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EL KAISER KLESTIL AL PODER EN AUSTRIA, UN PAÍS DE TRADICIÓN


El electorado más conservador de Europa consagró ayer a su líder Thomas Klestil por otros seís años en la presidencia.

 


Los austríacos fueron reacios a votar una mujer presidente.

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Un electo Klestil dialoga con su adversaria, la obispa Knoll.


t.gif (67 bytes)  "El poder necesita control" y "La democracia necesita seguridad" fueron los lemas con los que ayer el conservador de derecha Thomas Klestil ganó arrolladoramente en Austria las elecciones presidenciales que lo mantendrán seis años más en el poder. Con este mensaje simple pero inequívoco, ganó el 65 por ciento de los votos de un electorado poco afecto a los cambios, en una campaña electoral signada por el conformismo y la ausencia de mitines y concentraciones de masas. La anterior presidencia de Klestil se caracterizó por una política de austeridad que le permitió reducir el déficit y enganchar con la primera camada de países europeos que adoptará la moneda única. "Somos un ejemplo para muchos países de Europa", dijo el canciller Viktor Klima. Y ése es el peligro de este país del corazón de Europa, ex capital imperial, donde el conservadurismo político y católico se ha unido a un neoliberalismo económico que cerró bien las cuentas pero vapuleó el consenso social de posguerra.

El líder conservador Klestil, de 65 años, fue llamado "Kaiser Klestil" por el semanario Profil, uno de los medios mejor leídos de Austria, pero no siempre escuchado. El semanario le reprochó su desconexión con la realidad del país. La campaña de los conservadores austríacos liderados por Klestil se redujo a reuniones pequeñas, ante públicos selectos y especialmente invitados. En sus presentaciones personales ante los medios, evitó la confrontación directa y el debate con los opositores liberales e independientes. Para favorecer a Klestil, los moderados socialdemócratas y los ultraderechistas xenófobos se abstuvieron de ir con candidatos propios. El contundente 65 por ciento evita la segunda vuelta, a la que tuvo que someterse en 1992.

El diario de más tirada del país, el sensacionalista y muy influyente Neue Kronezeitung, le dio en cambio todo su apoyo efectivo a Klestil. La estrategia del diario fue adecuadamente sucia. Explotó el previsible desagrado de los votantes por la candidata Heide Schmidt, del Foro Liberal. Primero porque es mujer, y el electorado austríaco se imagina mal un presidente que no sea hombre. Y después por su defensa de las minorías étnicas y sexuales, otro "error" en la católica Austria, el país europeo más conservador. El rechazo por Schmidt hizo que el segundo lugar en las elecciones, con un 13 por ciento de los votos, lo consiguiera la obispa de la iglesia luterana Gertraud Knoll, de 39 años, una madre de tres hijos sin experiencia política. Knoll se llevó el voto de los desencantados con las medidas de ajuste que en los años pasados opusieron a gobierno y sindicatos por primera vez desde la guerra.

LOS COMICIOS EN DISPUTA

t.gif (67 bytes) La dirección del oficialista Partido Colorado, en el poder en Paraguay desde 1947, insistió ayer en el aplazamiento de las elecciones generales del 10 de mayo. Esto ocurrió tras la sustitución el viernes pasado de su candidato presidencial, el encarcelado general Lino Oviedo. Ante las declaraciones, la oposición radicalizó su exigencia de respeto al calendario electoral. Pero en el cierre de la II Cumbre de las Américas, el presidente chileno Eduardo Frei confió a los periodistas que el presidente paraguayo Juan Carlos Wasmosy les había garantizado a puertas cerradas la normalidad del proceso: elecciones el 10 de mayo, y traspaso del poder el 10 de agosto, con todos los presidentes invitados.

El tribunal electoral paraguayo reemplazó al general Lino Oviedo por su compañero de fórmula Raúl Cubas. "Cubas al gobierno, Oviedo al poder" parece ser cómo entiende Oviedo la sustitución, según declaraciones realizadas ayer por su portavoz Alejandro Velázquez. "Para la felicidad del Paraguay", dijo el portavoz, cuando Cubas ocupe la jefatura del gobierno, "rectificará la arbitrariedad (de la Corte Suprema de Justicia paraguaya) y cuando estemos en el Senado lo vamos a apoyar".

La Constitución paraguaya prevé la posibilidad del indulto presidencial para los condenados. Esta norma se limita a los presos comunes, y no a los delitos del código militar. Pero Oviedo confía en que, hecha la ley, las soluciones después sobran. Y la historia más reciente del Paraguay parece darle la razón. Entre tanto, su abogado anunció ayer que apelará la sentencia del tribunal supremo nacional ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

 

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