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POR EDUARDO FEBBRO Desde París El mejor amigo del liberalismo es también su más eficaz confesor. Un informe especial encargado por el Parlamento Europeo y que circula desde hace varias semanas en secreto describe en todos sus escandalosos detalles la manera en que EE.UU. y algunos de sus aliados anglosajones espían las llamadas telefónicas, los fax, el correo electrónico y los chats del mundo entero. El dispositivo norteamericano se llama Escalón, fue creado en 1948 con el fin de espiar a la Unión Soviética y adaptado luego en función de la realidad del mundo. Desde la caída del Muro de Berlín, Escalón es la escalera que le permite a EE.UU. subirse a las habitaciones más secretas y extraer las informaciones necesarias que luego utiliza en el conflicto que reemplazó la Guerra Fría: la guerra económica y tecnológica. "Ese sistema de vigilancia global cubre la totalidad de planeta y utiliza los satélites Intelsat que enlazan la mayoría de las comunicaciones telefónicas satelitales, los mensajes enviados por Internet, los fax y los telex. (...). Cinco naciones comparten los resultados de este trabajo: Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y EE.UU. como operador principal". Estas líneas pertenecen al informe del Parlamento Europeo "Evaluación de las técnicas de control político" publicado por el Comité de evaluación de las decisiones tecnológicas y científicas (STOA) y explican por sí solas tanto la preocupación de los europeos por el espionaje masivo como el alcance del "trabajo" que realiza el gran oído norteamericano. Trabajo cuyos frutos "compartidos" han podido poner en jaque unos cuantos contratos comerciales argentinos. En Francia, diputados y hombres de empresa no ocultan su indignación ante una traición inobjetable: EE.UU., a través de su aliado británico, dispone de millones de informaciones que trastornan el juego dinámico de la competencia. El presidente de STOA, el eurodiputado Alain Pompidou, señala que la tecnología Escalón "fue reforzada luego de la caída del Muro de Berlín y actualmente le permite a EE.UU. saber qué están haciendo los otros industriales y actores económicos". Lo que resalta del informe europeo es que, frente al monstruo Escalón, los otros instrumentos del espionaje industrial clásicos son un mero juguete. Por esta razón, Alain Pompidou recalca que a "semejante nivel de espionaje económico, el control ejercido por EE.UU. muestra que es urgente que los países europeos se doten de una política común a fin de que el intercambio de informaciones se haga mejor entre los países de la Unión Europea". Pese a la escandalosa violación perpetrada por los norteamericanos y los aliados, el eurodiputado acota que "es preciso llegar a elaborar con EE.UU. un código de buena conducta y de reciprocidad. No debe olvidarse que ese tipo de red de espionaje permite también luchar contra el terrorismo y la pedofilia". Escalón es una telaraña de vastas ramificaciones: permite filtrar hasta dos millones de conversaciones por minuto, que sean industriales,económicas, políticas o privadas... a través de los cinco continentes.Fruto del pacto de seguridad UKUSA --UK para Reino Unido y USA--, Escalón fue ideado por los cinco países ya citados con el propósito de "capturar" todas las informaciones posibles sobre la URSS y sus aliados. Lejos de haber caído en desuso con las transformaciones políticas que se produjeron a partir de 1989, el montaje fue reorientado hacia otros objetivos. Alain Pompidou precisa al respecto que "en los últimos tres años el alcance de Escalón fue amplificado gracias a las redes satelitales". Capaz de inmiscuirse en las comunicaciones hertzianas con total transparencia, Escalón funciona a partir de seis bases terrestres, de las cuales dos están instaladas en Gran Bretaña --Morwenstow y Memmith Hill--. Las bases transmiten luego las informaciones recogidas a la sede norteamericana de la NSA, la agencia para la seguridad nacional de EE.UU. Los seis operadores terrestres interceptan todas las comunicaciones gracias a los 25 satélites geoestacionarios Intelsat, los mismos que utilizan las grandes compañías telefónicas del mundo. Las bases trabajan también ligadas con los satélites espías norteamericanos Vortex, puestos en órbita por la NSA en los años 70. El informe del Parlamento Europeo hace hincapié no tanto en el engranaje tecnológico que conduce a la intercepción de las comunicaciones como en el uso que EE.UU. hace luego de esas informaciones. A la primera etapa de "captura" le sigue otra de una incalculable eficacia: luego del trabajo inicial de los satélites un conjunto de computadoras absorbe las informaciones que circulan y las filtran sirviéndose de una "palabra clave". Basta con