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ANTES SALAS, EL INFIERNO Marcelo Salas, épocas felices. |
POR CARLOS STROKER
Esta historia comenzó antes del encuentro que River jugó en la Bombonera frente a Boca. Luego de ese partido, algunos dirigentes comentaron en voz baja pero audible que Salas estaba más preocupado por pensar en el italiano que en el torneo local. Si bien el chileno admitió que a veces se desconcentraba, algunos compañeros de equipo --que no le tienen mucha simpatía--, también le pidieron que pusiera más garra en el campo de juego. Al riojano le molestó la actitud de algunas autoridades del club de "desproteger" a Salas, pero más bronca sintió al escuchar en un vestuario que dos jugadores del plantel le pedían "huevos". Díaz se metió en la charla y recordó que él era el único encargado de decir qué había que hacer en la cancha. Salas se irá el 10 de junio de este año adquirido por la Lazio en 17 millones de dólares, pero hubo un acuerdo para que el delantero se quede hasta la finalización del certamen actual y hasta que River termine su participación en la Copa Libertadores, antes del Mundial. Aunque ese era un momento distinto en la historia de las relaciones entre la dirigencia y el riojano, que a medida que pasan los días continúa enturbiándose. Y le apuntan a Salas porque es uno de los preferidos de Díaz. El pase bordea por todo concepto los 40 millones de dólares, ya que además de los 17 que le quedan a River, hay que sumar lo que se abona en concepto de impuestos y los siete años de contrato con el futbolista, más la flamante póliza del seguro del jugador, que es de 15 millones de dólares. Pero más allá de los números, lo que sucede con Salas es una muestra más de la mala relación entre algunos jugadores (que no estarán en el torneo que viene) y la distancia que existe entre el riojano y la dirigencia del club.
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