Por Claudio Zlotnik "El mayor problema que existe
en Santiago del Estero es que el gobernador Carlos Juárez cree que toda la provincia le
pertenece, incluso lo que es privado". La frase, hilada ante Página/12 por el
senador de la Alianza Javier Meneghini, coincide --palabras más, palabras menos-- con lo
que "off the record" sostienen empresarios que en los últimos tiempos
materializaron inversiones en Santiago. El punto culminante de los desencuentros entre el
gobierno provincial y las empresas tuvo lugar hace pocas semanas atrás cuando la
norteamericana Houston Industries Energy, concesionaria de la distribuidora eléctrica de
la provincia --EDESE--, solicitó arbitraje internacional en un organismo con sede en
Washington para defender sus intereses.
Antes de reclamar ayuda internacional, la compañía intentó
solucionar sus conflictos apelando, en dos oportunidades, a los oficios de la embajada
estadounidense. El propio cónsul de los Estados Unidos, Briant Salter, viajó a Santiago
del Estero a fines de junio del año pasado. Se reunió con Juárez pero, al parecer, su
testimonio fue desatendido. En el último día de 1997, los directivos de EDESE
denunciaron la "inseguridad jurídica" existente en la provincia y hasta
amagaron con marcharse.
El detonante de la explosiva situación fue una multa por un millón y
medio de pesos que el ente regulador que fiscaliza el sistema eléctrico en Santiago
impuso a EDESE por presuntas falencias en el servicio. Para la empresa, ese castigo casi
triplica al pautado en el contrato de concesión y, además, "no tiene ningún
fundamento técnico profesional".
Pero hay más. En su proyecto de Declaración, presentado ante la
Cámara Alta reclamando la intervención del Ejecutivo nacional en el caso, el senador
Meneghini formula otra denuncia: la "retención indebida, por parte de la provincia,
de subsidios federales que debían ser transferidos al concesionario". Ese subsidio,
destinado a desarrollar cinco usinas en el interior de Santiago del Estero, ronda los 300
mil dólares mensuales. Por otra parte, EDESE sufrió aumentos en el precio de los
combustibles, algo que estaba afuera del contrato de privatización rubricado en 1995.
Este no es el primer caso en el que una empresa extranjera reclama
arbitraje ante el Centro Internacional para el Arreglo de Diferendos Relativos a
Inversiones (CIADI). También lo hizo Lyonnaise Des Eaux, la francesa que en Tucumán
explota los servicios sanitarios a través de Aguas del Aconquija.
"En este tribunal, EDESE no sólo obtendrá la satisfacción de
sus reclamos, sino también la aplicación de multas al Gobierno. Y será el pueblo quien
finalmente termine pagándolas", advierte Meneghini. Esta no es la única mancha
sobre el gobierno del caudillo Juárez. El Banco Florencia, que ganó la privatización
del Banco Santiago del Estero, lidió un año y medio con los avatares provinciales hasta
que, recién ahora, sabe que podrá jugar sin cartas marcadas.
LA PAZ TRAS EL
ESCÁNDALO
Después de un año y medio de peleas y acusaciones cruzadas entre los
socios, por fin el Banco de Santiago del Estero encontró la paz. Hace poco más de una
semana, el gobierno de la provincia autorizó la fusión de la entidad con el Banco
Florencia, dueño del 75 por ciento del paquete accionario. La operación se cerrará en
40 días. El resultado de la unión llevará el nombre de Banco de Santiago del Estero
S.A.
El decreto del gobierno de Carlos Juárez debe entenderse como el punto
final de una guerra que empezó en octubre del '96, cuando los propietarios del Florencia
ganaron la licitación y se quedaron con el banco provincial. Desde entonces, y hasta hace
pocos días, los dueños del Florencia --encabezados por Alberto y Manuel Brunet, y Juan
Manuel Argentato en representación de capitales estadounidenses-- y el socio minoritario
en el consorcio adjudicatario, Néstor Ick --colocado allí por la provincia--, se
enfrascaron en una batalla que, cuanto menos, hacía difícil adivinarle una salida.
La pelea tuvo ribetes de escándalo, con acusaciones de "estafa,
fraude y asociación ilícita" por parte de Ick a los socios privados. Como en el
caso de EDESE, los dueños del Florencia denunciaron "inseguridad jurídica", lo
que promovió la presencia del cónsul de los Estados Unidos, Briant Salter.
Las cosas se fueron arreglando hacia principios de este año, a favor
de los buenos resultados que brinda el banco: un millón de pesos de utilidades por mes. Y
de la fortaleza financiera de los socios mayoritarios, los mismos que en 1997 vendieron
Algas a la española Repsol en casi 100 millones. "Fue una negociación dura. La peor
experiencia de mi vida", resumió ante este diario un representante de los socios
porteños, sin ganas de dar mayores detalles para no agitar más las aguas. |
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