Bilello, de Freedom Forum, fue la encargada de abrir el seminario en cuyos paneles participaron catedráticos de periodismo, y prestigiosos periodistas de América latina, Estados Unidos y Canadá, como Rosental Calmon Alves, Danilo Arbilla, Katia Gil, Gustavo Gorriti, Alejandro Guillier Alvarez, Paul Knox, Javier Darío Restrepo, Joel Simon, Cecilia Valenzuela, José Miguel Vivanco y Jorge Zepeda. Al finalizar el foro, los tres miembros de la CIDH tuvieron un encuentro casual, durante la cena, con el presidente Bill Clinton, quien les manifestó en forma personal su respaldo a la creación de la Relatoría. |