"LOS VENDIDOS ESTÁN EN LOS TRES PODERES"
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POR JULIO NUDLER --En el mundo se habla ahora del "crimen económico". Hay gente a la que le parece un poco fuerte... --A mí sólo me parece un anglicismo. Crime significa en inglés delito... --Perfecto. Pero insisto con que hay crímenes económicos. Son crímenes porque a la gente le matan las esperanzas, el futuro. Además, si por un delito económico se muere gente por mala atención o por falta de auxilio, ¿no es un asesinato? Creo que la venidera será la década de la ética, aunque esto pueda parecer delirante, como parecía la cuestión ecológica hace treinta años. --Quizás, en lugar de la ética, lo que se venga sea un nuevo pacto político para limitar la revisión de los actos corruptos... --No lo creo. Además, un pacto sólo podría postergar la revisión pero no impedirla. Siempre habrá algún quebrado, algún arrepentido que desatará un efecto dominó. El mundo está buscando armar una cadena contra la corrupción, no por cuestiones morales y éticas sino por conveniencia. --¿Qué conveniencia? --La de transparentar ciertas situaciones que se están tornando inmanejables, como el lavado de dinero, el narcotráfico. Esa cadena no puede permitirse tener un eslabón podrido. --¿La Argentina es un eslabón podrido? --Por supuesto, al igual que otros países periféricos. Según el ranking de Trasparency International, los argentinos no vamos mejorando sino empeorando. --¿Con un Estado cada vez más chico hay cada vez más corrupción? --No. Lo que hay es más conciencia y más noticia de la corrupción. Durante el Proceso había sin duda más corrupción que hoy, pero no se podía informar sobre ella. Además, hoy hay más comprensión de cómo nos afecta. --¿Qué piensa de la renegociación directa, sin licitación, de pliegos y contratos con Aguas Argentinas, TBA y otras empresas de servicios públicos? --Le sugeriría fijarse en las declaraciones impositivas de las empresas privatizadas. Muchas de ellas no pagan, además de recibir subvenciones. --¿No pagan? --Según sus declaraciones juradas, sus ganancias son cero. No tienen ganancias. --¿Y usted qué cree? --Que tienen. Por supuesto que tienen. --Pero son empresas grandes. ¿Cómo camuflan las utilidades? --Eso es muy fácil. El secretario de Hacienda, Pablo Guidotti, dijo hace poco que, de las 1600 empresas que son grandes contribuyentes, la mitad declaró a la DGI que no tuvieron beneficios durante 1997. ¡La economía creció 8 por ciento, pero 800 empresas grandes no ganaron nada! --Uno debe deducir entonces que todo su valor agregado son salarios, porque el capital no genera ninguna renta. --La nómina salarial blanca de todo el país está en el orden de los 38 a 40 mil millones anuales. Es decir, sólo un 12 por ciento del PBI. Parece que abundan los autónomos, rentistas y jubilados. Casi nadie trabaja en relación de dependencia. --Volviendo a las grandes empresas, ¿cómo se le escapan a la DGI? Y sobre todo las de servicios públicos, que obviamente facturan en blanco... --La DGI está haciendo un trabajo titánico, pero con herramientas del siglo XIX, mientras el fraude usa métodos del siglo XXI. Es una lucha despareja. El resultado es que la evasión es similar a las exportaciones. En esta situación, no creo que la economía sea sustentable. Además, hay que recordar siempre que ni los jubilados, ni los asalariados ni los desocupados evaden impuestos. Tampoco se puede explicar la evasión por la panadería, el kiosco o el taxi. --En todas las empresas de servicios públicos hay fuertes socios internacionales. ¿También evaden en sus países? --Están en el borde. Gastan más en contadores que les evitan pagar impuestos que los impuestos que deberían pagar acá. --¿El ardid consiste en inflar costos? --Por supuesto. --Pero, si inflan costos para esconder ganancias, estas ganancias aparecerán en los balances de sus proveedores... --Las ingenierías financieras que se utilizan hoy en el mundo para evadir impuestos y lavar dinero son muy sofisticadas. No hablemos de la Argentina. Fíjese lo que ocurre en Chile. Santiago tiene una muy buena red de subterráneos, y además un montón de colectivos que circulan casi vacíos, aunque al final del día resulta que cortaron muchos miles de boletos. Conclusión: pagan impuesto sobre dinero que están lavando, y así logran blanquearlo. --¿De dónde proviene esa plata? --La gente asocia dinero negro con narcotráfico, y en buena medida es cierto. Pero el 35 o 40 por ciento es dinero de coimas. El problema lo tenemos encima nuestro: según se calcula, un 20 por ciento del dinero negro que se blanquea en todo el mundo se lava en la triple frontera. --¿Quién calcula eso? --Los organismos internacionales que se dedican al tema fraude, corrupción, delitos económicos. Obviamente son estimaciones. En esto no hay facturas ni recibos. --¿Y el caso IBM, que también es una gran