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Por Pablo Ferreira La Secretaría de Industria, Comercio y Minería ha descubierto que la mayoría de las cadenas de hipermercados --como Jumbo, Tía y Wal Mart-- hacen figurar en la publicidad y en las góndolas precios de productos que los consumidores terminan pagando en las cajas a un valor más alto. Las diferencias que detectaron los inspectores oscilan entre 4 y un impresionante 38 por ciento. Y abarcan una gama amplísima de artículos de consumo masivo desde harina, galletitas y gaseosas hasta vinos, jabones y guardapolvos. La información a la que pudo acceder Página/12 indica que a esas irregularidades se le suma, además, la práctica --aún más generalizada-- de hacer ofertas de artículos que finalmente no están disponibles cuando los consumidores pretenden adquirirlos. Los híper consultados por este diario prefirieron el silencio antes que dar su versión sobre las actuaciones realizadas por Industria. La investigación a los híper y supermercados, que ya controlan más del 50 por ciento de las ventas de alimentos del país, está en manos de la Subsecretaría de Comercio Interior, que comanda Marcelo Garriga. Este funcionario había anticipado anteayer, en una entrevista concedida a este diario, que su organismo estaba trabajando para controlar si había diferencias entre "el precio en góndola o de la publicidad con el de las cajas". Y aseguró que era "uno de los temas que venimos siguiendo y que nos preocupan porque la gente no puede chequear cuando lleva los productos a las cajas". La facturación en los siete mayores híper superó los 7500 millones de pesos el año último. Entre los grandes centros de ventas que fueron encontrados en infracción por el organismo oficial, figuran Wal Mart, Makro, Tía, Jumbo, Ekono y Supermercados Tanti, entre otros. En los tres primeros, los inspectores levantaron actas por diferencias de precios al momento de pagar, en tanto en los restantes la infracción fue la carencias de stocks de los productos que mantenían en oferta. La mayor diferencia de precio la mostraron los bizcochos con grasa: en uno de los híper investigados figuraban a 0,69 pesos el kilo, pero se terminaba pagando 0,95 como en cualquier panadería. En otro el vino de 1,19 en la góndola se cobraba 1,24 (22 por ciento más) y los guardapolvos tenían variaciones (en este caso respecto de las etiquetas) de 11 a 25 por ciento, porcentaje este último correspondiente a los talles menores, que son los más vendidos. Otros casos registrados por los agentes fueron el paquete de harina (10 por ciento de diferencia), la botella de litro y medio de gaseosa pasaba de 1,29 a 1,45 (12,4 por ciento) y los desodorantes de 2,7 pesos, cuyo valor en caja trepaban a 3,3 (22,2 por ciento). Entre otros productos con diferencias aparecieron diccionarios, repuestos de hojas para carpetas, mermeladas, galletitas, salchichas, mayonesa, arroz, cremas y desodorantes. En tanto la lista de artículos en oferta usados como gancho para atraer consumidores a las redes tendidas por las góndolas abarcan un espectro que va desde jabones de lavar, ceras para pisos y lavandina hasta la leche, el puré de tomate, cereales, vino, cerveza y whisky. Esta práctica de los híper sorprendió a los expertos del sector consultados por este diario, para quienes "es imposible" que ocurran estos fenómenos porque --dicen-- la estrategia de las cadenas se asienta en dar los mayores beneficios al consumidor. El inicio de los rastreos data del mes de febrero. Los cotejos de precios y el chequeo de las ofertas, que se realizaron en toda la región metropolitana, siguieron en marzo y parte de este mes. Ahora, según aseguró una fuente a la Dirección de Lealtad Comercial, los controles serán intensificados para transformarlos en rutina. Y precisó que la ley prevé por estas irregularidades sanciones hasta 500 mil pesos.
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