que en una de las bases terrestres se haya "programado" la palabra "droga" para que todas las conversaciones interceptadas donde los interlocutores pronuncien la palabra "droga" sean filtradas y conservadas según una jerarquía preestablecida. El periodista francés Jean Guisnel, autor de un apasionante libro sobre el tema, Guerras en el ciberespacio, afirma que el trabajo de interpretación de las computadoras "va mucho más lejos que el simple hecho de activarse con una palabra. En realidad, esas computadoras son capaces de entender lo que se llama una información elaborada. Ni siquiera hace falta que los interlocutores pronuncien la palabra droga. Si el diálogo se orienta hacia ese tema las computadoras entienden el contexto general y lo seleccionan". Si en vez de "droga" se eligen otros términos ligados a la tecnología, la industria o al comercio el sistema Escalón se vuelve un "agente comercial" de gran utilidad para los aliados que se sirven de él. "Es evidente --señala Jean Guisnel-- que Escalón tuvo un peso considerable en la obtención de grandes mercados por parte de las firmas norteamericanas." Para el caso concreto de la Argentina, según precisa un diputado francés de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional, es obvio "que este país ha sido víctima de Escalón como lo fuimos nosotros. Pienso particularmente en la batalla por ciertos mercados agrícolas, donde la Argentina compite con Australia y Nueva Zelanda, dos países que, junto a Gran Bretaña y Canadá, se reparten el fruto del tesoro con EE.UU.". No hay ni la más vaga sospecha de ciencia ficción en lo que dice el diputado francés: sabe de lo que habla ---ver nota aparte--. Las modalidades operativas de Escalón van en esa dirección: una vez que la telaraña analiza los mensajes, estos parten directamente hacia la sede central de la NSA, en Maryland. Los norteamericanos conservan los que le son útiles y distribuyen el resto entre los otros miembros de la red. En las próximas semanas, el Parlamento Europeo ahondará su investigación sobre Escalón. La Comisión de las Libertades Públicas va a determinar en qué medida "Escalón afecta las libertades individuales y la democracia" y la Comisión Económica del Parlamento se pronunciará sobre las consecuencias comerciales del dispositivo. La Unión Europea tiene poder político para negociar con EE.UU. un código de buena conducta "entre espías". Los otros países pagarán el tributo de su dependencia.
ENTRE OTROS, ARGENTINA QUIÉNES PIERDEN POR E.F. "No hay un sólo hecho diplomático o militar que concierna a los EE.UU. en el cual la NSA --National Security Agence-- no esté implicada". John McConnel, director de la NSA, reconocía así en 1996 la mano invisible de la agencia en los asuntos del mundo. Al responsable le faltó sin embargo la cita de otro hecho: "Los asuntos económicos". Los franceses saben mejor que nadie los estragos que causa Escalón en la competencia por la conquista de mercados millonarios. Francia, en dos ocasiones, se quedó con las manos vacías por culpa de la red Escalón. La primera fue en 1994. En ese entonces, el primer ministro conservador Edouard Balladur había viajado a Arabia Saudita para firmar un "contrato histórico" de venta de armas y de aviones Airbus por un monto de seis mil millones de dólares. Sin embargo, fue y volvió sin nada: el contrato lo ganó la firma norteamericana McDonnell Douglas, enemiga de Airbus. Los servicios del contraespionaje francés acusan a Escalón de haberse inmiscuido en las discusiones --no hay que olvidar que capta incluso los mensajes difundidos a través de Internet, y, entre ellos, las comunicaciones codificadas entre las empresas y embajadas, y Francia está segura que gracias a Escalón los norteamericanos se enteraron en detalle de las condiciones financieras de la operación, con las coimas incluidas--. El mismo año de 1994 París perdió un segundo contrato millonario por causas similares. La NSA está detrás del escándalo que se produjo en Brasil cuando la empresa francesa Thomson-CSF negociaba con el gobierno un contrato para dotar a Brasil de un amplio sistema de radares. Los norteamericanos estaban al corriente de las comisiones ocultas pagadas por Thomson-CSF y, además de denunciar públicamente el caso, propusieron mejores condiciones. Como en Arabia Saudita con Airbus, Thomson-CSF se quedó en Brasil sin el negocio. Brasil firmó un contrato con la empresa norteamericana Raytheon. Los japoneses también vivieron una experiencia semejante. En 1997 perdieron el contrato de la renovación de la red telefónica de Malasia. La empresa estadounidense ATT hizo una mejor oferta y, desde entonces, Japón denuncia a EE.UU. por haber practicado "un espionaje desleal".
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