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LA SOCIALDEMOCRACIA TRIUNFÓ EN ALEMANIA DISPARANDO CONTRA KOHL

En Sajonia, el estado de los desocupados, los socialdemócratas aprovecharon un voto castigo. Pero también ganaron los neonazis.

Un melancólico Christoff Bergner perdió en Sajonia.

Contra su partido gobernante reaccionaron derecha y centro.

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t.gif (67 bytes) En un avance espectacular dentro del año superelectoral alemán, los socialdemócratas triunfaron en los comicios regionales de Sajonia-Anhalt, el estado de los desocupados. Los resultados favorables con un 36,7 por ciento de los votos ponen al partido de centroizquierda de Gerhard Schroeder más cerca que nunca de la victoria final en las nacionales de septiembre. A esto se suma el dato alarmante del crecimiento de la extrema derecha de la Unión del Pueblo Alemán (DVU). Por primera vez desde la reunificación alemana de 1990, la extrema derecha entra en el parlamento de un estado en la ex Alemania del Este. Pero el centroizquierda y la extrema derecha ganan sus votos por la misma causa: el descontento con el régimen democristiano de Helmut Kohl que gobierna desde 1982 y --sobre todo-- con la tasa de desocupación de crecimiento endémico en la ex Alemania comunista (más de un 22,6 por ciento en marzo).

El Partido Socialdemócrata (SPD), opositor en el parlamento de Bonn, obtuvo su primer gran triunfo el 1º de marzo pasado en el estado de Baja Sajonia, cuyo primer ministro Gerhard Schroeder recibió ese mismo día el premio de ser proclamado candidato a la jefatura del gobierno federal. Las primeras estimaciones de los institutos de sondeos emitidas por la televisión demostraban un progreso soicaldemócrata del 4 por ciento con respecto a las de 1994. Y también una mayor asistencia a las urnas: ayer fue de un 70,5 por ciento frente a un 54, 8 en la elección anterior. Estas elecciones eran consideradas por la opinión pública como el calibre más ajustado para las nacionales de septiembre de donde saldrá el canciller. En la última encuesta del semanario Der Spiegel, el favorito de los alemanes es Schroeder, con su imagen al estilo del americano Bill Clinton y el británico Tony Blair: un 72 por ciento de las preferencias, sobre el 35 por ciento de que aún goza Kohl, patriarca de la reunificación.

El récord de desempleo que ostenta el estado de Baja Sajonia drenó votos de la juventud y del centro hacia la socialdemocracia. Pero el récord sobre todo explica el éxito sin precedentes de la extrema derecha, que dice tener respuestas más inmediatas para el problema, comprensibles por todos gracias a su simplismo. La extrema derecha protagonizó en el estado frecuentes incidentes de violencia xenófoba y partidaria. No siempre fueron suficientemente reprimidos o condenados, y su actividad les dio popularidad y visibilidad entre los jóvenes, de los que según los sondeos, recibieron en proporción más votos que otros partidos. Estos jóvenes son neonazis por desilusión y protesta más que por convicción con las virulentas proclamas racistas del partido, regido y financiado desde la católica Baviera por el multimillonario Gerhard Frey, de la industria gráfica, y autor de Quién es quien entre los judíos. Frey gastó casi dos millones de dólares en propagandas sencillas como "Fuera extranjeros".

Democristianos y socialdemócratas se echan mutuamente la culpa por el éxito de la extrema derecha. Para el secretario general de la democracia cristiana Peter Hintze, el izquierdismo del SPD polarizó a la derecha.El jefe de gobierno de Sajonia-Anhalt, el socialdemócrata Reinhard Hoeppner, esperaba que una amplia participación electoral vencería sobre la extrema derecha. Hoeppner conoce poco a los sajones: fue precisamente gracias a la participación multitudinaria y juvenil que la extrema derecha se va a sentar en el parlamento junto con los representantes de la socialdemocracia.

El gran perdedor es la Democracia Cristiana (CDU). El 21, 9 obtenido contrasta demasiado nítidamente con el brillante 34, 4 por ciento de 1994. Hasta los ex comunistas del Partido del Socialismo Democrático, un partido regional en la ex Alemania del Este, hicieron una elección notable con votos nostálgicos que los convirtieron en tercera fuerza local gracias a un 19,4 por ciento. Como con ningún otro partido, los resultados democristianos reflejan el descontento nacional con el gobierno de Kohl.

 


 

LA GUERRA DE LA ECONOMÍA

El gobierno de Kohl se encuentra con el peor desempleo alemán desde 1932, el mismo que llevó al poder al año siguiente al partido nacionalsocialista de Adolf Hitler. La semana pasada, el portavoz económico de los democristianos, Matthias Wissman, anunció las medidas con las que el partido quiere volver a fundar la economía social de mercado que marcó el "milagro alemán" de la posguerra. Y se dejan resumir en drásticos cortes de impuestos, donde los porcentajes máximos se reducen del 53 al 39, y los mínimos del 26 al 15.

A los "16 años de fracaso" democristiano, los socialdemócratas oponen un programa que es claro en su lenguaje, y donde el empleo es el único criterio. "Todas las medidas serán juzgadas por si ayudan a afianzar los puestos de trabajo", dijo Schroeder la semana pasada en un congreso de la social democracia en Leipzig organizado como espectáculo multimedia. El mensaje tecnocrático y juvenilista de Schroeder es aceptar a la globalización como oportunidad y no como amenaza. Queda por saber cómo.

La receta de Schroeder se parece en sus eslóganes al jefe de gobierno más joven de Europa, Tony Blair: "Renovación, justicia y modernización". Los carteles en la convención decían: "Estamos listos. El Poder de lo Nuevo". Entretanto, Kohl no se pierde ni una feria de tecnología para demostrar su familiaridad con las herramientas jóvenes del futuro.

 

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