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LAS PROPUESTAS SOBRE PROSTITUCIÓN:

DE LA PROHIBICIÓN TOTAL A LAS REGLAS

El vicejefe de Gobierno porteño presentó su proyecto que prohíbe la oferta sexual callejera. Los bloques mayoritarios, en cambio, están por consensuar una propuesta según la cual las prostitutas deben alejarse de las casas.

Según la propuesta más aceptada, las prostitutas deben ofrecerse a más de cien metros de casas, iglesias y templos.
Otra idea sugiere una mediación obligatoria para que vecinos y prostitutas acuerden lugares y formas.

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Por Cristian Alarcón

t.gif (67 bytes) La prostitución callejera sigue provocando un combate de propuestas encontradas entre el Ejecutivo y la mayoría de las fuerzas políticas de la Legislatura porteña, incluido el propio radicalismo. Ayer, en la Comisión de Seguimiento del Código de Convivencia se sumó un proyecto prohibicionista del vicejefe de Gobierno, Enrique Olivera. El Ejecutivo de esta manera le dio una vuelta de rosca a la idea oficial de eliminar la actividad de las meretrices en la vía pública. "Cambiamos el enfoque, ahora el bien jurídico protegido es otro, el de la tranquilidad del vecino", le explicó a Página/12, el funcionario quien se reunirá con los diputados de la comisión el próximo viernes. Lejos de verlo con buenos ojos, los planes de los legisladores de todos los bloques mayoritarios apuntan a no cercenar el empleo sexual, sino a limitarlo para que no afecte los portales de las familias de Buenos Aires, escuelas, sinagogas, iglesias o templos.

El revuelo que ha provocado la derogación de los edictos --arma con la que la policía preservaba el control sobre prostitutas cobrando cánones para dejarlas trabajar-- llevó a los legisladores a apretar el acelerador de la resoluciones. Así, la comisión que tenía 180 días desde la sanción del nuevo Código para definirse pretende achicar los tiempos a 90 días totales. Eso significa que en diez días más deberá estar elaborado un despacho de la comisión en el que se proponga a la ciudadanía una salida al conflicto meretrices-travestis-vecinos. Los legisladores buscan consensuar en una semana una idea que conforme a estos últimos, sin penalizar la prostitución. Ayer todos los bloques rechazaron la intención de Gustavo Beliz de que se trate sobre tablas su proyecto para terminar con la oferta callejera. "Es un intento de pasar por encima el trabajo de esta comisión", coincidieron.

Entre los estudios en marcha, la legisladora Liliana Chernajowski trabaja con un equipo de abogados en la elaboración de un texto cuya idea central es: las prostitutas no pisarán la vereda de su casa. La intención es que se permita el trabajo sexual, pero sólo a por lo menos 100 metros de cualquier vivienda familiar, o institución que pueda sentirse afectada por la visión de un trato entre cliente y prostituta. En palabras de la legisladora, la búsqueda no apunta "a una reglamentación como la que existe en otros países donde se legalizan los prostíbulos, se hace un control sanitario, etc. Acá se trata de prohibir determinados lugares y no otros, simplemente eso". Chernajowski adelantó que la Comisión de Seguimiento citó al superintendente de Seguridad porteña, Luis Santiago Fernández, para una reunión el próximo jueves. "Intentaremos aclarar que no hay un vacío legal, que la policía tiene normas que pueden controlar la situación, y evitar la virtual huelga de brazos caídos que exagera la situación actual", dijo la legisladora.

"Aceleramos todos los plazos y la intención es consensuar además de pedirle a cada organización o institución de la ciudad que opine sobre las soluciones. Si no nos ponemos de acuerdo elevaremos dictamen de minorías", aclaró a este diario el presidente de la comisión, el radical Facundo Suárez Lastra. El legislador, uno de los radicales que militan por la no penalización del trabajo sexual, está convencido de que se acordará un punto intermedio. En línea paralela a la propuesta de Chernajowski, el radical Cristian Caram elevó ayer la propia. Coincide en que "se reglamente o sancione por fuera de los lugares permitidos". Y añade, como método para definir los espacios habilitados y los que no, la Mediación Social Obligatoria. De esa manera, reunidos vecinos y trabajadoras del sexo acordarían las calles a ocupar por las polleras cortas y los pantalones estrechos.

En una senda, no lejana de las anteriores, pero con diferente concepto del espacio público, está trabajando un equipo coordinado por el presidente del bloque del Frepaso, Raúl Zaffaroni. El ex juez planteará un eje para tratar no sólo el ofrecimiento público de sexo, sino todos los conflictos que puedan surgir en el espacio común de los porteños.

 


 

TAMBIÉN QUIEREN EL ACECHO

t.gif (67 bytes) El proyecto presentado ayer ante la Comisión de Seguimiento del Código de Convivencia por el subjefe de Gobierno, Enrique Olivera, incluye, además de la prohibición del comercio sexual callejero, el agregado del nuevo artículo que penaliza "el acecho". La nueva figura vendría a reemplazar, con otro criterio, al ya inexistente "merodeo", que se pagaba con la detención, si la policía consideraba que una persona rondaba un lugar con malas intenciones, lo que era una herramienta de la fuerza para detener a mansalva. "Eso era anticonstitucional, pero nosotros proponemos la versión del acecho, donde en lugar de plantear que se sospecha de una persona, por sus características, se sospecha o previene de alguien por la actividad que realiza: acechar."

En el diccionario dice que acechar es vigilar a alguien con un fin determinado o "amenazar algún peligro". El criterio de Olivera es justamente prevenir las "salideras" de los bancos, o de los negocios donde son asaltados clientes con billeteras recién cargadas. "Sólo se procede si es clara la actividad que realiza el sospechoso --explica el creador del proyecto--. Si alguien sigue a una chica porque es linda, no se lo va a detener. Tampoco se trata de vivir en una ciudad aburrida", bromea. El texto del proyecto no es tan amplio. Sólo permite el seguimiento de alguien para "una investigación legítima de un organismo público de seguridad o de los medios periodísticos".


UN POLICÍA Y 150 MIL PESOS

t.gif (67 bytes) El cabo Daniel Ibaro dice que no se tentó. Que ninguna idea extraña asomó por su cabeza cuando vio que de un camión de Juncadella caía una saca cerrada. El paquete tenía nada menos que 150.000 pesos en efectivo y el policía lo devolvió sin abrirlo. Cuenta que así le enseñaron a hacerlo en la Policía Federal. Ayer se ganó el apodo del "policía honesto".

Ibaro estaba de guardia en la esquina de las avenidas Ramos Mejía y Antártida Argentina, Retiro, cuando la saca cayó de un camión de caudales de la empresa Juncadella, que insólitamente circulaba con las puertas abiertas. El cabo llamó a dos testigos, labró el acta y dio aviso a la seccional de la zona. El chofer del camión, desesperado por la ausencia de la saca, llegó poco después a la comisaría y para su alivio recuperó la bolsa intacta.

El dinero estaba distribuido en dos cajas plásticas que se usan para reponer el efectivo en los cajeros automáticos de la red Banelco. Ibaro, casado y con dos hijos, gana 800 pesos por mes. Dice que cualquiera de sus compañeros habría actuado igual.


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