corporación? --En el mundo se estudia el caso IBM-Banco Nación, IBM-DGI, IBM-Provincia de Mendoza, IBM-Lomas de Zamora porque es un leading case. No hay congreso internacional donde alguien no hable de esto porque en ese caso está metido todo. Incluso porque, de no haber habido sobreprecios, también habría constituido un acto de corrupción, ya que el sistema provisto no servía. --¿Por qué no se combate con más eficacia la evasión en la Argentina? --Porque para eso hay que tener la cola muy limpia. --¿Qué quiere decir? ¿Que un evasor no puede eliminar la evasión? --Lo está diciendo usted. (Risas.) Hay mucho dinero en juego en todo esto. --¿Cuál sería la consecuencia de bajar la evasión a niveles tolerables? --Tendríamos un sistema más equitativo. Podrían reducirse las alícuotas. Los mercados serían más transparentes. --¿Cuántas empresas se fundirían? --Esta es una concepción algo errónea. Reconozco que hay gente que entre la inflación y la evasión nunca tomó conciencia de que su negocio no es viable. Pero esos casos no constituyen la masa crítica de la evasión tributaria. --Esto significa que cuando Carlos Silvani quiere avanzar sobre la gran evasión choca contra obstáculos. --Le está pasando, por ejemplo, con el freno de la Justicia a los casos denunciados por la DGI. El también está tratando de establecer una cadena de cumplimiento impositivo, pero hay eslabones podridos. En general en el mundo, y en particular en la Argentina, la ilegalidad maneja un poder económico tan grande que puede comprar conciencias, tapar agujeros. Todo lo que se recaudó con las privatizaciones fueron unos 28 o 30 mil millones, más o menos lo mismo que lo que se evadirá este año. Nos estamos fumando un Correo cada dos días, y sin feriados. --¿Dónde están los que se dejan comprar por los delincuentes económicos? ¿Están en la Justicia, en el Poder Ejecutivo, en el Parlamento? --Están en todos lados, pero no voy a aprovechar esta entrevista para dar nombres. --Podría. --¿Quiere que me tenga que ir del país? Mejor miremos algunas cifras. La evasión impositiva del sector carnes es igual al presupuesto de la Policía Federal, y es la mitad del servicio anual de la deuda pública de todas las provincias. Tal vez sin evasión el precio de la carne sería más alto, pero la prioridad es que no haya evasión. --Quizás en el largo plazo tendríamos más y mejor oferta de carnes porque el sector atraería más inversiones. --Por supuesto. Además, si no hay control impositivo, tampoco lo hay sanitario. ¿Qué clase de carne estamos consumiendo? Es posible que sin evasión deberían cerrar unos cuantos frigoríficos, pero hay que asumir ese riesgo y transparentar el mercado. --Volviendo un poco a lo anterior. Usted invitó a Raúl Granillo Ocampo a pronunciar la disertación de apertura de las Jornadas sobre fraude. ¿No está cayendo en un doble discurso? --No. El es el ministro de Justicia. --Pero usted no cree que esté haciendo bien su trabajo. --Creo que su trabajo se puede mejorar muchísimo. Yo respeto las instituciones. Quisiera tener mejores ministros de Justicia, senadores, diputados, pero sé que tengo que pagar el costo de la inestabilidad democrática que sufrió la Argentina. --¿Qué piensa de los bancos? --Los bancos son capitalistas para sus ingresos y socialistas para sus pérdidas. La plata que entra es de ellos, pero la que no entra se la cobran a la gente que paga. Dentro de la tasa de interés que uno paga en su tarjeta de crédito o por un descubierto, está metido el quebranto ocasionado por los que no pagan. Es decir: como yo cumplo, me hacen pagar por los que no cumplen. El banco me transfiere su ineficiencia. Creo no se le debería permitir hacerlo. No es ético. --No hay muchas cosas éticas en ese negocio... --Yo creo en los premios y castigos. Uno acá ve que para los evasores siempre hay un perdón, y a los que libran cheques sin fondos se les dicta un olvido. Por otra parte, si para rehabilitarme como usuario de cheques debo pagar 3000 pesos, la norma sólo es rigurosa con los que no tienen esa plata. Si el presidente de una textil comete el diez por ciento de los ilícitos que comete el presidente de un banco le decretan la quiebra fraudulenta. Al banquero ven cómo ayudarlo a fusionarse o a vender. --¿Le parece bien que cada banco reciba una calificación y que ésta se haga pública? --No creo que este sistema ayude a la transparencia. Un banco cambia en 24 horas. Puede hacer por ejemplo lo siguiente. Cuando le va a venir una inspección o una calificadora, toma las miles de tarjetas que tiene inactivas y les carga créditos de diversos montos. Con ello eleva su activo y su patrimonio. Cuando se va el inspector, el banco pasa todos esos créditos a quebrantos como si fueran incobrables. Por eso cuando uno mira los índices de morosidad en el sistema, nunca encuentra ningún banco en el promedio.
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