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UN INCREIBLE RELATO DE VIDA, DE LA NEGACION A UN DESCUBRIMIENTO

LA JUDÍA QUE ERA DUEÑA DE AUSCHWITZ

Nunca quiso recordar su pasado, hasta que éste volvió con una fuerza y una violencia inesperadas. Esta es la increíble historia de una Frank, no Anna sino Zypora, y lo que acaba de descubrir a los 62 años.

Estos son algunos niños del campo de concentración.

También lo era Zypora Frank, pero decidió negarlo.

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THE GUARDIAN DE GRAN BRETAÑA

Por Peter Lennon   Desde Londres

t.gif (67 bytes) Zypora Frank siempre fue clara sobre su posición: ella no es una Niña del Holocausto, ella es una Niña Sobreviviente. Esta distinción fue importante cuando, habiendo salido de Polonia en 1939 y sobrevivido un tiempo en un campo de concentración siberiano, la familia se estableció en Palestina en 1947. "El pueblo de Palestina era luchador --dice-- y estaban avergonzados de los desamparados refugiados del Holocausto, aunque hubo muchos actos individuales de valentía. Así que era importante que fuéramos sobrevivientes y no víctimas."

Por cierto, debía suprimir todo su pasado. Una vez que la familia llegó a Palestina, la madre de Zypora dijo: "Olviden el pasado. Toquen un botón y se ha ido". Cuando ella hacía preguntas --"¿Tuve una infancia infeliz? ¿Tenía juguetes?"-- sus padres decían: "¿No te acuerdas? Olvídalo. Ahora eres una sabra (nacida en Israel)".

Después de medio siglo de secreto de familia, Zypora Frank descubrió que había todavía otro terrible secreto. Como muchos judíos que hoy que tratan de reclamar el oro nazi, Zypora salió a buscar su herencia en Polonia. Tuvo más éxito que la mayoría, pero el éxito produjo su propio horror. Descubrió que su madre era propietaria de parte del campo de Auschwitz.

La verdad comenzó a aparecer en 1987 cuando Zypora, una maestra de escuela de 62 años ahora, les dijo a sus padres que se iba en una gira con otros maestros a ver los campos de la muerte. "Te prohibimos ir", le dijo su padre. "Pero no estoy pidiendo permiso ni dinero --replicó ella--. Voy a ir."

Ella sospechaba que su madre estaba atormentada por la culpa por haber dejado atrás a su familia, que murió toda en el campo. Pero al día siguiente sus padres aparecieron con documentos que establecían el derecho de su madre a la propiedad en Chrzanov, un pueblo polaco cerca de Auschwitz. Zypora sabía que su abuelo poseía una fábrica a unos 10 minutos de automóvil fuera de la ciudad. Los documentos no mencionaban los campos.

En 1946, la familia había tratado de establecerse nuevamente en su ciudad natal. Pero cuando los polacos comenzaron a quejarse de que "los rusos nos sacan nuestro acero y petróleo, y sólo nos mandan judíos a cambio", y luego algunos judíos fueron asesinados en un pueblo cercano, decidieron irse nuevamente.

Cuando el gobierno alemán anunció su voluntad de pagar una indemnización, la madre de Zypora había dicho: "Dinero ensangrentado. No quiero hablar de eso. No quiero reclamar nada. Olvídense". Ella misma olvidó. Se murió de Alzheimer y en sus últimos días le tomaba la mano a su hija y se la besaba y lloraba, pensando que era su hermana muerta. El padre de Zypora murió un año más tarde; paralizado por un ataque, no podía hablar. Así que el silencio sobre la propiedad de la tierra en Auschwitz fue completo.

Sin embargo, cuando el marido de Zypora también murió, ella decidió investigar su pasado. Encontró un documento en una vieja caja y, para su sorpresa, descubrió que, en el breve período en 1946, cuando habían regresado a su hogar en Polonia, su madre había logrado registrar todas las propiedades de su padre, Joseph Meltzer, a su nombre. La propiedad estaba ahora bajo el nombre de casada de su madre, Jacoby. Pero todavía no había indicación alguna de que hubiera una relación con el campo de concentración.

Cuando Frank regresó a Polonia, hubo dificultades para establecer cuáles lotes de terreno pertenecían a la madre. "Los polacos tenían nuevos números para los lotes de tierra --dice-- pero pudimos conseguir fotografías aéreas del área tomadas por aviones aliados de reconocimiento en 1944 o 45". Su abuelo había sido socio de una fábrica de tejas y al principio parecía como si la fábrica hubiese estado separada de Auschwitz por un camino. Luego llegó la confirmación de que Auschwitz era parte de la propiedad. Zypora y su hermano son ahora los propietarios legales.

"Cuando supe que era dueña de parte de Auschwitz --dice Zypora--, me quebré en pedazos. Había abierto una caja de Pandora y había encontrado más que lo que buscaba. No puedo explicar cómo me sentí. Era irracional: en alguna manera me sentía responsable".

El socio de su marido conocía a un productor de documentales en Gran Bretaña e insistió en que ella le contara la historia. Las últimas etapas de su búsqueda fueron con la ayuda de un equipo documental de Canal 4, quienes la llevaron de vuelta a Polonia y filmaron el momento de la prueba final. "En un momento, los escuché hablando sobre la calidad de la luz, la calidad del sonido --dice Zypora--. Los hubiera podido matar. Les dije, para ustedes esta experiencia es sobre ratings de televisión. Para mí es la vida real, mi vida".

Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

CUANDO LA ESTRELLA DE DAVID ENTRO EN LOS CAMPOS DE LA MUERTE
ESTREMECEDORA CEREMONIA EN AUSCHWITZ

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Los niños judíos, más de medio siglo después

"Casi se puede sentir el terror paralizante."

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Netanyahu, en el centro, entra en el campo.

Los carteles conmemoran los 50 años del Estado.

t.gif (67 bytes) "Aquí, justo en este lugar, arrancaron bebés de los brazos de sus madres y los lanzaron a los hornos. Casi se puede escuchar cómo salen del suelo los alaridos de las madres y se puede sentir el terror paralizante de los niños." Estas palabras fueron pronunciadas ayer por el premier israelí Benjamin Netanyahu en lo que fuera el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, tras encabezar la llamada "Marcha de los vivos" en tributo a los seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto nazi y a los sobrevivientes que ayudaron a construir el Estado judío hace 50 años. 7000 jóvenes judíos y 1000 sobrevivientes del Holocausto participaron de la marcha, que tuvo el momento fuertemente simbólico del paso de los vivos, encabezados por el primer ministro del Estado judío, y sosteniendo en alto la bandera con la estrella de David, debajo del infame y cínico cartel que preside la entrada al campo, y en que se lee en alemán: "El trabajo libera".

Netanyahu comenzó su discurso mientras se cubría con un manto judío para orar y recitó: "¡Escucha, oh Israel! El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno", una reafirmación de fe que canta el pueblo hebreo cuando se encuentra en peligro de muerte. "Pese a todo y después de todo, en la guerra entre la maldad nazi y el pueblo judío, nosotros vencimos", dijo el primer ministro, escoltado por la guardia de honor israelí. "Ha pasado más de medio siglo y todavía escuchamos los últimos gemidos y las plegarias finales de nuestros hermanos y hermanas, de nuestra propia carne", agregó, cerca de las ruinas de las cámaras de gas y los hornos crematorios de Birkenau. Netanyahu también fue enfático al señalar que el Holocausto hubiera podido evitarse de existir Israel, que este año cumple su primer medio siglo.

 

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